Uno de nuestros entrevistados, en este número dedicado a Roma dice que «no conocer a los clásicos es como ignorar a nuestros padres», es decir, un auténtico disparate. Quienes amamos el legado del mundo clásico sentimos dolor al comprobar que la historia no importa en estos tiempos apresurados, mucho menos la que se remonta al mundo antiguo. Y, sin embargo, cuántas lecciones sabias, cuántas experiencias interesantes que nos enseñarían, entre otras muchas cosas, a no repetir los mismos errores, una y otra vez.
Nosotros en Esfinge pensamos que la historia sí importa, y como nosotros, muchos lectores, investigadores, escritores, que nos relatan y recrean tantos episodios fascinantes, que nos muestran, entre otras cosas importantes, la unidad del género humano, más allá del tiempo y el espacio.
Entre las numerosas propuestas, hemos vuelto a Roma una vez más, sorprendidos por el interés que sigue despertando la gran civilización que, partiendo de un poblado pequeño en Italia, se extendió por el mundo, unificando pueblos, territorios, creencias, pero sin aniquilar su espléndida diversidad. Continuamente, aparecen nuevos ensayos, obras de ficción que recrean aquellos ambientes, biografías de personajes, más o menos conocidos por el gran público… Entre las luces de sus gobernantes sabios y austeros y otros, que cayeron bajo el peso de sus locuras y miserias, hay innumerables historias dentro de la gran Historia, que sí importa, para conocer quiénes somos y de dónde venimos.