El loco de la guardilla. Paso que pasó en el siglo XVII, escrito en un acto y en verso por Narciso Serra (1834-1877), forma parte de las numerosas recreaciones teatrales inspiradas en el Quijote y, en un sentido más amplio, en la figura de don Miguel de Cervantes.
Se trata, por tanto, de una recreación cervantina: en ella encontramos a Cervantes convertido en personaje de ficción.
Estrenada en el Teatro de la Zarzuela, la noche del 9 de octubre de 1861 (aniversario del bautismo de Cervantes), se inspira en el cuento dialogado La locura contagiosa (1844), de Juan Eugenio Hartzenbusch.
Su acción discurre en 1605 y nos presenta a un Cervantes de cincuenta y ocho años al que su hermana Magdalena y otros personajes creen loco, por los ataques de risa que causa en él la creación de su gran novela.
El éxito alcanzado llevó a Serra a escribir una continuación, El bien tardío, que se representó asimismo en el Teatro de la Zarzuela en octubre de 1867, llevando ahora la acción al momento de la muerte de Cervantes.
Cabe mencionar que, en ambas piezas, aparecen las figuras de otros destacados escritores: Lope de Vega, como familiar del Santo Oficio, con cuarenta y tres años, en la primera; y Francisco de Quevedo, joven de veinticinco años, novel escritor y rendido admirador del autor del Quijote, en la segunda.
En ambas observamos el humor y el sentimiento que sin duda proceden de la admiración.
Son piezas de alto interés(1), pues reflejan muy bien el contraste que se da entre la imagen que tenemos de Cervantes, el genial escritor, maestro de la lengua castellana, creador del personaje inmortal de Don Quijote, quintaesencia a su vez –pudiera decirse así– del carácter español; y sus circunstancias personales, ya que en los momentos en que el Quijote surgía de su pluma, resultaba ser un genio olvidado y no recompensado, que murió en pobreza y soledad.
Originalmente, la obra se representó como zarzuela –técnica compositiva que requería parte de recitado y parte cantada–, con acompañamiento musical en cinco escenas. Posteriormente, en 1868, introduce Serra unas modificaciones en el texto para que esta zarzuela pueda ser puesta en escena como comedia, algo que era usual en la época.
Al título le añade un subtítulo: Paso que pasó en el siglo XVII. De entre los distintos modos de nombrar este tipo de obras cortas (sainete, juguete cómico, etc.), Serra eligió el término «paso» (pieza de teatro corta, generalmente con episodios cómicos y comúnmente en un acto, desarrollada en un solo lugar).
Donde de forma más explícita queda reflejada la acogida de esta zarzuela por parte del público es en el número de ediciones que alcanzó. Solo en el siglo XIX y en territorio español se llegaron a hacer hasta 19 ediciones. El público compró ejemplares para su lectura, pero también para su representación en casas particulares.
Justificaría el éxito de la pieza, la valoración –que aún hoy en día– le hacen los críticos.
Dice Carmen Menéndez Onrubia (1999): «Aunque El loco de la guardilla no sea como obra literaria un prodigio de perfección, admira por su facilísima versificación y por el ingenio y la gracia que supo imprimirle su autor. La comicidad de las primeras escenas, en las que se escuchan los requiebros amorosos de Josef y Magdalena, sirven de preparación para la presentación de las figuras principales. De la risa, pasa Serra con maestría a unas escenas llenas de sentimiento y ternura, en las que las dos grandes figuras de la literatura española (Cervantes y Lope) muestran su respeto y admiración mutuos».
Y más adelante: «La belleza de la obra, su poca extensión y fácil puesta en escena, contribuyó a que Cervantes recibiera un gran homenaje nacional desde las tablas, tanto de los escenarios privados como comerciales».
Las dos piezas recuperan algunos datos biográficos y literarios de Cervantes: su oficio de soldado y su participación en Lepanto, el cautiverio en Argel, su estancia preso en la cárcel de Sevilla, el olvido de su teatro tras la exitosa irrupción de Lope, etc.
Hay, sobre todo, algunos puntos interesantes en cuando al aspecto humano de la biografía cervantina. Por ejemplo, las dos obras retratan muy bien la situación de pobreza, de extrema necesidad, en que viven Cervantes y su familia: se alude a que ha sido pretendiente en la corte, pero en vano; en varias ocasiones se dice que no tienen nada para comer o cenar; Lope lo quiere socorrer con su limosna, pero el orgullo de Miguel le impide aceptarla. En la segunda de las piezas, El bien tardío, Quevedo ofrece su dinero para el entierro del maestro.
Sin duda, la presencia de estos dos grandes escritores, más allá de cómo fuera su relación personal en la realidad con el autor del Quijote, sirve en estas obras para que ambos ponderen el ingenio de Cervantes, se lamenten de su suerte y le vaticinen la fama y gloria futuras, aunque Miguel confesará que la gloria humana es humo y que solo desea la gloria eterna que da Dios.
* * *
Para agrado del lector, acompañamos los versos con que concluye El loco de la guardilla. En escena, Miguel y Magdalena, su hermana:
MIGUEL.-
¡Lope! ¡El gozo me enajena! / Pero mi cerebro abrasa…
¿Hay qué cenar, Magdalena? (Con timidez)
MAGDALENA
Ni bocado en la alacena / ni otra luz que esta en la casa.
MIGUEL
¡Paciencia! (Con dolor)
MAGDALENA
Mas ya os darán / por ese libro mañana,
buscándole con afán, / lo que pidáis.
MIGUEL
¡Ay hermana! / Quiera Dios que nos den pan.
MAGDALENA
¡Cual ríen por tu obra buena! / Si supieran que no cena
el autor, mal que le pese, / no se holgaran tanto.
MIGUEL
Ese, / es el vulgo, Magdalena. / Ven, tú a rezar, yo a escribir;
y pues me vas a escuchar, / ¡yo te prohíbo decir
que he cesado de reír… / aunque me sientas llorar!
Si Lope me adivinó / al darme famoso mote,
la patria ingrata no vio / que Cervantes no cenó
cuando concluyó el Quijote.
(1) Los textos de ambas obras no se encuentran actualmente en las librerías, pero se pueden conseguir solicitándolos a los fondos de la Biblioteca Nacional de España: Oficina Reprografía [email protected]