La musicoterapia es el uso de la música con fines terapéuticos.
Su finalidad es ayudar al ser humano reestablecer dentro de sí mismo la armonía y la salud, tanto a nivel emocional y mental, como a nivel físico.
Un poco de historia
Ya desde la antigüedad se conocía el poder del sonido y sus efectos sobre las emociones y el cuerpo. Filósofos como Platón consideraban la música como materia de primer orden en la educación, a causa de que el ritmo y los sonidos son especialmente apropiados para adentrarse en el alma y conmoverla. De aquí yacía la importancia de que los sonidos fueran armónicos y saludables, ya que así también inspiraría en quien lo escuchase cualidades buenas, virtuosas y el gusto por todo lo bello.
Otro filósofo griego de gran importancia dentro de la utilización de la música con fines terapéuticos, y que ejerció una fuerte influencia en Platón, fue Pitágoras. En su escuela de Crotona, Pitágoras utilizaba la música para la sanación. Esta práctica la llamaba “medicina musical” y entre sus ejercicios con sus discípulos estaba el de escuchar la lira justo al levantarse, ya que apaciguaba los males del espíritu y les preparaba para el trabajo.
En Egipto, donde estudiaron ambos filósofos, la música también era utilizada como remedio curativo. De hecho, el signo jeroglífico de música es el mismo que para bienestar y para alegría.
Y si nos remontamos a las culturas chamánicas de todos los tiempos, encontramos cómo en sus rituales, los chamanes utilizan ritmos y sonidos repetitivos para entrar en estados elevados de conciencia. Hoy se ha comprobado que al utilizar estos sonidos se alteran muchas áreas sensoriales del cerebro que en estado normal no se alteran.
Estas y otras tantas civilizaciones como Mesopotamia, la India, Tibet y los Aztecas, han utilizado la música y los sonidos como mecanismo para alterar, estimular y equilibrar nuestros estados de conciencia. La musicoterapia no es una técnica nueva. El sonido ha sido empleado como método curativo desde hace millones de años.
¿Pero qué sonidos forman parte de nuestra vida?
¿Cómo nos afecta el sonido en nuestro devenir diario?
La influencia de los sonidos:
“En la tierra nada se presta tanto para alegrar al melancólico, para entristecer al alegre, para infundir coraje a los que desesperan, para enorgullecer al humilde y debilitar la envidia y el odio, como la Música.”
Martín Lutero
Los sonidos, como cualquier otro estímulo, producen un efecto en el cerebro, activando o desactivando ciertas zonas, y ejerciendo en nuestra conducta determinadas emociones y sensaciones. Se ha podido observar que la música estimula la zona cerebral que registra el placer y numerosos investigadores han medido los efectos fisiológicos de la música y han comprobado que reduce la presión sanguínea y el nivel de hormonas relacionadas con el estrés. También observaron que los sonidos producen cambios en nuestra respiración y en el ritmo cardíaco.
Sin embargo, no hace falta irnos al laboratorio para comprobar que las ondas sonoras pueden cambiar nuestros estados de ánimo y nuestras emociones.
Todos hemos notado alguna vez la pesadez que nos produce el escuchar música estridente o el ruido ensordecedor de los taladradores cuando hacen obras en la calle. Y también hemos notado la tranquilidad que nos da el canto de los pájaros y el murmullo de los ríos cuando estamos en la naturaleza. Estemos tristes, apáticos, preocupados o simplemente aburridos, nadie puede escaparse de la alegría que produce la divertida melodía de la música tirolesa o del espíritu guerrero que nos invade al escuchar las flautas y percusiones celtas. Innegable es que cada música produce en nosotros unos sentimientos, y que nos impulsa a imaginar determinadas situaciones o pensamientos. Es por lo tanto imprescindible saber escoger la música que inspire en nosotros los mejores sentimientos, que nos haga imaginar las mejores situaciones, y que en ella podamos reconocer todo aquello que es bueno y es justo, ya que como decía Platón, la música tiene el don de conmover nuestra alma, y según lo que escuchemos la conmoverá para bien o para mal.
¿Cómo hacer musicoterapia en nuestra vida cotidiana?
Actualmente, y con la creciente demanda de terapias alternativas por parte de la sociedad, existen gran número de centros formativos y terapéuticos, donde uno puede aprender las nociones básicas del funcionamiento del sonido con fines terapéuticos o donde puede recibir terapia a un precio bastante asequible. Sin embargo, si uno quiere beneficiarse del sonido sin tener que acudir a un centro formativo o a una terapia, tiene a su disposición miles de métodos y herramientas relacionadas con la música que puede aplicar en su vida cotidiana sin tener que hacer muchos esfuerzos:
Levantarse con música , cantar en la ducha, limpiar con canciones alegres y armoniosas, son buenas prácticas que nos ayudan a regular nuestro estado de ánimo para mantenerlo alegre y activo. Como dice el médico y terapeuta Juan José Lopera: “Uno de los usos cotidianos más simples y difundidos de la musicoterapia es la regulación del estado de ánimo. Utilizamos trozos musicales para alegrarnos en la depresión o para calmarnos en medio de estados de excitación producidos por la rabia, el estrés o el temor. La música, bien empleada, puede facilitar el contacto con bloqueos emocionales concretos y producir la catarsis necesaria para la resolución del conflicto”
También debemos ser nosotros mismos los responsables de escoger aquella música que nos produce bienestar y salud. Así pues, si tenemos un día bajo de ánimos no debemos alimentar estas emociones con música melancólica, y sí ponernos por ejemplo una música alegre que nos haga recuperar el equilibrio y el entusiasmo. Según algunos musicólogos la marcha fúnebre de Beethoven disminuye un octavo las pulsaciones del corazón, y los clásicos más curativos son Mozart, Bach, Vivaldi, los clásicos de la India y la música Taoísta. También se han hecho estudios sobre el empleo de determinadas piezas musicales para tratar dolencias concretas. Así el Canon de Pachelbel sería ideal para problemas de insomnio, el Sueño de Amor de Listz y la Serenata de Schubert para dolores de cabeza, o Las cuatro estaciones de Vivaldi para problemas de ansiedad.
Otro medio que está a nuestra disposición son las fabulosas melodías de la naturaleza.
El canto de los pájaros, el sonido del agua de una cascada, el susurro del viento, el murmullo de la lluvia. ¿Quién no disfruta ante estas maravillas que nos regala la naturaleza? No importa cuántas sean nuestras preocupaciones. Cuando estamos ante un hermoso paisaje y nos dejamos fundir en la hermosa melodía de la naturaleza, todo parece estar bien, como si reconociéramos en sus sonidos las leyes que rigen la vida, y supiéramos que ninguna situación, por mala que sea, puede escapar de la perfecta creación de la que formamos parte y que en ese momento estamos percibiendo.
Según la psicóloga Raquel Buznego: La musicoterapia es un arte, una ayuda para vivir mejor, trabajar mejor e incluso recuperarse de ciertas dolencias (…) La música está a nuestra disposición, podemos deleitarnos con ella cuantas veces deseemos, mejora nuestro carácter, libera nuestras emociones, nos moviliza, nos entretiene y nos divierte. Debemos pues, aprovechar esta herramienta para crear en nosotros las mejores ideas y los mejores sueños, porque somos los que imaginamos ser. Crear ideas buenas es plasmar acciones buenas tanto en nuestro presente como en lo que aún está por llegar.
Enlaces de interés:
http://www.sadhana.es/paina-sad/tesinas/musica_voz_yoga.html
http://www.saludparati.com/usica1.html