No todas las mujeres son madres, pero todas las madres son mujeres. En realidad ser madre, ya sea física, psíquica o espiritualmente, es un rasgo inequívoco de la mujer.
En los últimos siglos el rol de la mujer ha estado siempre vinculado a ser devota esposa y sacrificada madre, no siempre por vocación, sino más bien por imposición cultural. No es extraño entonces que en la época de nuestras abuelas, o incluso de nuestras madres, la mujer que no se casaba ni tenía hijos despertaba en los demás compasión o una radical incomprensión. Incluso me atrevería a decir que en la actualidad aun se juzga a la mujer que no tiene hijos o incluso se demoniza a la que manifiesta abiertamente su deseo de no parir.
La maternidad posemos definirla como la simple acción de pasar un embarazo y al final de los 9 meses parir, o también podemos verla como el acto de dar amor, educación, herramientas para que el niño se enfrente a la vida y sobretodo que sea una buena persona, con o sin embarazo.
Ya en las mitologías más antiguas hay figuras maternas, las Diosas Madre, que no siempre han parido un bebe, sino que a menudo eran dadoras de vida o alimento físico y psíquico en un sentido más metafísico (más allá de cuerpos físicos).
Estas Diosas Madre son representaciones de la fertilidad, relacionadas con las cosechas y con la capacidad de la tierra de crear vida y alimentos. A menudo se habla de la Madre Tierra, femenina, que engendra y “pare” la vida que hay en ella.
La más bella palabra en labios de un hombre es la palabra madre, y la llamada más dulce: madre mía. Khalil Gibran
Del paleolítico nos ha llegado, entre otras, la Venus de Willendorf, descubierta a principios del siglo XX, con una antigüedad de más de 20.000 años, cuyas características físicas resaltan los atributos relacionados directamente con la mujer: caderas anchas, abdomen prominente, pechos grandes, etc. Es una imagen de fertilidad que representa por un lado los atributos de la mujer en relación con la maternidad física, y por otro lado es una Diosa Madre, la Madre Tierra, fértil y dadora.
En realidad, son muchas las Diosas que en diferentes culturas y mitologías han sido consideradas Madres y la lista es infinita. Algunas de ellas son madres tal y como lo entendemos y otras de manera más abstracta .
Buscando entre las Diosas Madre la lista es larga, pero algunas puede que nos suenen. La diosa griega Deméter era el arquetipo de la madre, del instinto maternal y también era la diosa de las cosechas, la que proveía de alimento, la “dadora” de vida y alimento.
En el Popol Vuh, el libro sagrado Maya, la joven Ixquic quedó embarazada del Árbol de Jícara y dio a luz a los dioses Hunahpú e Ixbalanqué. Ella es la Diosa Madre Maya. La diosa egipcia Isis era considerada como Diosa Madre, Diosa de la maternidad y del nacimiento y Fuerza fecundadora.
Las mujeres antiguamente se encomendaban a otras diosas, como Artemisa en Grecia, a la hora de parir. La historia de esta deidad es la siguiente: Artemisa era la hermana gemela de Apolo. Cuando su madre, Latona, estaba a punto de dar a luz, se refugió en la isla de Delos y allí alumbró en primer lugar a Artemisa. Después, ésta ayudó a su madre a dar a luz a Apolo durante nueve días y nueve noches en los que padeció terribles dolores. Por esto la diosa Artemisa era conocida considerada como diosa del nacimiento, a la que las parturientas oraban. Era conocida como “auxiliadora del dolor, a la que ningún dolor afecta”. También los Mayas tenían a su diosa de los partos, Ixchel. En la India era Shosti. Carmenta en Roma. Freyja en la mitología nórdica. Etc.
Pero la maternidad también se ha vivido por parte de la mujer de diferentes maneras a lo largo de la historia y en los diferentes lugares del planeta. Hoy mismo si miramos como se las arreglan las madres de los diferentes pueblos veremos que la crianza es totalmente diferente en Europa, Asia, África o América. Observando esta realidad y escuchando a algunos profesionales de la pediatría actual, podríamos creer que los métodos de las más primitivas tribus africanas son arcaicos o erróneos. Pero otros profesionales, después de observar a las madres de diferentes culturas y sobre todo a los bebes de estas, están demostrando que las normas o casi mandamientos en referencia a la crianza de los bebes probablemente está equivocada.
“Es amargo todo hombre que no haya dormido en el regazo de su madre” Gabriel Mistral
La historia reciente ha cambiado el mapa de las poblaciones y los roles madre-mujer se han visto irremediablemente trastocados. Cuando la mujer era excluida del trabajo, ya se la preparaba desde bien pequeña para asumir el rol de esposa y madre, con lo que no tenía acceso ni derecho a estudios o a tener un sueldo. En la edad media ser madre era a su vez un riesgo altísimo, pues la mortalidad en el embarazo y sobretodo en el parto era casi lo normal. Ya más cerca de nuestro tiempo, en la revolución industrial, este panorama empezó a cambiar pues la mujer en las fábricas podía tener un sueldo y algo más de independencia económica, pero seguía siendo altísima la mortalidad. De nuevo en las décadas siguientes la mujer retrocedió en derechos laborales lo que la relegó al papel de madre, pero en los años 60, con la aparición de los métodos anticonceptivos, por primera vez la maternidad fue algo deseado y buscado en el momento que la madre decidía (aunque aquellas personas de profunda religiosidad no los usaban por sus creencias). La mujer pudo retrasar la maternidad para formarse y trabajar.
Pero ahora nos encontramos con un gran dilema: la mujer que decide ser madre no puede serlo a tiempo completo por que en muchos casos ha de trabajar y aunque muchas mujeres africanas llevan a su bebe a cuestas todo el día, difícilmente se le va a permitir a la trabajadora de una oficina cargar con su hijo en su jornada laboral. Las políticas sociales de la mayoría de países desarrollados no permiten una conciliación de la vida personal con la laboral. Y debido al alto coste de la vida, normalmente no es posible dejar de trabajar para dedicarse a la crianza de los hijos ya que es necesario el sueldo. Ni siquiera es compatible un periodo de lactancia aceptable con el tiempo que se da de licencia maternal en muchos países a pesar de que la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que el periodo mínimo de lactancia aconsejable debería ser de 6 meses. En Suecia disfrutan de un permiso de maternidad de 96 semanas y ocupa el primer puesto en el ranking mundial. Noruega 52 semanas, España 16 semanas, en países latinoamericanos entre 12 y 18 semanas, en Qatar 50 días, en Japón 14 semanas, y en otros países asiáticos o africanos no hay ningún tipo de permiso. El país con menos tiempo es Singapur con 8 semanas y en Estados Unidos, 12 semanas que no son remuneradas en empresas de más de 50 empleados a menos que las leyes federales digan lo contrario.
Todos estos ingredientes hacen que hoy en día sea muy difícil llevar una crianza digna y con las necesidades afectivas del bebe bien cubiertas. Se obliga a dejar a los pequeños en guarderías desde bien pequeños con lo que el necesario vínculo con la madre se rompe casi desde el nacimiento. Además la moda existente en muchos lugares “civilizados” hasta hace bien poco era dejar a los bebes solos en la cuna desde el momento de su nacimiento, o se escuchaban comentarios del tipo: “no cojas en brazos a tu bebe si llora, que se acostumbra”, “es bueno que llore, para que se le desarrollen los pulmones”, “si ha comido y tiene el pañal limpio pero sigue llorando te está poniendo a prueba”…
El pediatra Carlos González, bastante conocido por sus libros y por su manera de entender la crianza, explica que a diferencia de lo que en ocasiones se les dice a los padres primerizos, es muy importante mantener un vinculo afectivo y sobretodo de contacto físico con el pequeño desde el momento mismo de su nacimiento. Un bebe jamás actúa por provocar o por poner a prueba a sus padres. Si llora es que algo le pasa. Diferente es que no sepamos identificar la causa, por lo que al menos nos queda el consuelo de un abrazo. Pero insiste en sus libros y en sus conferencias en la importancia de un trato amoroso por parte de la madre.
“Lo normal en la especie humana es hacer caso de nuestro bebé: cuando llora, cogerlo en brazos; si se despierta, consolarlo… Eso de ponerlo a dormir en una habitación aparte y no acostumbrarlo a los brazos se ha inventado recientemente” Carlos González
Jane Liedloff en su libro “El Concepto del Continuum” explica la importancia de mantener al bebé siempre cerca del cuerpo de la madre, participando de las acciones de la madre pero desde su posición de seguridad en brazos de mamá, lo cual le dará, a la larga, herramientas para actuar en su vida más adulta.
La figura de la madre para un recién nacido es su eje. Ella es su sustento, su consuelo, su abrigo. Ya decía Platón en la República cuán importante es la manera de educar al niño los primeros años de vida, siempre con amor y respeto.
Otro punto vital en la maternidad, siempre que no se decida lo contrario, es la lactancia. En los años 70 raramente se daba el pecho más de 2 o 3 meses, incluso socialmente dar el pecho más de 6 meses era casi una condena social a la mujer que lo hacía. En realidad las modas pediátricas marcaban que se debía dar el pecho cada 2 o 3 o 4 horas, según el profesional que tuviese el pequeño, y solo de un pecho cada vez, o 10 minutos de cada uno y no más.
Por suerte hoy en día cada vez es menos escandaloso ver a una mujer dando el pecho a su hijo, aunque se han dado casos en los que se ha multado a una mujer por “exhibicionismo” o se han clausurado paginas de redes sociales por poner una foto de una mujer dando de mamar a su bebe. Aun así, parece ser que poco a poco se está recuperando el sentido de la importancia de la lactancia en la alimentación de los recién nacidos e incluso se aconseja prolongar todo lo posible esta etapa. Una comadrona del Hospital de Sant Pau de Barcelona, Matilda, al preguntarle sobre el tema de la lactancia es tajante: “No se debe juzgar a nadie por su decisión de dar o no dar el pecho. Pero es lo mejor para el bebé”.
La OMS también se posiciona al respecto y considera de gran importancia que desde los hospitales se potencie la lactancia. La leche materna está especialmente indicada para los bebes, es decir, es el único alimento fabricado exclusivamente para ellos. Tanto es así que a los pocos minutos de nacer, el bebé busca el pecho de su madre si no le separan de ella.
La mujer como madre disfruta de momentos y situaciones únicos que nadie más experimenta. Evidentemente no significa que el padre quede excluido en esta ecuación, pero su función es otra. Matilda, la comadrona, insiste en algo: “los profesionales podemos dar las pautas a seguir, ayudar en algunas cosas o dar experiencia. Pero las mamás han de perder el miedo y seguir sus instintos. Ellas mejor que nadie saben lo que sus bebés necesitan y ellas mejor que nadie los conocen. La maternidad es algo precioso y personal y cada una ha de vivirlo”.
“Lo más importante para criar a un bebé no es decirle muchas veces te quiero, porque no lo entiende. Hay que demostrárselo: abrázale, bésale mucho y hazle sentir que estarías dispuesto a todo por él” Carlos González
Para saber más:
“Las diosas de cada mujer, una nueva psicología femenina” Jean Shinoda Bolen, Editorial Kairós.
“Bésame mucho”, “Un regalo para toda la vida”, “Mi niño no me come” Carlos González, Editorial Temas´ de hoy.
“Historical and Cultural Changes in the Conceptualization of Motherhood and their Impact on Women´s Identity” María Elisa Molina
“El Concepto del Continuum. En busca del bienestar perdido” Jean Liedloff, Editorial OB STARE