De nuevo la sincronicidad nos trae la posibilidad de encontrarnos con personajes que, desde puntos de vista diferentes, coinciden sin embargo en sus mensajes y propuestas para un mundo en paz. Sus palabras pueden sonar utópicas, incluso irrealizables, cargadas de buena voluntad, pero carentes de sentido práctico en el aquí y en el ahora. Y sin embargo, nos resultan tan necesarias que por eso las traemos a las páginas de Esfinge. Lo hacemos porque representan un contrapunto para la oscuridad de las noticias que se producen cada día inundando los medios de comunicación con ejemplos concretos de hasta dónde pueden llegar la estulticia, la ignorancia, el egoísmo, los vicios en suma que causan tanto dolor en el mundo.
Algunos, como el padre Ellacuría, a quien recordamos en este número, pagaron con el alto precio de la propia vida haberse puesto del lado de los más vulnerables; otros, como Satish Kumar, la están dedicando a despertar conciencias, inspirándose en la antigua sabiduría de la India y demostrando su viabilidad en nuestro momento. Ambos coinciden en su anhelo de paz, pero basada en la justiciay el amor, sustentada por el conocimiento propio y la compasión por el dolor de los demás.
Escuchando las reflexiones de estas personas comprometidas y entregadas a causas nobles nos damos cuenta de que no está todo perdido. Como en tantos cuentos antiguos, la fuerza de los pocos empeñados en hacer el bien es más fuerte que la de todos los malvados, conscientes o inconscientes de los efectos nefastos de sus acciones.