Aunque ya ha pasado más de una década, La cantata del diablo, perteneciente al álbum Gaia II: La voz dormida, es considerada la obra maestra del heavy metal hispano. En su más de veinte minutos, encontramos una sólida instrumentación con sintetizadores, violines, gaitas, una potente sección rítmica con la batería de Txus en todo su esplendor y excelentes solos de guitarra, aunque algún riff suene «demasiado» a Iron Maiden. Particularmente, prefiero la versión vocal de José Andrea, aunque la de Zeta en Diabulus in Opera también es muy buena.
En la canción se narran los últimos momentos de Azaak, una azteca de la época de la Conquista que murió por no querer renunciar a sus creencias
Es una letra dura y en su tiempo hizo chirriar algún que otro oído, sobre todo su particular «Salmo de los desheredados».
Sin embargo, el final de esta épica narración nos habla de un Dios que es para todos, un Dios cercano al ser humano.
Un Dios que no castigue, que enseñe;
un Dios que no amenace, que proteja,
que si me caigo, me levante,
que si me pierdo, me tienda su mano;
un Dios que si erro, no me culpe,
y que si dudo, me entienda,
pues para eso me dotó de inteligencia,
para dudar de todo.
No busco entrar en polémicas, trato siempre de buscar el lado positivo de las cosas (ya los tiempos que vivimos están demasiado llenos de lo contrario). Es por eso por lo que hoy no quiero hablaros de errores del pasado, sino de esperanza en el futuro.
Para mí, la Cantata es un canto en contra de la intolerancia y a favor de la convivencia. Podríamos definir el concepto de tolerancia como respetar la forma de ser y pensar de los demás. Llevado a la práctica, pues la teoría sin la práctica no sirve de mucho, la tolerancia ayuda a aceptar a los demás y a comprenderlos, y también disculpar sus errores.
Hay otro tipo de tolerancia que sería el respeto hacia nosotros mismos, empezando por reconocer nuestros defectos y nuestras virtudes. Hacerlo con objetividad, sin engaños, no es tan fácil. Sin embargo, es el primer paso para la convivencia. Si nuestras vivencias internas no son del todo satisfactorias, si no nos han servido para ir superando dificultades y lograr esa extraña felicidad de estar satisfecho con nuestra vida, la convivencia será difícil de alcanzar.
En la medida en que la tolerancia y la convivencia sean nuestras compañeras de viaje, nos iremos volviendo solidarios, aprenderemos el valor de compartir. Y no hablo solo de compartir lo que nos sobra, hablo de compartir sueños, esperanzas y, sobre todo, amor.
Estamos un poco hartos de los teóricos, de los que, en lugar de dar ejemplo, se aprovechan de su cargo en beneficio propio (cuando esto escribo está candente el tema de las vacunas a políticos).
Pero no quiero calentarme… Además, he dicho al comienzo del artículo que iba a ser positivo y que había que mirar el futuro con esperanza. Por eso quería destacar dos noticias de enero de 2021 que me hacen soñar que todavía es tiempo de creer en el ser humano.
La primera es del pueblo donde nací (Onda, Castellón) y habla de un vecino de origen marroquí de treinta y cuatro años que «ha entregado en dependencias de la Policía Local los 1550 euros que encontró en un cajero automático y que pertenecían a una mujer que creía haberlos ingresado… Vi que había mucho dinero, pero lo cierto es que no me paré ni a contarlo. Pensé que era de una persona mayor porque tenía una estampita religiosa y me imaginé que estaría muy preocupado por haberlo extraviado» (el periódico Mediterráneo, 19/1/2001).
La otra noticia, cuando algunos políticos se saltan el protocolo de vacunación, hace referencia a un alcalde de un pueblo de Albacete que padece ELA, una enfermedad degenerativa gravísima, y que posee un 68% de discapacidad. A pesar de que le han ofrecido vacunarse, él se ha negado puesto que no quiere tener un trato de favor.
Por último, mi pequeño homenaje a Mago de Oz, banda odiada y amada a la vez. Son muchas las críticas que ha recibido por plagio y volverse comerciales. Yo quiero recordar los buenos momentos y las ocasiones que nos han hecho vibrar con su música. Gracias Txus, Moha, Carlitos, Frank y todos los demás magos.
Somos diferentes y tenemos puntos de vista diferentes. Pero nadie tiene la verdad en su mano; por lo tanto, no es justo pretender que los demás piensen y hagan las cosas como nosotros. ¡Vive y deja vivir!
https://youtu.be/qwPSH2tq50E Me sumo a este comentario que no es mío, pero me identifico «Cuando una canción de 20 minutos se te hace corta, poco más hay que decir…»
Paloma Blanco