Es comprensible que el grupo pionero en delimitar el sonido del rock urbano se llame Asfalto. Fueron el Asfalto que permitió hacer escalones que llevarían al rock español a otros niveles, mucho más allá de su tiempo, visionarios de otro tipo de música; crearon los cimientos del art-rock y nos dejaron preciosos temas con pinceladas de rock progresivo. Músicos en busca de una estética musical, armonías novedosas, allí pusieron sus envolventes y cálidas voces, tipos como José Luis Jiménez (bajo y voz), Julio Castejón (guitarra y voz), Enrique Cajide (batería y voz) y Lele Laina (guitarra y voz), músicos que sentían lo que cantaban; hacían creer que guardaban un ruiseñor rockero en la garganta. Debido a todo ello, en aquellos años en los que el público no aceptaba ningún tipo de fusiones, –pues los sonidos heavies o pop no podían armonizar– ,el grupo fue relegado a un segundo plano inmerecido.
Asfalto cantan en sus canciones a lo cotidiano, cantan las pequeñas tragedias o alegrías de las personas. Cada una de sus canciones viene cubierta por un manto idealista, pues son cantos de libertad, de justicia, de conciencia, de ternura. Roqueros con mucho corazón, roqueros de la vieja escuela, roqueros con mensajes, con sueños, con voluntad, pues hay que tener mucha voluntad para continuar aun en las peores circunstancias y seguir haciendo lo que amaban, rock, desmelenar a los jóvenes, hacerlos pensar mientras entonan cada una de sus melodiosas letras.
1977, la vida para un roquero en aquel entonces no era nada fácil. Esto nos hace valorar a aquellos músicos que, con el corazón en llamas, ideales fuertes y un afluente de emociones y vivencias que expresar, salieron de sus garajes y comenzaron simplemente a hacer rock. Una discográfica que aún no tenía nombre les dio 50 horas para grabar y demostrar lo que tenían. El resultado final salió algo flojo pero, pese a todo, el disco salió adelante gracias a la enorme calidad de los temas, el entusiasmo y la profesionalidad de sus integrantes, que eran músicos curtidos y con fuertes convicciones.
En marzo de 1978 saldría a la luz su disco homónimo, con temas increíbles que van desde el rock duro hasta armonías dulces con toques progresivos y folk. Uno de los momentos cumbre al escuchar el disco es el 4.º tema, “Días de escuela”, fiel reflejo para todos los jóvenes de aquella generación, aunque si escuchamos la canción hoy y la adaptamos a nuestro tiempo, no distará mucho su mensaje. Una preciosa canción, llena de imágenes y detalles que nos transportan a momentos cotidianos, con uno de los mejores y más originales solos de aquella época, y para terminar, esa frase que jamás debemos olvidar: “Enseña a tu hijo a amar la libertad…”.
«Es libre quien libremente obedece”, nos decía Epicteto. Pero ¿a quién debemos obedecer? En primer lugar, a lo Justo, mas el discernimiento entre lo bueno y malo vendrá con la educación de nuestros instintos, apegos, deseos y egoísmos, transformándolos en virtudes que nos ayuden a comprender que nuestro corazón y nuestra felicidad son el corazón y la felicidad de las demás personas; solo así seremos libres, pues obedeceremos a los más elevados sentimientos e ideales.
Un disco lleno de imágenes y enseñanzas, de detalles, aquellos detalles a los que Hermann Hesse llamaría en sus escritos “pequeñas alegrías”, músicos que buscan crear dentro la sencillez mundos llenos de color y ritmo. Ya que hoy en día vivimos de una manera acelerada, con la consigna de “mucho y pronto”, el resultado es: mucha diversión y cada vez menos alegría; aquellas alegrías que están en todos lados y que solo dependen de los ojos con los que miremos nuestro día, adquiriendo esa capacidad de sorprendernos por pequeñas cosas, antes desapercibidas. Y con el ver viene la alegría, el amor y la poesía, y esto no deja de lado la música. Cada vez surgen grupos más y más acelerados, y cada vez nos alejamos más y más de la música. Sea blues, pop, hip hop o rock, hay que regresar a una música con finalidad, buena, fresca, divertida, creativa y útil.
Y como decía Confucio: «Cobarde es aquel que sabiendo que una cosa es correcta, no la hace». Dejemos que nuestro corazón se exprese y vuelva a cantarle a la vida, a la sencillez, a lo cotidiano. Seamos valientes y libres.
Les dejo un link para disfrutar de este tema:
http://www.youtube.com/watch?v=kkMcqt5o0Hk
Buen artículo, muy lírico, pero, a mi entender con un grave defecto. No se pondera la figura del autor de la canción, José Luis Jiménez, quien, a pesar de sus canas, sigue al frente de Topo y a quien el Rock español debe tantisimo, sin que se le haya reconocido.