Sin que nadie se entere,
recorriendo la playa,
miro al mar que se mece.
De puntillas el alma.
Una joven gaviota
sobrevuela las rocas
en completo silencio.
¿Qué me dice al mirarla,
que ya casi la entiendo?
Dueña es de sí misma
y el volar la realza.
Al impulso del viento…
¡Quién pudiera imitarla!