Libros — 1 de enero de 2014 at 00:00

«Una mochila para el universo», de Elsa Punset

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El 31 de octubre de 2008 tuvo lugar el encuentro sobre la primera obra publicada por Elsa Punset, Brújula para navegantes emocionales. Este libro fue un feliz descubrimiento que suscitó uno de los debates más amenos de cuantos hemos disfrutado. Era cuestión de tiempo y oportunidad que nos reencontráramos con la autora y su emocionante obra.

Las investigaciones científicas están plagadas de términos precisos que se ajustan a una estructura farragosa que pretende justificar la exactitud y veracidad de sus contenidos. Leerlos puede ser tan sugestivo como la promesa de una tarde con el dentista. Es ahí donde radica la importancia de estas obras de divulgación. Nosotros, ciudadanos atribulados en busca de respuestas, precisamos herramientas prácticas para aplicar en nuestra vida. Ciencia hecha por hombres, cuyo objeto es el hombre y que, gracias a este tipo de obras, se tornan útiles para el hombre.

Gracias a los recientes descubrimientos acerca del funcionamiento del cerebro, Elsa aventura un futuro en el que las personas podrán reprogramarse y ser más eficaces en la gestión de sus emociones. En esto se ha producido una evolución optimista con respecto a su primera obra. En ella, haciéndose eco de un estudio de la OMS, aseguraba que, en el año 2020 un 20% de la población precisaría atención psicológica. Una buena noticia para la humanidad y un nuevo reto para los terapeutas.

¿Dónde radica el valor de este libro? Creemos que siempre es una buena noticia saber que podemos contar con un mapa en el que poder ubicarnos y un diccionario con el que etiquetar lo que nos pasa. Felicidad, amor, altruismo, ira, desesperanza… se suceden de forma más o menos ordenada. Una correcta gestión nos permitirá desarrollar los estados que conforman nuestra felicidad y desactivar los que nos limitan.

Elsa se afana por desmontar algunas de las creencias que todavía siguen arraigadas en muchas personas. Debemos entender al hombre como una unidad funcional en la que todo se afecta, cuerpo, mente y emociones. Desde hace poco tiempo, se sabe que nuestras ideas y emociones tienen su reflejo en el cerebro. La buena noticia nos la aportan los neurólogos al demostrar lo que denominan “plasticidad neuronal”. Se trata de la capacidad que tiene el cerebro de modificar las rutas o conexiones neuronales existentes. El comportamiento manifestado a lo largo de nuestra vida ha ido prefijando unos surcos que nos condicionan pero que, ahora, sabemos que podemos modificar. Tal vez, la autora se refiera a este proceso cuando afirma que, en un futuro existirán guías útiles que facilitarán a la gente ser mejores gestores de su universo emocional.

Hay que esperar hasta las últimas páginas para entender el título de la obra. Para entonces, contarás con numerosas herramientas para conformar otra mochila con la que transitar los numerosos senderos de la vida.

Gracias, Elsa, por traernos una nueva brújula en forma de manual que nos ayuda a orientarnos y nos permite definir las emocionantes cosas que pueblan nuestro interior.

http://www.ellibrodurmiente.org/

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