Ciencia — 30 de septiembre de 2015 at 22:00

Ser invisible: ¿una bendición o una maldición?

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Cuando era pequeña jugaba muy habitualmente con la imaginación. Quiero pensar que los niños de hoy no van a perder esa facultad por culpa de videojuegos, tabletas y smartphones. La imaginación es el motor de los avances científicos, tecnológicos y aun espirituales. Así que sería triste que las próximas generaciones carecieran de la mejor  y más eficaz arma que tenemos para mejorar nuestro mundo.

Volviendo a los juegos de la infancia: ¿quién no ha imaginado alguna vez que era invisible? Y otro de sus amigos decía: ¡yo soy un invisible que no ven los invisibles!

Pues parece que nos estamos acercando a la invisibilidad. El equipo de Ventsislav Valev, del Laboratorio Cavendish, adscrito a la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, ha desarrollado una técnica para lograr un material invisible.

La clave para cualquier tipo de efecto de «invisibilidad» radica en la forma en que la luz interacciona con un material. Cuando la luz incide sobre una superficie, es absorbida o reflejada, en una conducta que es la que nos permite ver los objetos. Sin embargo, modificando materiales a escala nanométrica, es posible producir «metamateriales», materiales que pueden controlar la forma en que la luz interacciona con ellos. La luz reflejada por un metamaterial debidamente acondicionado es refractada en la dirección «incorrecta», lo que ofrece un magnífico potencial para volver invisibles los objetos recubiertos con el metamaterial adecuado.

La técnica que ha desarrollado este equipo de la Universidad de Cambridge implica usar una luz láser «desenfocada», a modo de miles de millones de agujas, «cosiendo» nanopartículas de oro entre sí y dando forma a largas cuerdas o cadenas. La técnica, desarrollada para materiales de construcción compuestos por piezas de unas pocas milmillonésimas de metro de diámetro, puede emplearse para controlar la forma en que la luz pasa a través de ellas.

Estas cuerdas pueden ser superpuestas unas encima de las otras formando capas, de manera comparable a los ladrillos del popular juego de construcción Lego. El método hace posible producir materiales en cantidades mucho mayores que lo que era posible con técnicas anteriores.

Sin embargo, antes de que los dispositivos de ocultación puedan convertirse en realidad a una escala mayor, los investigadores deben determinar cómo fabricar los materiales adecuados en la escala nanométrica, y en ese sentido, usar luz ha resultado ser ahora una enorme ayuda en la nanoconstrucción.

La gran pregunta que queda por resolver es saber a qué jugaremos cuando tengamos la capa de la invisibilidad. ¿Salvaremos a nuestro equipo en el juego del escondite o espiaremos los secretos del vecino? ¿Descubriremos las tramas de la corrupción para hacer el mundo más justo o cometeremos crímenes en nuestro beneficio o de nuestros allegados?

Es importante que nos demos prisa en hacer al ser humano más bueno y más justo para que cuando los tecnólogos inventen la capa de la invisibilidad, ya estemos aptos para saber utilizarla y no nos ocurra como con la energía nuclear, las armas biológicas o la comunicación digital.

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