Culturas — 1 de junio de 2013 at 00:00

Los dos papagayos

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En un precioso día de primavera, mamá papagayo dio a luz a dos polluelos. Cada mañana ella salía a buscar alimentos para sus pequeños. Un día, cuando abandonó el nido, sus hijitos fueron capturados por un despiadado cazador. Uno de los polluelos fue vendido a un pirata, y el otro a un bondadoso ermitaño. El pirata y el ermitaño vivían en el mismo bosque, y ambos eran muy atentos con los papagayos, y decidieron enseñarles a hablar.
En un mediodía soleado, el rey fue a pasear por el bosque. Se separó de sus compañeros y, al regresar, perdió el camino. De repente, oyó gritar a un papagayo que estaba frente a él:
-¡Maestro!, ¡deprisa! Ha venido un hombre. Está solo, ¡mátalo, mátalo!
El rey se asustó, espoleó a su caballo y, al galope se marchó de allí. Un poco más adelante oyó a otro papagayo que cantaba:
-¡Maestro!, ¡deprisa! Ha venido un hombre. Está solo, ¡dale la bienvenida!, ¡dale la bienvenida!
El rey detuvo su caballo. El piadoso ermitaño salió de su cabaña para dar la bienvenida a su noble huésped, ofreciéndole fruta y bebidas, y luego le enseñó el camino que conducía a la salida del bosque.
Antes de despedirse de aquel buen hombre, el rey le contó su experiencia acerca de los dos papagayos.
–Dime, hermano, ¿cómo es posible que dos papagayos exactamente iguales en todos los aspectos, hablen de forma tan opuesta?
–Si vos conocierais sus historias no me lo preguntaríais –respondió el ermitaño.

Cuento persa, recogido y readaptado en el libro Panchatantra (“Cinco caminos de la sabiduría”), del siglo III a.C. Forma parte de uno de los libros de “Kelilé y Demné” (“Manual del saber y el actuar”) para príncipes y gobernantes.

 

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