Es asombrosa la cantidad de nuevos paradigmas que están surgiendo para conocer la realidad, tanto humana como la de la naturaleza, entendida en el sentido que le daban los filósofos presocráticos, como Universo. Surgen nuevas hipótesis para explicar muchos fenómenos que las visiones reduccionistas y dogmáticas de la ciencia nunca hubieran contemplado como posibles. Y nuevos métodos de análisis, muy innovadores, que desafían a lo que tradicionalmente suele recibir la conformidad de su aplicación por parte de las diversas disciplinas científicas, consolidadas y legitimadas.
Continuamente recibimos en la redacción de Esfinge informaciones sobre estos nuevos supuestos que, en la mayoría de los casos, no alcanzamos a comprender, entre otras cosas porque afectan a campos superespecializados. De tal manera que a veces se hace difícil poder distinguir entre lo que se encuentra sustentado por estudios serios y rigurosos y lo que proviene de mentes fantasiosas, si bien intentamos por todos los medios que están a nuestro alcance contrastar las informaciones que nos llegan.
Pretendemos mantenernos en un equilibrio entre dar cabida a lo nuevo y rompedor y ofrecer a nuestros queridos lectores y lectoras una información de calidad. De todas formas, uno de nuestros signos de identidad es el respeto a todas las opiniones y enfoques del conocimiento y de la vida, siempre que busquen la mejora de los individuos y la sociedad y contrarresten los dogmatismos y las posiciones cerriles. Y como solemos repetir, la responsabilidad de las opiniones manifestadas y datos facilitados es de los autores que enriquecen con su diversidad nuestros contenidos.