Apenas se despierta la mañana
me vengo a caminar junto a las olas;
papel y lápiz listo, a todas horas,
sintiendo fuerte el sol a mis espaldas.
Y luego un chapuzón me despabila
cual simple comunión que nos encanta.
El faro allá a lo lejos se perfila,
su mágica presencia nos alcanza.
¿Quién dice que camino siempre a solas?
Del mar, la luz me lleva de la mano;
y usando un aleteo de gaviotas
me dice que, sin más, somos amados…