La literatura siempre ha sido una importante vía de comunicación entre los seres humanos. Cuando se trata de obras de ficción, las palabras –que plasman lo que la imaginación crea– abren puertas a mundos fantásticos trayéndolos a la vida, permitiendo compartir momentos mágicos al autor y al lector en un recorrido común. Una de las insignes figuras de las letras españolas es Ana María Matute.
« La palabra es lo más bello que se ha creado, es lo más importante de todo lo que tenemos los seres humanos. La palabra es la que nos salva ».
Ana María Matute, nacida en junio de 1925, fue la tercera mujer en recibir el prestigioso Premio de Literatura Miguel de Cervantes, en el año 2010, entre muchos otros.
«No escribo para ganar premios, gano premios porque he escrito libros» .
Ya desde niña su maravillosa ilusión le hizo entrar de lleno en el mundo de la escritura, plasmando en cuentos y relatos cortos toda su fantasía, llegando a publicar sus primeras obras siendo adolescente.
Con su máquina de escribir dio vida a reyes, príncipes, trasgos, saltamontes verdes, niños malos; bajo su tinta creció el reino de Olar, subimos a la torre del vigía, visitamos paraísos inhabitados, entramos en cuartos cerrados y cruzamos la puerta de la Luna.
«El que no inventa, no vive» .
Ana María Matute, «una niña asombrada», buscaba a través de su escritura encontrar su sitio en un mundo desolado por la Guerra Civil, acontecimiento que truncó su infancia de un modo tal, que los temas principales de sus obras reflejan el mundo de la guerra y la posguerra.
Su carrera literaria comienza con la editorial Destino, publicando en 1948 Los Abel , a la que le sucederían novelas y relatos de gran calidad merecedores de premios y reconocimiento a nivel mundial. Sus obras han sido traducidas a más de veinte idiomas.
Tras un largo periodo de silencio, en el que estuvo sumida en la oscuridad en lo que a la escritura se refiere, surge, como ave fénix, su obra magistral Olvidado rey Gudú , con la que por fin retoma de nuevo su carrera literaria.
«La literatura ha sido el faro salvador de muchas de mis tormentas».
Finalmente nos deja en junio de 2014, escribiendo la que sería su novela póstuma, Demonios familiares , y dejando huérfano el mundo de las letras españolas.
«Quisiera que mis libros duraran porque yo estoy en ellos. Y si alguien me ha querido y me recuerda, y me quiere volver a encontrar, yo estoy allí».