La rueda, en el budismo, es el símbolo del Samsara. El ciclo de muertes y renacimientos. Una especie de cárcel donde debemos reencarnar una y otra vez, arrastrados por los apegos. Hasta que practiquemos la recta acción. No es precisamente algo deseable, desde ese punto de vista; es como una especie de tiovivo que se hace cada vez menos doloroso en función del despertar paulatino de las almas y del conocimiento de las leyes. Hasta que aprendemos a vivir.
John Lennon se sirve de este símbolo universal, en su habitual habilidad para construir grandes éxitos basándose en sencillas metáforas. La letra da la impresión de no estar demasiado trabajada, por lo coloquial, pero tiene una gran fuerza.
¿Quién no se ha sentido alguna vez atrapado como un hámster entre las circunstancias de su vida? ¿Quién no ha sufrido el constante repetirse de los hábitos y de los ciclos de cansancio y tristeza?
Pero en esta canción, Lennon se sitúa a sí mismo fuera de la rueda, lo que equivaldría al Nirvana. Un “nirvana doméstico”, en su caso, para disfrutar de los pequeños placeres de la vida, como cocinar, leer, pasear. Fue un momento donde la vida pública y absorbente del showbusiness se cambió en vida privada y anonimato: contemplar la rueda, moverse desde fuera.
Dejó un tiempo los discos y los escenarios, después de los trepidantes años de The Beatles y de iniciar su carrera en solitario (nueve discos históricos y viajes por todo el mundo sin descanso). Su curiosidad le llevó a profundizar en la literatura, los movimientos sociales, la religión, el psicoanálisis, el esoterismo…
La canción no deja de contener su crítica social al hacer que el protagonista parezca un loco o un holgazán, y tener que excusarse, precisamente, cuando hace lo que quiere y se ha liberado del juego. Sin llegar a profundidades metafísicas del budismo, sí que tiene cierta rebeldía el hecho de salirse voluntariamente del “tiovivo” de velocidad que nos propone nuestra civilización contemporánea. John Lennon no fue precisamente un espíritu sereno, más bien contradictorio y pasional, pero esta canción tiene algo que te pone en otro ritmo de la vida, una rebeldía relajada, profunda y madura.
La gente dice que estoy loco al hacer lo que hago.
Me han dado toda clase de advertencias
para salvarme de la ruina…
La gente dice que soy un holgazán
al llevar mi vida entre sueños…
…y me miran como si hubiese perdido la razón.
Yo les digo: «No hay prisa.
Solo estoy parado aquí haciendo tiempo».
No más viajes en «El trenecito de la felicidad»
Eso ya lo dejé ir.
Canción con subtítulos http://www.youtube.com/watch?v=LUzmQP7WAfY
Mucha gracias por la explicación ,algo me intuía que eso significaba, la escuche en inglés ,lo entiendo poco pero algo me decía que tenía que traducirla ,el alma empujando en su DESPERTAR.gracias.
Muchísimas gracias..pero no acabo de comprenderlo y me gustaría saber más ( no se si sabría hacerlo)
Habría que estudiar y comprender la alegoria de la caverna de Platón, creo qué hay símbolos en ésta canción que es analógica a éste relato.