¿Has pensado alguna vez
lo inaudito que sería
que un hado te preguntara
si te es dado renacer?
Ni siquiera haría falta
deshacerte de tu barro.
¡Renacer interiormente!,
para vivir, diferente,
las derrotas y los fallos.
Mas no esperes de tu hado
«abracadabra, plisplás»,
¡que tu vida es toda tuya!,
solo tú la cambiarás:
dejar atrás los ropajes
que nos impiden volar;
dejar atrás tanto lastre
que nos traba al caminar.
Si un hado te preguntara…
¿Sabrías qué contestar?