Mi mente romanizada hace muchos años en las aulas de una Facultad de Historia vio de forma nítida una batería de referencias a la historia clásica de la ciudad prometida a Eneas en aquellas películas conocidas como La guerra de las galaxias, y que en las precuelas (episodios I, II y III) se ve con más claridad, donde uno no puede evitar pensar en el final de la República romana y el principio delImperio. Quizás el paralelismo –siempre estamos hablando a grandes rasgos– sea muy obvio, pues es parte de la trama principal de estas películas, pero en realidad es mucho más profundo de lo que aparenta a primera vista, porque al final, todos los caminos llevan a Roma.
La primera guerra espacial y la mitología romana
Hace mucho tiempo, en un lugar no tan lejano, Luciano de Samósata rompía con el principio griego de la imitación de la naturaleza como fin esencial de las artes. En sus Relatos verídicos , un tifón conduce a una nave hasta la Luna y descubre, entre otras cosas, una guerra entre selenitas y solares. Estamos probablemente ante la primera guerra espacial de la historia y los cimientos de un género que prosperará con los años conocido como ciencia ficción.
Dos mil años después, George Lucas recogió el guante con gran éxito. La saga Star Wars , al igual que Relatos verídicos, nos ofrece explorar un mundo plenamente humano a pesar de que los acontecimientos se desarrollan en el espacio. Como cualquier relato épico contemporáneo, Star Wars bebe de muchas tradiciones.
La historia de Luke como héroe que desconoce sus orígenes y es iniciado por un maestro resulta muy conocida, y encontraríamos numerosos paralelismos; sin embargo, la historia de los gemelos Apolo y Diana, frente a la de los protagonistas Luke y Leia, llama particularmente la atención. Latona, la madre de Apolo y Diana, al igual que Padmé, tuvo que dar a luz escondida por la persecución de Juno, la esposa de Júpiter, celosa de las conquistas de su marido. Latona tuvo un alumbramiento doloroso que duró nueve días. Tras nacer los gemelos, estos fueron separados hasta la edad adulta.
El final de la República
Desde el inicio del episodio I, la situación de crisis de la República parece clara. «La República Galáctica está sumida en el caos», dicen los títulos iniciales. La Federación de Comercio impone un bloqueo sobre el planeta Naboo –un territorio situado en la periferia de la galaxia– sin que la República sea capaz de gestionarlo, ya que el Senado «debate interminablemente», sin llegar a actuar de forma diligente. A la República Galáctica, corrompida en casi todos sus estamentos, le cuesta mantener el orden, sobre todo en el borde exterior, unos territorios a menudo más salvajes y bárbaros. Frente a las dificultades, se eleva la figura de un hombre que, poco a poco, acumula poderes delegados por el propio Senado para acabar erigiéndose como salvador de la República y convertido en emperador.
Roma también debía enfrentarse a algunos focos de resistencia, como los partos en Oriente o los piratas. Poseía unas amplias fronteras rodeadas de territorios salvajes. Sus instituciones estaban corrompidas hasta los cimientos y se vio sumida en una importante guerra civil de la que salió a flote con la elevación de un hombre que, poco a poco, sea por causa o consecuencia, fue acaparando poderes. Todo esto está muy simplificado, obviamente. En Palpatine podemos ver a Sila, Pompeyo, Julio César o Augusto.
El «Estatuto 312B» entra en escena en el episodio II ante la situación de guerra y gran inestabilidad de la República, el canciller Palpatine logra ganar la votación y con ello acumular poderes y prerrogativas. Me fue imposible no recordar la magistratura romana de la dictadura tras ver esa escena. Era una magistratura extraordinaria prevista en el orden constitucional, que se planteaba en momentos graves (guerras o disturbios). Entonces, uno de los cónsules nombraba un dictador con poderes extraordinarios para salvar la dificultad. No podía legislar y su duración era breve (seis meses, pudiendo renunciar antes). Se trataba, por lo tanto, de una suspensión del orden republicano para su propia protección. Algunos hombres fuertes como Sila o Julio César hicieron uso y abuso de esta institución.
En el caso de Julio César, es de sobra conocida la forma en la que aconteció su asesinato, a manos de algunos autoproclamados defensores de la República. De un mismo modo, Palpatine es víctima de un intento de asesinato por parte de los jedis , que pasan por encima del orden constitucional: «Tiene el control del Senado y de los tribunales, es demasiado peligroso para dejarle vivir», le dice Windu a Anakin. Bien es cierto que Palpatine resulta ser un sith y Julio César, no (aunque algunos probablemente lo vieran como tal). Palpatine sobrevive y Julio César muere, dando con ello el pistoletazo de salida para una nueva guerra civil.
Haciendo un rápido resumen, Octavio Augusto, tras ser nombrado heredero de César se enfrenta a sus enemigos al conseguir reunir un imponente ejército. Afianza su poder en Roma y tras cierto equilibrio de poderes consolida su situación en todo el Occidente romano al apartar de escena al triunviro Lépido. Queda entonces la sombra alargada del poder del tercer triunviro, Marco Antonio, al que pone en tela de juicio por su relación con Cleopatra, pues Antonio había repudiado a su hermana. El resto de la historia es conocida. Marco Antonio es declarado enemigo público por parte del Senado y derrotado.
Palpatine, en cierta medida, sigue un patrón similar. Crea el ejército clon en secreto, supuestamente en defensa de la República, aunque, al igual que Octavio, finalmente buscará obtener el ascenso personal. La alargada sombra de los jedis , de forma similar a la de Antonio, es reducida difamándolos y acusándolos de traición a la República. Marco Antonio fue derrotado en Accio, así como los jedis por la orden 66.
El Imperio: más allá de la eternidad
El Senado de Roma le otorgó a Octavio el título de Augusto y lo nombró Princeps , con la ficción de primus inter pares , el primero entre iguales, mientras Palpatine nos devuelve el paralelismo en un pleno del Senado, en el que proclama «el primer Imperio galáctico» del que se declara emperador. Al finalizar, se escucha una de las mejores frases de la saga en boca de Padmé: «Así es como muere la libertad, con un estruendoso aplauso».
Desde ese momento, llaman la atención las palabras de Palpatine. Durante el discurso en el que proclama el Imperio, el hasta entonces canciller asegura que este durará «más de diez mil años». Esta idea de pervivencia, claramente parece remitir al concepto romano de aeternitas y superar las barreras de la eternidad . Los romanos creían que a Roma le tocaba su propia edad, mil años según la profecía etrusca. Roma duraría mil años, Roma sería eterna.
Una vez en el poder, Palpatine se rodea de una guardia imperial. Esta guardia del emperador nos remite directamente a la guardia pretoriana romana, que fue formalmente creada por Augusto, el primer emperador, como escolta y protección a los emperadores romanos.
El borde exterior, el limes y los reinos clientes
El Imperio de Star Wars se extiende hasta los límites de la galaxia, y fuera de estos límites la vida se vuelve más salvaje. Hablábamos al principio de este artículo de las dificultades que experimentan ambas repúblicas en mantener estas fronteras y ahí, de nuevo, podríamos hacer otro símil, el de los limes o fronteras de Roma.
Así mismo, dentro de estos límites, encontramos en el Imperio galáctico, reyes fácticos que conviven con el poder imperial. Es el caso de Jabba el Hutt, cuyo ejemplo recuerda el de los reinos clientes de Roma. Estos reinos clientelares llegaron a ser importantes a la hora de entender el entramado defensivo del Imperio. Los soberanos de los Estados clientes eran oficialmente designados por el Senado como «reyes amigos y aliados del pueblo romano». En ese momento –si no la poseían ya– recibían la ciudadanía romana. Sus reinos no eran independientes pero sí autónomos, convirtiéndose, de facto, en Estados vasallos o protectorados romanos.
Volviendo a Jabba el Hutt, llaman la atención las características de su corte, de tipo oriental. Cantantes, esclavos, vinos, comida a raudales, rodean una corte exuberante en la que la vida es diversión y en la que, incluso, encontramos ejecuciones convertidas en espectáculo a manos de criaturas salvajes.
Costumbres: juegos, circo y esclavitud
Más allá de la política están las costumbres, donde podemos encontrar varios paralelismos. La primera de esas costumbres que aparece en Star Wars es la esclavitud, y en Roma era una institución perteneciente al derecho de gentes ( ius gentium ) y como tal su uso fue común a lo largo de la Antigüedad e incluso posteriormente entre diversos pueblos. En Star Wars tenemos el ejemplo concreto de Anakin y de su madre, ambos esclavos en una tienda de chatarra perteneciente a Watto. Anakin sería lo que comúnmente en época romana se denominaba como verna , un esclavo hijo de una esclava, nacido por lo tanto con esa condición. Poco importaba, en Roma, que el padre fuera un esclavo o un hombre libre, puesto que fuera del matrimonio, la regla absoluta era que el hijo seguía la condición de la madre, y para una mujer esclava no podía haber matrimonio. En la época clásica había que considerar el momento del parto, para establecer la condición jurídica del recién nacido y así saber si este nacía libre o esclavo.
Sin embargo, tanto Anakin como su madre alcanzan la libertad a lo largo de la saga y lo hacen de forma diferente. En el caso de Shmi Skywalker, tras alcanzar su hijo la manumisión, se queda al servicio de Watto, hasta que un granjero llamado Cliegg Lars aparece, la compra, la libera y se casa con ella. Ese tipo de relación también podía darse en Roma. Augusto permitió el matrimonio entre libres y esclavas con la excepción de los senadores. El registro epigráfico, de hecho, da fe de la existencia de ese tipo de unión a pesar de los tabús sociales que podrían haber entrañado. Incluso tenemos referencias de caballeros ( equites ) unidos en matrimonio con sus antiguas esclavas.
En cuanto a Anakin, consiguió su libertad tras una apuesta del maestro jedi Qui-Gon Jinn al ganar una carrera de vainas . En este caso, de nuevo, el paralelismo parece bastante obvio, pues la puesta en escena de la carrera de vainas tiene importantes reminiscencias de los ludi circenses. Los aurigas eran personas de origen humilde, siendo por lo general esclavos o libertos. Algunas veces podían ser liberados como premio al ganar una o varias carreras, aunque estaba prohibida la manumisión forzada por la aclamación popular.
Pero las referencias en cuanto al mundo de los juegos, no se detienen ahí. Así, en el episodio II, Padmé y Anakin son protagonistas en la arena de Geonosis –que recuerda en su factura al mismísimo anfiteatro Flavio– de lo que se asimila a una damnatio ad bestias . Esta forma de ejecución ya se realizaba muy anteriormente a su aparición en Roma. En Persia era muy utilizada y los etruscos, vecinos de Roma, de los cuales heredaron parte de su cultura, también la podrían haber usado. Al condenado se le podía atar a un poste o ser forzado a asumir el papel protagonista de un personaje mitológico descuartizado por una bestia. Las fieras eran excitadas por la servidumbre, que las encrespaban con muñecos, trapos o pinchos. Además de los leones, se utilizaban otros animales salvajes, como osos, tigres, leopardos, panteras o toros. Los condenados ad bestias estaban generalmente desarmados pero, en algunas ocasiones, podían defenderse. Así, algunos gladiadores, tal como revelan los motivos de algunos mosaicos, se enfrentaban a bestias estando armados. El espectáculo de Geonosis de Star Wars , tal como nos lo presenta Lucas, sería una versión intermedia entre ambas vertientes.
Encontramos más paralelismos, como el de los fastuosos trajes de Padmé como reina Amidala y las representaciones de la esposa de Justiniano, la emperatriz Teodora. Coruscant, un planeta cosmopolita y sobrepoblado como capital y centro de aquella galaxia muy lejana o las cúpulas Naboo y su parecido con el Panteón de Agripa. Probablemente, si quisiéramos seguir encontraríamos reminiscencias de muchas historias antes contadas, hace mucho tiempo, en un lugar lejano, al borde del Mare Nostrum , la cuna de la civilización.