Ese Sol que se levanta,
tras del oscuro horizonte,
va despacio y sin apuro.
Si lo miras distraído,
¿creerías que se mueve?
Y sin embargo su acción
hace que todo despierte.
Al igual tu corazón,
cuando se abre al infinito,
va dejando a cada paso
un camino pequeñito.
Si vivimos el momento
todo forma sinfonía…
Solo somos instrumentos.
¡Es la luz la que nos guía!