Libros — 31 de julio de 2015 at 22:00

«Las horas del alma», de Ana Cabrera Vivanco

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Para los amantes de las sagas familiares bien contadas es todo un placer leer las Las horas del alma porque te enamorarás. De sus personajes (son tantos que cuesta elegir), historias y la potente narrativa de su autora, Ana Cabrera Vivanco. Toda una desconocida para mí que me ha llevado por donde ha querido con su espiral de amores, secretos, traumas y decepciones. El árbol genealógico parte de los bastiones de las familias Falcón, Monteagudo y Ulloa, que se van entremezclando durante cien años acompañados de Cuba y su historia.

Es impresionante la capacidad de Ana Cabrera de desmenuzar tal variedad, cantidad y calidad de relaciones sentimentales a lo largo de cinco generaciones. El erotismo y la sensualidad además abunda a raudales entre las parejas, aportando un ingrediente de excitación añadido, que sorprende, porque no llega a empalagar, como suele ser habitual en este tipo de sagas plagadas de protagonistas, que muestran cómo la vida es tan efímera como cambiante, hermosa y, a la vez, decepcionante.

A sus setenta años, Ángela, abandonada en un asilo, es la voz que arranca este puzle de realismo mágico, donde los muertos cuentan y están tan presentes como los vivos, con sus profecías e intuiciones que desparraman escalofríos por la piel del lector. Con tanto vivo y tanto ancestro, es fácil perderse. Consciente de que pocos podrán seguir el hilo con soltura, la escritora inicia su libro con un práctico esquema en el que vemos el laberinto genealógico de las familias con sus correspondientes «enredaderas», en las que, además, tiene el detalle de distinguir y aclarar cuáles son las uniones oficiales y cuáles son las «no legalizadas».

Lo mismo que aborda y describe sensaciones extremas y en estado puro, nos hace fotografías de lugares e instantes que hasta se pueden oler. Tanto, que quienes no conocemos Cuba, no deseamos otra cosa que conocer cuanto antes La Habana y ese mágico malecón cuando cerramos por última vez el libro.

Y no solo es la belleza y la elegancia de lo descrito lo que cautiva en esta obra, porque Ana Cabrera Vivanco le añade un plus de retrato histórico a través de los distintos períodos que vive y sufre Cuba hasta llegar a la revolución de Castro, que impregna –como no podía ser menos– la vida de muchos de sus protagonistas: tanto para emocionarles como para decepcionarles y arrojarles al mar a bordo de balsas donde la huida al territorio yanqui de un familiar se convierte en una trágica deshonra para el entorno que idolatra al comandante.

La fuerza del relato viene refrendada con la experiencia vital y personal de la autora, que vive en España tras verse obligada a abandonar su adorada tierra cubana. Aunque los personajes forman parte de la ficción, Ana Cabrera asegura en varias entrevistas –no he podido evitar la curiosidad de «rastrearla»– que algunos de ellos tienen su origen en parientes propios.

Cautivadora, elegante en una narración que abruma y de manera progresiva, esta novela no gusta, hechiza, enamora. Y por más que muchos lectores hablen de ídolos de la literatura como García Márquez e Isabel Allende cuando se refieren a Las horas del alma –ese alma tan vapuleada en tal cantidad de protagonistas–, en este caso la comparación no es odiosa, porque hay que saber hacerlo tan bien como ellos. Y Ana Cabrera puede sin duda alardear de haberlo conseguido.

Cortesía de «El club de lectura El Libro Durmiente» www.ellibrodurmiente.org

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