La niña Manuela ama a su padre por encima de todas las cosas. Preferiría mil veces la muerte a traicionarle. A su vez, el padre no tiene mayor tormento que no poder ver a su hija cada día. Con esta premisa, Víctor Amela nos narra los últimos años de Tomás Penarrocha, el Groc de Forcall, apodado así por el color de sus cabellos. La Primera Guerra Carlista ha concluido y Tomás regresa a su pueblo; ansía abrazar a su esposa y a sus hijos, pero no puede renunciar a sus ideas ni acatar la Constitución de 1837 promulgada por la reina niña y, con ella, una ley que considera afrancesada y masona. Nombrado por el general Cabrera capitán de las tropas realistas de Forcall, al grito de ¡Viva la religión! ¡Viva el rey Carlos V!, consigue formar una partida guerrillera que campará por el Maestrazgo, luchando contra los soldados de la regente, los negros –por su uniforme oscuro–, por quienes siente un profundo desprecio.
Defiende las ideas realistas, la tierra y la tradición, el Antiguo Régimen y el mantenimiento de los derechos forales, el púlpito y el catolicismo más conservador, frente a la modernidad y el progreso, la electricidad y el ferrocarril. Solo los curas pueden interpretar las Escrituras, solo los hombres pueden ser reyes, solo valen las buenas costumbres viejas… Y por defenderlas está dispuesto a matar y morir.
Esta vez no hay un enemigo externo, como en las guerras napoleónicas en las que luchó su padre; ahora sus enemigos son sus antiguos amigos de la infancia, familiares más o menos cercanos y sus convecinos. Amela nos narra la lucha fratricida, la violencia largamente reprimida que sale en los momentos convulsos, los odios antiguos y las viejas rencillas por las tierras; la traición y el egoísmo humano. Aquello que somos capaces de hacer en un momento dado bajo la justificación de una bandera, de una causa, de unas ideas. Pero también nos habla de amor a la esposa y a los hijos, de la camaradería, del deseo carnal en las situaciones más extremas, de la ayuda generosa y de la solidaridad.
Todo esto y algún secreto más aparecen en esta novela escrita con ritmo ágil, muy entretenida y amena, que nos deja con ganas de más. Fechada en dos tiempos: al final de la Primera Guerra Carlista, entre 1840 y 1844, el primero; el segundo en 1888; y ubicada en Forcall, Morella y la zona del Maestrazgo.
Víctor Amela nació en Barcelona en 1960, es novelista y periodista. Colabora en La Vanguardia con la sección «La Contra» (1998), ejerciendo la crítica televisiva. Participa en programas de radio y televisión. Es autor de las novelas El càtar imperfecte (2013) y Amor contra Roma (2014).
La hija del Capital Groc ha sido galardonada con el Premio Ramón Llull 2016.
Cortesía de «El club de lectura El Libro Durmiente» www.ellibrodurmiente.org