Cuando decidimos retomar o iniciar alguna práctica deportiva, es inevitable la aparición, al cabo de 24 ó 48 horas, de las temidas agujetas. La causa, que durante años se atribuyó al ácido láctico, en realidad es otra.
Cuando sometemos a los músculos a un estrés fuerte por primera vez después de un largo tiempo de inactividad, se producen desgarros microscópicos en el tejido muscular, también llamados microrroturas. En el proceso de regeneración, los músculos se llenan de oxígeno y nutrientes, lo cual causa la hinchazón de los mismos, presionando los nervios que los rodean… y lo percibimos como dolor.
Las agujetas no son peligrosas ni sintomáticas de alguna lesión. Solamente si con el paso de los días y semanas el dolor va en aumento, entonces sí es síntoma de lesión y habrá que actuar en consecuencia, poniéndonos en manos del médico o especialista.
Lo normal es que, con el paso de los días, el dolor vaya disminuyendo paulatinamente. Nuestro cuerpo repara las microrroturas para hacerse más fuerte y resistente, de forma que cada vez el dolor será menos frecuente y menos intenso.
Ante la pregunta, muchísimas veces planteada, sobre si existe algún remedio para poder evitarlas… la respuesta es negativa. Es aconsejable realizar suaves ejercicios, como andar o nadar y estirar suavemente las zonas afectadas. De esta forma, aumentarás la flexibilidad y la circulación sanguínea de los músculos y ayudarás al proceso de recuperación.
¡Ánimo! No te desanimes por estas pequeñas molestias pasajeras. Son el paso previo y necesario para fortalecer tu salud con la práctica consciente del deporte.
Bibliografía
Manual Oxford de medicina deportiva . Eugene Sherry y Stephen F. Wilson.