Me asomé a la cerradura,
como chiquilla curiosa
a quien no se le permite
traspasar aquel umbral.
El corazón me latía
con pasión desmesurada
por contemplar a la Dama
que habitaba más allá.
Vi, por cierto, que escribía,
que sus dedos deslizaban
un pincel
en lo que pudiera ser
la tablilla del artista.
Vi sus ojos soñadores,
su melena recogida,
suavemente desmayada.
Y a medida
que sus manos avanzaban
perfilaban sobre el lienzo
la figura de una niña
que mirándola se hallaba.
¿Era yo? ¡Era mi alma!
Desde dentro del Palacio,
la Señora me soñaba…
Teresa Cubas LARA
(ISBN: 85982-87-8)