El rock progresivo es un género musical nacido a finales de la década de los 60, que explora sonidos más elaborados que otros estilos de rock. Se caracteriza por una estructura de composición parecida a la música clásica. Por ese motivo no es un estilo fácil de asimilar para todo el mundo. Tiene influencias del jazz en cuanto a la libertad de improvisación de los músicos, que suelen ser grandes virtuosos. Podríamos definirlo como una mezcla de rock psicodélico y música clásica, aunque con un gran abanico de matices.
Tuvo su época de esplendor en los 70, con grupos archiconocidos como Pink Floyd, King Crimson, Yes o Génesis. Tras el surgimiento del punk y su feroz crítica hacia el estilo progresivo, entra en una época de olvido, aunque siguen triunfando bandas como Dream Theater, Marillion y Opeth. En España recordamos a Triana, Bloque, Iceberg y tantos otros grandes grupos.
Uno de los grandes genios del rock progresivo del siglo XXI es, sin duda, Steven Wilson, líder de Porcupine Tree, que ahora sigue su carrera musical en solitario tras «aparcar» la banda en 2009 después de la publicación del álbum The Incident.
Generalmente, se le encasilla dentro del rock progresivo, aunque él prefiere la denominación rock conceptual: «una música que cuente una historia, (…) que a través de la música puedas expresar tu personalidad».
En referencia a esto, Wilson siempre ha concebido la música como una analogía con hacer películas o escribir novelas: «Nunca le preguntarías a un director de cine por qué contó una sola historia de noventa minutos y no diez de cinco minutos cada una, y normalmente no aceptaríamos que un novelista escriba historias cortas. Crecí con la idea de que la música debe ser igual, hacer un disco debería ser contar una historia a través de la música o las letras».
Uno de sus últimos trabajos como compositor en Porcupine Tree es Fear of a Blank Planet. Desde mi punto de vista, una de las mejores obras del rock progresivo del presente siglo. En esta ocasión y siguiendo la idea de trabajo conceptual del rock progresivo, no analizaremos un tema en particular sino la obra en conjunto.
La portada del disco es un niño con una mirada de temor, que está pidiendo ayuda, acentuada por el tono azul de la foto. El tema central del disco es la angustia y la confusión existencial de la juventud; es también una fuerte crítica a la juventud actual y a su vida monótona.
En una de sus entrevistas, Wilson describe al joven como «este tipo de niño aburrido, de entre diez y quince años, que pasa todas las horas del día en su dormitorio con las cortinas cerradas, jugando en su PlayStation, escuchando su iPod, enviando mensajes de texto a sus amigos en su teléfono celular, mirando pornografía hardcore en Internet, descargando música, películas, noticias, violencia…».
Es ese niño que piensa: «No quiero ser mayor, no es divertido que te digan que no puedes seguir echándole la culpa de todo a tus padres».
Dentro del disco, destaca por su calidad musical y su contenido el tema Anesthetize, en el que hace una profunda crítica al abuso de los fármacos, la hipnosis de la televisión y los vicios del capitalismo.
Este tema nos recuerda bastante el contenido crítico de The Wall, de Pink Floyd, donde arremetía contra la educación opresora y deshumanizada que recibe Pink, el personaje de la afamada película de Alan Parker de 1982 (muy recomendable su visión).
En el concepto de la angustia, Soren Kierkegaard (1813-1855) considera la existencia humana como una paradoja. La angustia aparece en el ser humano desde el momento que percibe que viene a este mundo con elementos y circunstancias que no puede controlar. En la vida hay que tomar decisiones y eso nos obliga a renunciar a otros aspectos de la vida. Es la angustia del devenir, qué será de nosotros y de nuestro futuro. Estas decisiones que debemos tomar en nuestra vida producen un gran miedo a equivocarnos. Es por eso por lo que Kierkegaard expresa su famosa frase en la que encierra su pensamiento: «La angustia es el vértigo de la libertad».
Aceptar la libertad va asociado a la responsabilidad de actuar. Ese salto que se produce cuando tomamos decisiones es el vértigo del que habla. La solución para salir victoriosos consiste en estar seguros del camino que elegimos en nuestra vida, es decir, vivir de acuerdo con aquello que pensamos.
Lo contrario, vivir diferente a como pensamos, conduce a la infelicidad y a la angustia.
Es la gran elección del ser humano y también del joven que describe Wilson: es joven y tiene angustia. Vivimos en un mundo angustiado y eso se ve reflejado en la juventud. En nuestro sistema educativo imperan los conocimientos necesarios para adquirir una titulación y, en ocasiones, se olvida al ser humano que va a recibir esos conocimientos. El joven llega a un mundo cruel y competitivo donde se le pide experiencia para lograr un puesto de trabajo, lo cual es totalmente absurdo, y muchas veces se ven obligados a aceptar trabajos para los que no han sido preparados.
Hace algunos años, entre la juventud, los aspectos morales, metafísicos y religiosos eran parte de sus intereses principales. Ahora las encuestas destacan como sus preferencias el bienestar personal, el dinero, el amor, la seguridad, la tranquilidad.
¿Es que la juventud ha dejado de tener sueños? Más bien creo que hemos ido matando los sueños entre todos.
Una juventud sana y con ideales es más difícil de explotar y manipular; por eso, para algunos es mejor tenerla «entretenida», como el niño del disco.
Hace cinco mil años, en el Bhagavad Gita, texto sagrado de la antigua India, encontramos al joven Arjuna instantes antes de comenzar la batalla decisiva: es la gran batalla que decide el destino de cada ser humano. Por una parte, dejarnos atrapar por lo instintivo, la búsqueda de la comodidad excesiva y los bienes materiales por encima de todo, o luchar por hacer realidad nuestros sueños. Es la gran elección, y cuando tomamos la decisión correcta desaparece la angustia.
Siempre he creído en la juventud y en la gran fuerza que emana de un ser humano con un alma joven, capaz de seguir luchando por sus sueños más allá de las circunstancias favorables o desfavorables.
¡Nunca dejes de luchar por tus sueños de juventud!