Con el correr de los años,
fuimos dando a cada uno
lo que su ser anhelaba:
un abrazo, una caricia,
una flor, una palabra.
Cada uno así bebía
de la Fuente que no acaba,
porque el Bien nunca es escaso
para dar ¡con toda el alma!
Con el correr de los años,
–recordando– hallé la Casa.
Y alrededor de la lumbre
nos encontró la mañana…
la musicalidad inicial es como la de las canciones populares, te lleva. El final del poema, es la llegada al lugar, del que se partió, quien sabe a que. Bellas emociones en el tiempo que las piedras determinan la realidad del sentimiento