La atención es una facultad destacada en todas las enseñanzas sobre el conocimiento humano, y se erige en un gran poder cuando se domina. No es una excepción el papel que desempeña en La guerra de las galaxias, y constantemente encontramos recomendaciones de los maestros jedi a sus discípulos al respecto.
Luke se encuentra entrenando para ser jedi en Dagobah. Yoda es consciente de la necesidad de estar en el momento presente, de tener una mente alejada de las distracciones y atenta a lo que está haciendo y lo que de verdad sucede en este momento.
«Un jedi debe tener la más profunda concentración, la mente más equilibrada. Durante mucho tiempo, ha distraído su mente hacia el futuro. Nunca ha estado donde él estaba, en lo que estaba haciendo» (Yoda a Obi Wan, comentando la actitud de Luke).
Otra referencia a mantener la atención es la que hace Quin Gon Jinn (exalumno de Yoda) a su alumno Obi Wan en La amenaza fantasma:
–Tengo un mal presentimiento –dice Obi Wan.
–Yo no siento nada –responde Quin Gon Jinn.
–No hablo de la misión, maestro, presiento algo lejos… se evade –dice Obi Wan.
–No te concentres en tu ansiedad Obi Wan, que tu concentración esté aquí, como deber ser –responde Quin Gon Jinn.
–Pero el maestro Yoda dice que debo ver hacia el futuro –dice Obi Wan.
–Pero no a expensas del momento –responde Quin Gon Jinn.
Las emociones funcionan como un sistema de alarma del que muchas veces no nos percatamos, porque no somos conscientes, sino más bien inconscientes al actuar de modo automático. Ser conscientes implica despertar, supone prestar atención, tal y como un relato zen nos contaba:
Un discípulo preguntó a su maestro: «¿Cuál es el camino más corto para llegar al satori?».
El maestro le contestó: «Atención».
El discípulo preguntó de nuevo: «Además de esto, ¿qué se necesita?».
–Atención. Atención.
–Ya sé que es lo más importante, sí. Pero… ¿qué es lo último, lo que viene después? –insistió el discípulo.
Y el maestro le respondió: «Atención. Atención. Atención».
Por lo tanto, nuestro trabajo transpersonal comienza siendo conscientes de nuestras emociones, de nuestros estados afectivos, de las emociones que evocan ciertas situaciones, objetos, etc., que se encuentran cargados de sentimientos, reconociendo las emociones que expresamos, tanto verbales como no verbales.
Ser conscientes y sentir
«Siento una perturbación en la Fuerza» (Yoda).
Sabemos que las emociones y los pensamientos se encuentran unidos en simbiosis, de tal forma que si los utilizamos y sentimos de una forma más adecuada, podemos empezar a tomar mejores decisiones, motivadas por razonamientos más inteligentes, podemos empezar a desvincularnos del automatismo para comenzar a coger las riendas de nuestra vida.
«No es diferente, solo es diferente en tu mente, debes olvidar lo que has aprendido» (Yoda).
Si utilizamos la emoción de una forma útil para nuestra vida, nos aporta innumerables beneficios. Cuando conseguimos que la emoción y el pensamiento trabajen en sintonía, podemos prestar atención a lo que realmente es importante, podemos evocar con mayor facilidad el recuerdo de momentos emotivos, formar juicios con relación a cómo nos sentimos, de tal forma que dispongamos de diferentes perspectivas frente a un mismo problema.
«Vive el momento, no pienses; siente, utiliza tu instinto, siente la Fuerza» (Yoda).
Sentir: cuántas veces olvidamos sentir. Conocer cómo nos sentimos nos permite guiar nuestros pensamientos siguientes, y dirigir nuestra forma de razonar y actuar. Cuando contactamos con la emoción, cuando la sentimos, cuando la respiramos, lejos de toda interpretación o juicio sobre uno mismo o sobre los otros, podemos abrir una puerta hacia la consciencia. En ese punto de observadores que no se dejan llevar por los vaivenes de la emoción, podemos distinguir la necesidad que hay tras esa emoción inicial.
Cuando somos capaces de permanecer en ese punto, podemos ver la estrategia que sigue nuestro ego para satisfacer la necesidad emergente y la necesidad profunda que de verdad necesita ser atendida. La estrategia se basa en acciones, simples cosas que piensas, dices o haces, como la necesidad de abrazar a un amigo; esta necesidad emergente se encuentra asociada a la necesidad profunda de amar y ser amado, de dar y de recibir cariño, y también miedo a ser rechazado o estar solo.
Al ser consciente y sentir, al no actuar de forma automática, al contactar con la necesidad profunda, podemos soltar ese apego a la estrategia habitual que empleamos. De esta forma soltamos también el apego a lo que aprendimos cuando éramos pequeños, a ese trozo de nuestra historia personal que activó nuestra necesidad y la emoción aflictiva asociada. Podemos sanar las heridas interiores, porque también contactamos con nuestro niño interior y lo sentimos.
Un trabajo interior
«Abandonarte la Fuerza no puede. Constante ella es. Si encontrarla no puedes, en tu interior y no fuera deberás mirar». Yoda intenta que Luke se concentre en su interior, ahí es desde donde puede conectar con la Fuerza.
Reconocer nuestras emociones, cómo actuamos ante la vida, es un trabajo que empieza en nuestro interior, no en el exterior. Si queremos entender y comprender los sentimientos, tenemos que empezar a profundizar en nosotros mismos. Debemos identificar cómo reaccionamos ante determinados sentimientos, personas y cosas, ser conscientes tanto de las causas como de las implicaciones, reconocer la emoción que se crea, la necesidad que requiere ser cubierta, la proliferación de historias y juicios que toman cuerpo en forma de pensamientos.
El trabajo interior consiste en comprender nuestros estados emocionales, y ser capaces de moderar o manejar nuestras reacciones ante las diversas situaciones que se puedan presentar. Así, al no haber respuestas emocionales descontroladas, no se llegará a nublar nuestra capacidad de razonar.
Trabajar con la emoción no implica reprimirla o negarla, ni tampoco dejar que nuestra mente sea gobernada por las emociones y, como consecuencia, actúe bajo su influencia.
Este trabajo interior se podría dividir en tres pasos simples que comprenden una gran labor.
Primero, hay que reconocer la existencia de la emoción e identificarla: la finalidad es aprender a verla directamente, sin dar rodeos ni evadirnos del momento presente, con atención plena en todo lo que nos está sucediendo.
Después, hay que mantener una actitud saludable y equilibrada hacia las emociones que sentimos, renunciando a criticar, juzgar o construir pensamientos o ideas acerca de ese momento, y evitar que nos influya la culpa o el odio.
Por último, trabajar con la emoción desde el interior para entender su raíz, y cambiar la mente a un estado más positivo.
Cuando realizamos este trabajo, logramos valorar nuestras verdaderas prioridades, enfocar nuestra energía para conseguir el objetivo e incluso afrontar los obstáculos del camino con otra actitud y otro punto de vista.
Todo tiene la misma esencia
El cambio del punto de vista nos hace ser conscientes de que muchas de las verdades que conocemos son únicamente una forma de ver las cosas, un pensamiento creado en nuestro interior, un razonamiento, cuando, en verdad, no existe una realidad única, sino que más bien todo es susceptible de ser entendido desde varias perspectivas.
Esta reflexión nos lleva a pensar que nada es lo que parece. Simplemente por emitir un juicio ya estamos definiendo la realidad, cuando en verdad la realidad es indefinible; por lo tanto, solo nos queda la aceptación de la misma, observarla, respirarla y vivirla sin aditivos creados por nosotros. Cada circunstancia es algo que solamente sucede una vez en la vida, un momento único e irrepetible en el tiempo, y lo que tenemos que hacer es vivirla.
«Mi aliada es la Fuerza y una poderosa aliada es; de la vida es la creadora, crecer la hace, su energía nos rodea a todos y nos une, luminosos seres somos, no esta cruda materia. Debes sentir la Fuerza a tu alrededor, aquí, entre tú y yo, y el árbol y la roca, incluso entre la tierra y la nave», le dice Yoda a Luke cuando le enseña que la Fuerza está en todas partes y habita en todo.
Existe una pugna interior por intentar moldear las cosas tal y como nos gustaría que fueran, por etiquetar todo lo que vemos o sentimos, por juzgar si esto es bueno o aquello es malo, por evadirnos hacia el pasado o dirigir nuestra mente hacia el futuro con tal de alterar lo que consideramos oportuno.
No aceptamos que en la vida no existe esa dualidad que domina nuestra forma de pensar. El ego se alimenta de nuestro miedo a profundizar, crea barreras imaginarias, pensamientos erróneos para que no contactemos con nuestro ser interior; sabe que si llegamos a nuestro centro, el gran truco de magia, esa niebla que envuelve nuestros pensamientos desaparecerá por fin.
Todo está bien y todo está mal, hay luz y también hay oscuridad, toda vara tiene dos extremos de la misma esencia, como ocurre con la Fuerza, con su lado luminoso y su reverso tenebroso. Por tanto, no existe dualidad sino unicidad, todo punto distante de una circunferencia se encuentra con su extremo si recorre la línea de su diámetro, al igual que ocurre en Star Wars: todo protagonista se encuentra siempre con su antagonista, porque están unidos por la misma esencia.
Mindfulness
Mindfulness es prestar atención a cada situación que experimentamos en el momento presente, tanto en nuestro cuerpo como en nuestra mente, con una actitud de aceptación, que ha eliminado el modo automático para no ser reactiva y los juicios que emitía.
Cuando lo practicamos, somos conscientes de todos los sucesos que acontecen delante de nosotros, pero de una manera impersonal y desapegada. De esta forma, nos convertimos en un observador que no se deja llevar por las emociones. Estas oscilan de un lado a otro del péndulo mientras nosotros nos encontramos en lo alto, desde donde las observamos sin ser arrastrados por el cambio.
Ecuanimidad y transitoriedad son los dos principios a seguir: ecuanimidad como la respuesta neutra ante lo que experimentamos, sin anhelo a lo que nos es agradable y sin aversión a lo que nos resulta desagradable. Y transitoriedad contemplanto la naturaleza cambiante de la vida. Simplemente observando, podemos ver lo que ocurre tanto dentro como fuera de nuestro ser.
Encontrar el equilibrio
«¡Mejores cosas que luchar debería estar haciendo un Maestro jedi! Buscando sabiduría. Encontrando equilibrio. Pero estos son los días que vivir nos ha tocado» (Yoda).
Creo que esta frase de Yoda resume todo: las emociones y cómo trabajan, el ego como transformador y dirigente de nuestra realidad y la posibilidad de volver a llevar las riendas de nuestra vida. Todo, al final y al cabo, es dejar de luchar, buscar la sabiduría que reside en nuestro interior, encontrar ese punto de equilibro que se encuentra en la posición del observador y sí, vivir estos días, porque son los que nos han tocado, porque son únicos y «pasan sin que te des cuenta», o por el contrario, ya has empezado a abrir los ojos, a “darte cuenta”, a ver la Fuerza que hay en ti.
Yoda: No más entrenamiento necesitas. Ya sabes todo lo que necesitas saber.
Luke: Entonces ya soy un jedi.
Yoda: ¡Oh! no todavía. Falta una cosa… Vader. Debes enfrentar a Vader.
Lo que no es de entender es parte de tu aprendizaje para vivir. . Si te conviene. !