El agua calma la sed,
aunque ninguno la nombre,
y el fuego irradia calor
aunque no haya ningún hombre
que se acerque hasta la hoguera.
¿Cómo nadie?¡No ha de ser!
Al llegar la sementera,
basta con un labrador
para que siembre la tierra.
Lluvia y Sol vendrán más tarde
a invitar a la semilla
a que siga hacia adelante.
Tu fuente calma la sed
aunque aún no lo comprendas.
Y tu luz se ve de lejos,
señalizando la senda.
Teresa Cubas LARA