Cualquiera de nosotros a lo largo de su vida ha podido comprobar como todos tenemos actitudes y cualidades que nos elevan en nuestra condición
humana, y por el contrario otras que nos rebajan hacia lo peor de nosotros mismos. Desde esas actitudes y valores es desde donde se constituyen
nuestras fortalezas para afrontar la adversidad, y gracias a ellos también vivimos los más bellos y enriquecedores momentos. Entusiasmo, empatía, serenidad, discernimiento, amor, orden, sentido de la justicia, voluntad, concordia,…
Más allá de la extraordinaria diversidad de caracteres que configuran la humanidad, parece que están estas cualidades válidas para todos los
individuos sin distinción de época, raza o condición social.
Es cierto que cada cultura (y por que no cada persona), va a desarrollar una aplicación particular, una digamos “moral de costumbres” con la que se
identifica. Pero hemos visto a lo largo de la historia cuantas veces esas costumbres llamadas “culturales” se enquistan y pierden de vista los valores
universales que la inspiraron fanatizando y ahogando la vida. (Como siempre las normas no pueden sustituir la necesaria conciencia del bien).
Tendremos entonces que esforzarnos en distinguir lo que son una moral temporal de costumbres, de los aspectos que verdaderamente podríamos
llamar universales y cuyo reconocimiento y desarrollo nos permitan convertir nuestra experiencia personal en una vida plena de realización.
Me gusta pensar que el sistema personal de valores se alza sobre cada uno como un cielo de estrellas, una referencia que orienta nuestra vida. Habrá estrellas fugaces pero siempre estarán aquellas estrellas luminosas y estables que nos permitan trazar rumbos, y bajo cuyo amparo desarrollar aquellas cualidades que nos humanizan y fortalecen.
Es así que a lo largo de esta sección me propongo establecer un diálogo con esos valores y aprender de ellos, de su experiencia de vida. Y que juntos, tal vez, fortalezcamos lo mejor que apunta en cada uno. Creo que es una buena manera de cambiar el mundo juntos.
Me encanto