«Mi tiempo, señorías» es el título de la gira de despedida de Rosendo tras cuarenta y cinco años en los escenarios.
Algunas de sus canciones ( Maneras de vivir, Agradecido, Flojos de pantalón…) son verdaderos himnos de la juventud de varias generaciones. Rosendo no habla de cualquier cosa, sino que refleja los problemas sociales de los jóvenes. Por eso muchos se ven reflejados en lo que les cuenta en las canciones.
Como muchos de los jóvenes de su época, pasó sus dificultades, sobre todo cuando, tras la disolución de Leño, tuvo que empezar de cero en la época de la «movida madrileña», cuando ser rockero no era lo que se llevaba.
Pero él siguió adelante y, cuando ya su economía mejoró, siguió viviendo en su casa de Carabanchel y sin grandes lujos. Se le concedió la Medalla de Oro de las Bellas Artes y la Medalla de Oro de Madrid, y tiene una calle con su nombre en Leganés. Sin embargo, se negó a que le erigieran una estatua en su barrio porque según el, «lo que costaba la estatua se podía usar para obras sociales».
Cuentan que Rosendo siempre va acompañado de una libreta donde recoge lo que escucha en la calle, las pequeñas-grandes historias de la gente. Recogemos alguna de sus frases:
«El rock tiene esa parte de implicación en lo común. Y no es solo contar lo bonito o lo feo que a mí me parece el mundo. Hay muchas cosas que cambiar. Hay mucho material para seguir largando».
Al igual que la filosofía, el rock también trata en muchos momentos las grandes cuestiones que interesan y preocupan a los seres humanos.
A lo largo de la historia encontramos filósofos como Sócrates que también estaba «loco por incordiar». Sócrates era un hombre sencillo, un hombre del pueblo. Él decía que prefería ser maestro antes que político, y decía que el mejor servicio que podía prestar a Atenas era mejorar a sus hombres antes que ayudar a enriquecerlos.
Siempre se distinguió por sus sencillas costumbres, su valor a toda prueba y su gran sentido del humor. Y aunque fue criticado a lo largo de su vida, siguió fiel a sus ideas enseñando a los ciudadanos de Atenas e incordiando a los tiranos y sofistas.