Agustín Piedrabuena es actualmente director de la Escuela Transpersonal de Coaching Innerkey. Después de veinte años desempeñando puestos directivos en empresas multinacionales, decide formarse en psicología ycoaching transpersonal de la mano del padre del coaching, sir John Whitmore. Este recorrido vital le lleva a crear su propia escuela de coaching transpersonal, que dirige actualmente.
Agustín, usted trabajó muchos años como directivo en el mundo empresarial. ¿Cuál era la filosofía de las empresas en aquella época?
En mi opinión, la filosofía de cualquier empresa siempre ha sido y siempre será la de aportar valor al mundo. Cualquier empresa surge de una idea de crear algo diferente, algo que sume, que transforme, que marque un antes y un después. Eso no significa que todos estemos de acuerdo con los valores que sostienen dichas ideas, pero para sus correspondientes creadores, la nueva empresa es algo que interesa y que aporta valor. En la inmensa mayoría de los casos, el propósito que subyace es hacer de este mundo un lugar mejor y dejar huella.
Crear empresas es innato al ser humano, lo lleva en la sangre, y le permite desarrollar un gran potencial. El problema actual es que, en muchos casos, hemos olvidado cuál era la filosofía que dio origen a la empresa. Yo he sido director financiero durante muchos años, y creo hablar en nombre de la mayoría de ellos al afirmar que, en el momento en que imperan más los criterios financieros en una empresa que los criterios de innovar, crear y aportar valor al mundo, la empresa comienza a deteriorarse.
Lo financiero siempre ha de seguir al sueño creador de cualquier empresa. El beneficio siempre ha de ser el segundo objetivo. El primero ha de ser, como lo fue en su origen, el de transformar el mundo en algún aspecto o faceta. Las empresas que recuerdan su anhelo prosperan; las que se dejan contagiar por la vorágine financiera, tarde o temprano, se marchitan. No puede ser de otra manera. Si lo financiero es lo primero, vamos en contra de nuestra naturaleza. Si lo financiero es lo segundo, de la mano de lo primero, apoyando y sosteniendo lo primero, entonces creamos futuro para nuestra naturaleza. Es cuestión de recordar las prioridades adecuadas.
¿Cuál fue el motivo que le llevó a abandonar la empresa?
Realmente no abandoné la empresa, sino simplemente cambié de una a otra. Creo que es esencial que cada uno busque su propósito profesional en la vida, y yo lo encontré haciendo lo que hago ahora. Antes de eso trabajé y aprendí en muchas funciones diferentes. Era mi camino para descubrir lo que sé hoy. Hay personas que necesitan poco tiempo; yo tardé veinte años en saber cuál quería que fuera mi aportación profesional al mundo. Doy gracias por todo lo que crecí en esos veinte años, y doy gracias por dedicarme a lo que me dedico ahora, plenamente alineado con mis dones y mi propósito de vida, que es ayudar a las personas y organizaciones a despertar, a salir del sueño que les mantiene pequeños para abrazar la grandeza que aguarda en su interior.
¿Cómo aparece el coaching en su vida?
<p «>Hace muchos años que dejé de creer en las casualidades, para empezar a creer en las causalidades, y el coachingfue una de esas causalidades que apareció en mi vida. Llegó justo en el momento en el que necesitaba una herramienta para materializar el anhelo que rugía en mi interior.
Tuvo la oportunidad de formarse con uno de los padres del coaching, sir John Whitmore. ¿Qué destacaría de ese hombre?
John representó, y siempre lo hará, una gran inspiración para mí. Un día, tomando una cerveza con él, le pregunté: John, ¿qué te ha hecho hacer tantas cosas diferentes? Y él me miró con gesto de entusiasmo y gritó:Insanity, my friend, insanity! Y rio a carcajadas durante un buen rato. Y yo entendí en el acto a lo que se refería. No hablaba de insensatez, sino de coraje, no hablaba de locura, sino de visión. No hablaba de un estado emocional, sino de una actitud mental. John era un hombre que predicaba con su ejemplo vital. No hablaba de coaching, ¡su vida era puro coaching! Su ejemplo de vida representó un gran impulso para mí, y cuando me dijo que el coaching que él mismo había creado debía evolucionar hacia un coaching mucho más profundo y transpersonal, no dudé ni un segundo en tomar el testigo que él me estaba ofreciendo. Gracias, John, por aparecer en mi vida cuando más lo necesitaba.
¿Por qué decide crear una escuela de coaching transpersonal?
Porque mi anhelo va más allá de mí mismo. Muchas personas me dicen que debería crearme una gran marca personal, como hacen muchos otros, pero ese no es mi camino. Mi camino es contribuir a una causa mucho mayor que cualquier persona. Mi anhelo es contribuir a algo que tome vida propia y ayude al mundo entero. Y qué mejor que una escuela para tal propósito. Las escuelas siempre han sido el lugar en el que se forja el espíritu del adulto. ¿De qué sirve un gran coach? ¿De qué sirven cien grandes coaches? Lo que realmente sirve a nuestro mundo es que todo esto se enseñe en las escuelas, a los jóvenes adolescentes que moldearán y gobernarán el mundo muy pronto.
¿Cuáles son los principales obstáculos que se han presentado en este propósito?
Supongo que se me han presentado los mismos obstáculos que a cualquier otro soñador emprendedor: financiar tu sueño, a la vez que financias tu hogar y tu familia. Mi recorrido multinacional previo me ha ayudado mucho en esto y he intentado en todo momento estirar mis brazos lo máximo posible hacia el cielo, pero con los pies bien firmes en el suelo. Eso te ayuda a buscar el equilibrio entre invertir en el futuro en el que crees y sostener el presente en el que vives. ¡Todo un aprendizaje!
Innerkey, tiene ya varias sedes en distintas ciudades de España y también una en Portugal, aparte de ofrecer formación en línea en todo el mundo. ¿Cuál es el secreto del éxito?
Desde que empecé en el mundo del desarrollo del potencial, siempre me preguntaba cuál sería el secreto del éxito de cualquier emprendimiento o proyecto. Por mucho que lo investigara, no lograba encontrar ninguna fórmula que me llenara. Y un día me vino la inspiración, ese clic que lo cambia todo. Para mí, la fórmula del éxito es esta: visión, osadía y perseverancia. Visión se refiere a tener muy claro lo que quieres, no como mero deseo, sino como un anhelo innegociable del ser. Osadía es la máxima expresión del coraje, aquello que te permite salir de tu zona de confort tan lejos como lo requiere tu anhelo. Y la perseverancia es la clave del crecimiento de la naturaleza. Es lo que forja tu determinación ante los constantes cambios y la adversidad. Sin perseverancia no hay madurez, no hay carácter, no hay marcas de experiencia, no hay solera en tu rostro. Y sin todo eso no hay presencia, me refiero a presencia con mayúsculas. ¿Te imaginas a un coach, a uno de los que realmente pretende despertarte a tu mayor grandeza, sin presencia? ¡Yo tampoco! Cuando tus anhelos se convierten en objetivos, y tus objetivos en propósitos de vida, la fórmula para lograrlos es esta: visión + osadía + perseverancia.
¿Qué valor aporta el aspecto transpersonal al coaching?
La visión transpersonal nos ayuda a trascender al pequeño personaje con el que nos hemos identificado. La palabra trans-personal significa trascender a la persona que creemos ser, para abrazar al ser que realmente somos. No desde el entendimiento lógico-deductivo, sino desde la propia experiencia de nuestra verdadera naturaleza.
La lógica y la razón jamás podrán comprender lo que está más allá de ellas. El coaching transpersonal nos ayuda a observar cualquier aspecto de nuestra vida y a nosotros mismos desde una perspectiva elevada, que se sitúa más allá de la perspectiva de nuestros problemas, inquietudes y confusiones. Cuando te das cuenta de que tú no eres tus problemas, ni tampoco tus éxitos, sino aquel al que le pasan esas cosas, la visión de la existencia cambia por completo. Se crea un espacio entre la materia y el ser, entre la experiencia y el experimentador, entre el vivir y la consciencia. Y esto te aporta, como se diría en el mundo empresarial, una enorme ventaja competitiva, ya que te sitúa en un lugar estratégicamente más elevado. Desde esa cima puedes ver cualquier solución y elegir el camino que más se alinea contigo mismo. Como dijo Albert Einstein, ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de consciencia en el que fue creado. El coaching transpersonal es como un ascensor que te eleva al nivel de consciencia superior para poder gestionar adecuadamente todo lo inferior.
En muchas formaciones de coaching aparecen reflexiones de sabios y filósofos como Buda, Confucio, Epicteto o Kant, entre otros muchos. ¿Existe alguna relación entre la filosofía y el coaching?
La filosofía es un arte hermoso, como determina su origen etimológico: «amor por la sabiduría». La filosofía trata de comprender la existencia humana, y el coaching transpersonal trata de vivirla en su máxima expresión. El método es diferente, pero el trasfondo es el mismo: Ser todo lo que en verdad somos. Y esto es mucho más fácil decirlo que vivirlo. Requiere VIVIR en mayúsculas, experimentar para aprender, caer para levantarse, leer para rebatir, escuchar para opinar, afirmar para rectificar, posicionarse para reinventarse, decir para contradecirse. La existencia humana es el mayor de todos los misterios, y abrazarlo es un enorme regalo retador. Tengo un sumo respeto por todos los grandes filósofos que nos han inspirado a lo largo de tantos milenios. Y también tengo un gran mensaje para todos los coaches que retroceden ante la profunda oscuridad: la verdad siempre está por debajo de lo que crees saber.
También se habla del coaching como una «filosofía de vida». ¿Qué es la vida para Agustín Piedrabuena?
La vida es aquello que hacemos para tratar de comprenderla. Cuanto mayor sea tu pregunta, mayor será tu respuesta. Cuanto más le pidas a la vida, más vivirás. Creo que la vida es un espejo para descubrir lo que ya somos, pero de manera ingeniosa, misteriosa y a menudo divertida.
¿Qué principio esencial debería tener siempre presente un buen coach?
Que cualquier cosa que crea saber, no es verdad. Creo que un buen coach es un eterno explorador que ahonda en capas de consciencia cada vez más profundas. El coach que llega a lo más profundo, a la última capa, deja de ser un coach para convertirse en un gran maestro espiritual.
La herramienta fundamental en coaching es la pregunta. ¿Qué pregunta se hace con más frecuencia?
¿Qué sabe el karma de mí, que yo sé de él?
¿Qué futuro vislumbra para el coaching?
Coaching es una palabra moderna para algo coexistencial con el ser humano, la búsqueda de la verdad del ser y de su propósito. Vislumbro un futuro en el que, una vez más, cambiarán las palabras de las profesiones, pero el propósito permanecerá. Me gustaría enviar un mensaje a todos los psicólogos, terapeutas, coachesíacoach, el buen psicólogo, el buen terapeuta, el buen acompañante, siempre será un gran regalo para quien decida dejarle entrar en su vida.