En nuestra sociedad industrializada y globalizada llama la atención el movimiento creciente del “Ocio creativo” o del “háztelo tú mismo”. Son cada vez más las personas de los países desarrollados que, bien sea por placer o por ahorro, prefieren obtener la satisfacción personal de crear con sus propias manos. Lo que nunca ha dejado de ocurrir en otras latitudes más humildes aquí se convierte en una moda, un hobby, una terapia, una red social e incluso una forma de relacionarse y encontrar amigos.
Un ejemplo de este fenómeno ha sido la IV Edición de la feria de manualidades y bellas artes Creativa, a la que asistieron más de veinte mil personas en L’Hospitalet, Barcelona. Se han dado cita exposiciones, demostraciones, talleres prácticos, desfiles, alumnos de bellas artes e incluso un espacio de manualidades solidarias, cuya venta se destina a proyectos sociales de la fundación Vicente Ferrer y Aldeas Infantiles.
Ante la pérdida de valores en los medios de comunicación, el ocio destructivo o vacío y la vida estresante de las ciudades, cada vez más se hace patente la necesidad de encontrar ocios sanos y edificantes. El sector de las manualidades ofrece al neófito una forma de distraerse, descargar tensiones y divertirse. Pero para otros ya es una forma de relacionarse con personas, en ambientes de laboriosidad y respeto. Una vía para crearse un espacio en su vida donde desarrollar la creatividad personal.
Sorprende la cantidad de técnicas y propuestas al alcance, que van desde las tradicionales bellas artes: escultura, pintura, dibujo… a las artesanías en todo tipo de materiales: vidrio, barro, madera, tejidos, fieltros, etc. También hay un reavivamiento de las “labores domésticas”, aquellas manualidades que hacían nuestras abuelas como el bordado, el macramé, la cestería, etc.
Si en los años sesenta se quiso volver a la naturaleza, en este desaforado siglo veintiuno son muchos los que desean volver a las costumbres antiguas y ésta es una manera de empezar. Algo parecido al llamado “movimiento neo-rural” que quiere decir sencillamente que muchos jóvenes, hartos del cemento de las grandes urbes, eligen el campo. Y es que desde siempre, en todas las civilizaciones, se ha valorado la función pedagógica del trabajo manual. Estas tareas, hechas con las propias manos, tienen además un efecto terapéutico, ayudan a concentrarse y elevan la autoestima. Algo muy necesario a personas que se pasan el día entre computadoras, teléfonos, ruido y stress. Hay quien argumenta que además ha conseguido sacar la parte de “artista que todos llevamos dentro”. Lo que es seguro es que a menudo les hacen sentir más personas y más humanos.
Este tipo de salones reúne aficionados (de ambos sexos y variadas edades), empresas y asociaciones entorno al “crear con las manos”. Y se extiende con fuerza por toda Europa. Actualmente se celebran 15 ediciones sólo de esta feria Creativa, que congregan anualmente a más de 500.000 visitantes en diferentes ciudades de España, Suiza, Francia, Alemania, etc.
El concepto técnico de moda es, por si lo escuchas, “ocio creativo” y se define como: el conjunto de actividades orientadas a una ocupación activa del tiempo libre mediante acciones que fomentan el desarrollo de la creatividad individual y fomentan la interacción social.
La organización del salón tiene muy claras las carencias de nuestra sociedad y argumenta: “la sociedad actual está regida por un elevado ritmo de vida, donde la tecnología avanza vertiginosamente, cada día se tiende a buscar el mejorar la calidad de vida y a optimizar el bienestar personal…” – ¡Parece que vayamos a seguir hablando de libros o de clases de tai-chi, pero no, hablamos de artesanías!- “…la tendencia a ocupar el tiempo libre desde el punto de vista educativo y a fomentar la autoestima y el desarrollo personal está en constante crecimiento. Mucha gente descubre que su vida discurre por una rutina insatisfactoria y ni siquiera conoce sus límites, sus posibilidades de crecimiento, ni sabe cuáles son sus deseos…” – Nos admiramos de la filosofía práctica de este movimiento, cuya información prosigue así: “¿Te imaginas la enorme satisfacción que significa desarrollar tu imaginación y crear con tus propias manos una pieza única?”.
Además se alza contra la mala imagen que tienen las artesanías, pues “promueven valores modernos y en alza y seguidos mayoritariamente por gente joven”, en contra de lo que pueda parecer. Es cierto que las ocupaciones manuales, el arte textil o decorativo están mal valorados pero eso pronto va a cambiar, es una concepción arcaica. Sólo en España las actividades económicas vinculadas al ocio creativo mueven más de 1.500 millones de euros, y emplea a más de tres millones de personas.
Además se encuentran portales en internet, más de 1.000 blogs y foros muy activos entorno al tema donde sus miles de participantes promueven el “ocio creativo”. Dice la organización: “el ocio creativo fomenta extraordinariamente las relaciones sociales entre jóvenes y personas de mediana edad, que han encontrado en las actividades artesanales una forma sólida de aumentar su autoestima y establecer sinceras y duraderas relaciones, al compartir sus aficiones y habilidades en momentos de ocio”. La verdad es que suena muy bien.
Volver al trabajo manual: paradoja de la sociedad tecnológica. Tal vez sea un signo de nuestro tiempo, la mejor cara de ese proceso que llaman “neo-medievalización”. Algo que los sociólogos y filósofos más atrevidas explican como una vuelta a la Edad Media, no tanto en lo material sino en lo moral y lo psicológico.
Tal vez hacerte un bolso o esculpir con barro no sea la panacea pero seguro que aporta muchas cosas positivas.
Enlaces: www.creativa-spain.es