La solidaridad caminando de la mano de la risa
Cuando leemos, escuchamos o pensamos en palabras tales como risa, alegría, aplausos o espectáculos, en principio, ninguna de ellas nos parecería compatible con tales otras como catástrofes, hambrunas, violencia, miedo, desesperanza; sin embargo, esta combinación es posible y así nos los demuestran desde Payasos Sin Fronteras, una ONG de carácter humanitario en la que la solidaridad camina de la mano de artistas procedentes del mundo de las artes escénicas.
En situaciones donde el ser humano se ve desprovisto de los requerimientos mínimos para mantener una vida digna, las circunstancias a las que se ha visto abocado le están robando su tranquilidad, su sensación de seguridad y amparo, su paz; no sólo comida, bebida, ropa o medicamentos son los elementos primordiales que les puedan devolver su equilibrio: la risa, la diversión y el calor humano son necesidades tan básicas como las primeras. Así entiende este solidario colectivo de artistas que conforma a PSF y, gracias a ellos, desplazándose por todo el globo, se consigue a diario que miles de niños (y adultos) recuperen su sonrisa, a pesar de las duras situaciones que viven a diario.
El humor, pues, es un instrumento catalizador de la recuperación psicológica de las víctimas postconflictos, pero, además, éste posee un gran número de potencialidades más, siendo un elemento ideal para, de forma distendida, llevar a cabo otro de los principales objetivos de PSF: la sensibilización y promoción en nuestra sociedad de actitudes solidarias.
De la mano de Jesús González, responsable de comunicaciones de la sede de Madrid de PSF, que mablemente nos recibió y atendió nuestras preguntas, nos hemos podido acercar a esta poco convencional ONG de Ayuda Humanitaria. Los expertos académicos nos cuentan que la risa es terapéutica: libera endorfinas, mediadoras de estados de relajación y bienestar, aumenta la capacidad pulmonar ejercitando los músculos respiratorios, aumenta la inmunidad, genera estados psicológicos positivos…
De todo ello, que nos puede resultar en exceso teórico, la labor de PSF es fiel prueba demostrativa. Catástrofes naturales, conflictos armados, enfermedades crónicas graves, son circunstancias que levantan barreras en los seres humanos frente a las relaciones tanto con los demás como con uno mismo. Los payasos no son académicos de la risa, pero sí son expertos en interaccionar con su público, en facilitar que fluya el buen humor, la comicidad, la diversión, y, todo ello, conforman los ingredientes de una pócima sanadora que devuelve a miles de niños la esperanza de ver un mundo poblado de gente que es capaz de desplazarse miles de kilómetros con el único fin de arrancar unas cuantas sonrisas robadas, tan sólo aparentemente, por las circunstancias vividas.
Pregunta: PSF nace en el seno de un programa de Educación para la Paz en Cataluña, cuéntanos un poco cómo ocurrió.
Respuesta: Nosotros, en PSF, decimos que nace gracias a la idea de un niño, la única ONG seguramente que existe por esta circunstancia; a un adulto, probablemente, no le habría parecido pertinente una ONG formada por payasos. Este niño mantenía correspondencia con un amiguito de un campo de refugiados y se le ocurrió que sería una buena idea regalarle una actuación de un Payaso y que éste le acompañara en el día de su cumpleaños. A esa actuación le siguieron más a lo largo de otros campos de refugiados de Croacia, y a Tortell Poltrona, el payaso que fue invitado para llevar a cabo dicha labor, le pareció una buena idea que existiera una Asociación que pudiera dar continuidad a la iniciativa de llevar risas como ayuda humanitaria. Era el año 1993, así que estamos celebrando nuestro 15 aniversario.
P: ¿Cómo ha sido la evolución de PSF tras sus inicios?
R: PSF nació en España, después han ido colaborando en su labor artistas de otros países que luego han ido estableciendo sedes en sus lugares respectivos, como es el caso de Clowns Sans Frontiers en Francia. Hay sedes en Bélgica, Suecia, Canadá, USA, etc. Todavía en algunos de ellos funcionan más como una compañía, y no como una ONG, pero su actividad es análoga.
P: Creo que los artistas que colaboran no son sólo Payasos ¿no es así?
R: Efectivamente, en la evolución se han ido uniendo a esta labor otro tipo de artistas circenses; sin embargo, los payasos siguen siendo la figura principal, puesto que la risa y el buen humor son los elementos indispensable que nunca pueden faltar en nuestras actuaciones.
P: ¿Fue la primera ONG que usó la risa como instrumento de Ayuda Humanitaria?
R: Sí, efectivamente. Además fue la primera ONG que se fundó en España; en esto también fuimos pioneros.
P: Entre las personas que forman parte de PSF, ¿cómo se distribuye su labor? ¿cuántos voluntarios colaboran?¿los artistas siempre son voluntarios ?
R: La organización, en España, tiene 3 oficinas y la de Barcelona, que es la Sede principal, es con la que más personas asalariadas cuenta, cinco concretamente.
Tenemos también la oficina de Madrid y la de Zaragoza, donde trabajamos a media jornada, con lo cual somos una ONG que precisa mucho de la colaboración de los voluntarios, comenzando por los mismos artistas, que, salvo en casos excepcionales, como que se prolongue mucho el tiempo de expedición, más de 2 ó 3 meses, no reciben ningún aporte monetario.
P: ¿Cuál es el perfil de los voluntarios?¿En qué otras labores, aparte de las propiamente artísticas, participan? ¿Aunque no sean profesionales, se acercan para poder participar en la puesta en escena?
R: Evidentemente, hay mucha variedad en esto. La media de edad está en unos 25 ó 30 años. En cuanto a los artistas, suele haber muchas demandas para poder participar con nosotros, más de las que se pueden resolver; lamentablemente sólo podemos llevar a cabo unos 15 ó 20 proyectos al año, y no todos a los que les gustaría pueden participar. Por una parte, eso es una suerte, pero también “sabe” un poco mal tener que decir que no pueden colaborar de momento con nosotros. Luego hay un tipo de voluntariado que consiste en ayudar en las labores de sensibilización: galas, conferencias, exposiciones. Muchas de ellas tienen un componente artístico también, así que los voluntarios aquí tienen la oportunidad de hacer sus pinitos. Por supuesto, aunque los menos, también hay personas que nos ayudan en las labores administrativas de las oficinas. Realmente la mayoría de las personas que acuden a PSF vienen pensando en algo lúdico, en un trabajo con los niños; ésta es la participación que más demandan.
P: Desde que estas personas voluntarias participan con PSF, ¿habéis podido apreciar que ello desencadena cambios en sus vidas, en su psicología?
R: Bueno, esto es muy difícil de precisar. Por lo general, las personas que se acercan a PSF ya son personas concienciadas y sensibilizadas con los problemas que trabajamos, así que, quizás, lo que sí podemos constatar es que ellas sí que quedan satisfechas con la labor que realizan con nosotros, que lo que hacemos desde PSF les parece una buena respuesta. Con ello, también observamos, pues, que aumenta entre los voluntarios la sensibilidad de la utilización de la risa como una herramienta de intervención social, de ayuda,e incluso de relación misma entre las personas. En el caso de los artistas sí que es muy llamativo que descubren una nueva dimensión a su trabajo: una vertiente de ayuda, una vertiente más humanitaria, descubren que su trabajo puede servir para liberar de sufrimiento, para sembrar esperanza…
R: ¿Están dirigidas las actuaciones sólo a los niños?
P: Sí. Cuando se va buscando que la gente acuda a las actuaciones, lo que se busca son niños, aunque, cómo no, acaban acudiendo adultos puesto que, finalmente, es toda la comunidad la que se acaba acercándose; al final es una fiesta para todos.
P: Como el público de PSF ciertamente es algo “especial”, es gente que ha sufrido situaciones de catástrofes, de guerras, de hambrunas…¿notáis cierto rechazo inicial a vuestro acercamiento?
R: La reacción inicial es de extrañeza porque no entienden bien qué hacen allí los payasos, ya que están acostumbrados a que se les ayude con medicamentos, ropa, comida; sin embargo, entienden rápidamente la labor de los artistas: que están allí para estar con ellos, para divertirles, para apoyarles. La reacción posterior, realmente, es muy buena, incluso mayor que en ámbitos más habituales, puesto que, en estos casos, son personas más necesitadas de la diversión y del humor. Esa reticencia inicial, desde luego, es mayor en situaciones de guerras, de conflictos, dado que estos niños han aprendido a desconfiar, a tener miedo de los adultos extraños; pero finalmente esa primera barrera se supera.
P: ¿Se mantienen las relaciones posteriormente a los proyectos entre PSF, los artistas, y los pueblos que reciben vuestra ayuda?
R: Al margen de lo personal, que depende de cada caso, lo que sí se mantiene es la relación con la contraparte con la que colaboramos. De esa forma, se mantiene la puerta abierta a volver al país. Los niños sí que nos suelen siempre decir: “cuándo vais a volver”. Siempre hay esa demanda de que se repita.
P: ¿Cómo suele comenzarse un proyecto? ¿Se ponen en contacto con vosotros desde los lugares donde se ha sufrido una catástrofe o un conflicto, o la iniciativa surge por vuestra parte?
R: En realidad, ocurren las dos circunstancias. En PSF continuamente estamos pendientes de las noticias e intentamos desplazarnos hacia aquellos lugares donde se identifica un problema; por ejemplo, éste fue el caso de la segunda Intifada en Palestina, en el 2001. Desde entonces seguimos viajando hasta allí periódicamente.
En otra ocasiones, son otras ONGs las que nos reclaman, como, por ejemplo, MSF cuando se desplazaron a Indonesia cuando fue asolada por el tsunami. Ellos llegaron e inmediatamente percibieron un gran problema psicológico en los niños y en la población general, entendieron la gran ayuda que aportaría la diversión y PSF y nos avisaron.
Y, por último, es la relación que se crea con un país, por su problemática, y los contactos con las ONGs contrapartes, lo que nos hace desplazarnos hasta allí, como el caso de Guinea Ecuatorial, a la cual viajamos todos los años.
P: Aparte de la Ayuda Humanitaria como tal, ¿entre vuestros proyectos también contáis con campañas de sensibilización, con intenciones más allá del simple humor?
R: El lenguaje artístico tiene muchas vertientes y posibilidades y una de ellas es, precisamente, el poder proponer contenidos de temas conflictivos de forma tal que se reciban de manera amable, de manera divertida. Esto se ha utilizado tanto en España como en los proyectos fuera de ella, por ejemplo en las campañas de prevención de Salud en Guinea Ecuatorial participando en la Gala del Día Mundial del Sida. En segundo plano, las actuaciones contienen mensajes de protección frente a las enfermedades de transmisión sexual. En España, representamos en estos momentos 3 obras Clown que tratan de sensibilizar sobre problemáticas en los que PSF trabaja: la obra “Falando Serio”, que trata sobre la construcción de la Paz en un entorno hostil; “Una escuela de narices”, mostrando la realidad de los niños soldados; y “ no te coles…niños y niñas de la calle”.
P: ¿Os habéis encontrado algún problema en las fronteras o dentro del mismo país, como, por ejemplo, actos de violencia ejercidos a los cooperantes que os hayan obligado a abandonar un proyecto?
R: Sí, no en muchas ocasiones, pero sí que hemos vivido un poco de todo: desde los problemas típicos administrativos en las fronteras, como, igualmente, otros cuando ya nos habíamos introducido en el país. Sobretodo hemos tenido muchos problemas en Palestina, en que, cada año, la situación está peor. En muchas ocasiones se han de modificar los planes a última hora. El año pasado tampoco pudimos entrar en Gaza. Situaciones de riesgo para el cooperante las hemos encontrado también, por ejemplo, en Irak, que incluso ya no estamos desplazándonos hasta allí porque ya no es de riesgo la situación, sino suicida.
P: El tanto por ciento de los fondos de financiación por parte de agentes privados está creciendo; ¿crees que eso significa una mayor sensibilización por parte de la población hacia esta forma poco convencional de Ayuda Humanitaria?
R: Sí, es muy probable. Se va notando un crecimiento, aunque lento, pero sostenido y que se mantiene en el tiempo. Aún, la gente entiende mucho más una cooperación entorno al aporte de bienes materiales necesarios, y no tanto lo imprescindible en situaciones de conflicto de la diversión o de la risa. Éstas son cosas intangibles y cuando la gente decide aportar una parte de su dinero en forma de ayuda, suele preferir hacerlo para cosas que realmente puedan cuantificar o ver.
P: ¿También tenéis proyectos con actuaciones por hospitales en España?
R: Sí, desde el año 99 venimos realizando anualmente un proyecto con la empresa Correos. Recorremos unos 40 hospitales organizando una fiesta y, después, vamos visitando las habitaciones de aquellos niños que no pudieron unirse a ella.
Y, a su vez, en paralelo, se realizan unas jornadas formativas dirigidas a las personas que trabajan en el hospital y también a voluntarios de otras entidades que se dediquen al acompañamiento de los niños en este ámbito: Cruz Roja; Asociación Española Contra el Cáncer, etc. Desde PSF les ofrecemos herramientas que les pueden ser útiles en su labor.
P: Y ¿qué profesionales suelen acudir a las jornadas formativas?
R: Normalmente los que más lo demandan son aquellos que están encargados de los aspectos educacionales: maestros del hospital, trabajadores del servicio de atención al paciente…
Últimamente, estamos incorporando otro tipo de centros donde hay niños que también requieren una atención especial: centros de acogida, centros penitenciarios, centros de discapacitados físicos o psíquicos; así, vamos abriendo el proyecto a otras necesidades donde comprendemos que nuestra labor también hace falta. No obstante este es el único proyecto al que nos dedicamos en España porque consideramos que, aquí, sí existen recursos económicos para poderlos llevar a cabo, y, además, ya existen otras entidades que se dedican a ello de forma específica; sin embargo, la única en España que se dedica a la Ayuda Humanitaria a través de la risa es PSF.
P: Y cuéntanos un poco qué proyectos tiene PSF para el 2008.
R: En 2008 hay proyectos que ya se han realizado, como el de Perú, en Pisco, al que acudimos en más expediciones después de la primera visita por el terremoto.
Ahora mismo, también estamos colaborando con PSF de Suecia en campos de refugiado palestinos en Líbano. Aquí, no sólo estamos organizando actuaciones, sino que también pretendemos formar a grupos de jóvenes y niños como artistas para que ellos mismos luego sean los que realicen la labor que justamente nosotros realizamos.
Otro proyecto en marcha es el de Mozambique, trabajando con una Asociación Cultural Mozambiqueña que se llama Casas Vellas. Ellos son artistas y nosotros colaboramos para conseguir que ellos hagan un trabajo análogo a PSF en su país. El año pasado ya les estuvimos apoyando en la creación de un espectáculo que integra el mundo del Clown con el mundo cultural africano y que estuvieron representando para los niños de Mozambique de las zonas más necesitadas.
Ahora estamos a punto de comenzar otro proyecto en Haití, en colaboración con UNICEF, que se llevará a cabo, probablemente, en escuelas y en hospitales.
En Nicaragua y en Colombia estamos apoyando a dos escuelas de circo, trabajando con las contrapartes para ir asegurando su continuidad con un apoyo cada vez más ligero por nuestra parte.
Después, hay previstos más proyectos hasta completar unos 17, que es el número al que podemos dedicarnos cada año: en Guatemala, El Salvador, Bolivia, Guinea Ecuatorial, Namibia, en campamentos Saharauis…
P: ¿Encontráis diferencias entre el público de los hospitales aquí y un público que acaba de vivir una catástrofe, o vive un conflicto?
R: En realidad, sólo al principio, estos últimos están más reticentes, entienden menos el sentido que haya un payaso allí, pero luego la respuesta suele ser incluso mayor.
Esto es así porque, en el fondo, no hay diferencias: los niños necesitan en todas partes lo mismo. Aparte de tener cubiertas sus necesidades básicas, también precisan estar bien psicológicamente, encontrarse queridos, apreciados. Las risas, los juegos, el estar con gente que va a acompañarles un rato, les devuelve muchas cosas que son primordiales igualmente.
En lo que sí podemos hallar diferencias es en aspectos culturales: puede que haya cosas que, en determinados contextos no hagan gracia y, en esto, sí que entendemos que debemos ser muy cuidadosos, en la interpretación que pueda hacerse, según las culturas, de nuestros gags.
P: Y, ahora, por último, háblanos de ti: cuéntanos un poco desde cuándo colaboras con PSF, a qué te dedicas en ella, y si has notado algún cambio interior gracias a estar cerca de la labor que realiza esta ONG.
R: Yo llevo trabajando con PSF desde el 1999, sobretodo en las labores administrativas, de comunicación, difusión etc. Antes trabajaba con Médicos Sin Fronteras y una cuestión personal me trajo hasta aquí.
Lo que sí he notado en mí al colaborar con PSF, es una mayor sensibilidad hacia el mundo artístico, el reconocimiento de su enorme papel, no sólo ya en la Ayuda Humanitaria, sino también en las relaciones personales cotidianas en cualquier ámbito.
Agradecemos, desde Esfinge, la atención de PSF y, en concreto, de Jesús González, no sólo como revista que publica un reportaje, sino como seres humanos. En un mundo con problemas tan graves como la escasa escolarización, la precariedad que asola a millones de personas, las enfermedades, el estrés.., PSF nos brinda la prueba de que recuperar nuestra Paz y equilibrio no es difícil, tan sólo nos bastaría sonreír. La risa es una capacidad inherente el ser humano, y, aunque parezca que algunas veces ha desaparecido, está ahí, latente, esperando a que, quizás un payaso, o quizás sólo nosotros mismos, volvamos a llamarla y hacerla nuestra “compañera de VIDA”, ese “AS” bajo nuestra manga que nunca nos fallará.
Quizás pronto, tal como PSF desea y por lo que continúa reclamando sin rendirse, la UNESCO declare la risa como un Derecho Fundamental de Ser Humano.
Payasos sin fronteras
www.clowns.org
902 407 902