Arte — 11 de octubre de 2007 at 19:00

Promesas del Este, de David Cronenberg

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Llega a nosotros la nueva producción de David Cronenberg “Promesas del Este”. Un film aclamado por la crítica y que se llevó el máximo galardón en Toronto. De nuevo Cronenberg nos trae a un Viggo Mortensen en un thriller donde la mafia rusa establecida en Londres prepara el escenario para que surja el dilema de la lealtad.

En esta ocasión, Mortensen encarnará al chofer de una reputada familia de mafiosos que se enamora de una enfermera. Ésta comenzará a investigar la muerte de una muchacha menor de edad tras dar a luz en el hospital donde trabaja. Los oscuros secretos que se irán desvelando a partir de aquí, pondrá a los protagonista en la encrucijada que les hará enfrentarse no sólo ya a la injusticia que los hilos de poder van tejiendo a su alrededor, sino a sus propias sombras y oscuridades, las que hay dentro de cada uno, y a elegir al final efectivamente donde están las lealtades de cada uno.
No pretende ser una historia tierna, todo lo contrario, tal como ocurriera en “Una Historia de Violencia” Cronenberg nos trae una fábula moderna donde cada personaje esconde detrás de la máscara que adopta cotidianamente la verdadera naturaleza interior. Y como detrás de las historias más crueles en las que la vida se nos presenta muchas veces con toda su dureza, es donde verdaderamente vamos a encontrar las oportunidades heroicas que saquen a relucir nuestra verdadera identidad.

promesas_del_este_3.jpg Por lo demás, para los fans de Viggo Mortensen añadiremos que pasó bastante tiempo en Rusia aprendiendo no sólo el idioma, sino las costumbres y los usos, e incluso llegó a frecuentar los ambientes más turbios a fin de darle mayor credibilidad a su personaje, práctica bastante habitual en el actor. Para Steve Knight, el guionista, el proyecto en un principio surgió como un telefilm de una hora donde se investigará el tráfico de seres humanos controlado por europeos del Este, para más tarde convertirse en un largometraje que atraiga todas las miradas, tal cual ha ocurrido.
Por lo demás esperemos que el final, que parece que decae un poco, no arruine el resto de uno de los filmes más logrados de Cronemberg. La intensidad dramática de cada uno de los actores, salvo la ligera sobreactuación de Vincent Cassel, la tensión pausada del ritmo hasta la conclusión final, y sobre todo el extraordinario manejo de las emociones cual orquesta de su director, hace que mantenga al espectador aferrado a su asiento y en espera…
Esperemos entonces al 5 de octubre y disfrutemos los amantes del buen cine negro la vuelta al género por parte de uno de nuestros directores y realizadores más acertados. Seguro que su buen hacer nos hará vivir la magia del cine una vez más.

 

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