En los tiempos (no tan lejanos, aunque pueda parecerlo) del confinamiento, en lo más crudo de la pandemia, nos dimos cuenta de la gran cantidad de tiempo de que disponíamos de repente. Cada uno sabrá qué hizo con ese tiempo libre inesperado: algunos ampliaron sus conocimientos culinarios y también el perímetro abdominal; otros desempolvaron libros pendientes de leer. Cada cual dispuso como quiso de los dones de Cronos.
El caso del músico, poeta y pintor al que dedico hoy este espacio fue bastante fructífero, pues no se conformó con publicar un nuevo disco, sino que reunió veintisiete nuevas canciones en dos álbumes: Mi vida en Marte (pop rock) y Desatinos desplumados (guitarras españolas, voz, palmas).
La culpa de que me guste la música de Manolo García se la debo a mi hija, que, durante mucho tiempo, me bombardeaba con sus discos una y otra vez. Mis gustos musicales son variados y van desde Bach a Metallica, y aunque me costó acostumbrarme a su estilo, después de asistir a un directo comencé a escucharlo con más asiduidad.
Hace poco tuve la oportunidad de asistir a su primer concierto de la gira 2022, que, curiosamente, tuvo lugar en el pueblo donde nací. Entre el público me encontré con gente de todas las edades, desde seguidores de Manolo de la época de Los Burros o El Último de la Fila (entre los que me encuentro) hasta adolescentes y muchos que no llegaban a la treintena.
He estado leyendo algunas de las muchas entrevistas que ha concedido últimamente y confieso que parte de sus sentencias harían reflexionar a cualquier filósofo del pasado y también de la actualidad.
Estas son algunas.
* «Yo no soy nada, sino un ser humano al que el asfalto le repele y un árbol floreciente le atrae. Que una mirada hosca, un salivazo, un puñetazo, le repelen. Y una mirada cariñosa, una sonrisa, le atraen. Y mi forma de abrazar a la vida es compartiendo canciones, recomendando libros, películas».
* «No tengo ni móvil con Internet ni correo electrónico. No intento adoctrinar, que cada uno haga lo que quiera, pero lo que más valoro en mi vida es mi tiempo, mi único tesoro. Y no lo quiero emplear en estar todo el día tecleando un móvil».
* «Veo el mundo que me rodea y me parece un poco alucinante que tengamos que ser verdaderamente felices con un aparatito carísimo, que siempre está cambiando. Y yo me niego, me quiero negar, no quiero ser esclavo».
«Hubo gente ingenua y de buen pensar que creyó que íbamos a salir mejor después de la pandemia. Y una leche: los que mandan, los poderosos, están redoblando los esfuerzos para machacarnos».
«Pretender que los niños tengan un móvil o Wi-Fi es una cabronada. Alcohol y tabaco prohibido para menores, pero puedes estar abducido por un aparato viendo monstruosidades. No intento convencer a nadie de nada, pero estábamos mejor con una pelota en la calle».
* «Muchas personas no han necesitado ninguna pandemia para saber que lo más importante en la vida es la calma».
* «El sentir que eres útil a los demás alarga la vida. El egoísmo, el “yo, mí, me, conmigo” es todo lo contrario, acabas aburriéndote a ti mismo».
* «Confío en que cuando el agua ya esté al borde, despierten las generaciones nuevas y digan: “Paren esto”. La gente joven tiene que tirar los móviles y las drogas y levantarse».
He elegido Pájaros de barro, en parte, porque él reconoce que es la canción de la que más orgulloso se siente, y también porque refleja bastante ese concepto de carpe diem: vivir el tiempo con intensidad a pesar de las dificultades que, en ocasiones, nos trae la vida.
Aunque siempre busco algún filósofo para establecer una relación con la canción elegida, después de leer los comentarios expresados por Manolo, creo que en esta ocasión no va a ser necesario: el filósofo que elijo es Manolo García.
Si Séneca pudiera encarnar en este tiempo y leer los comentarios de Manolo acerca de la importancia de aprovechar el tiempo, creo que se harían grandes amigos e incluso charlarían debajo de algún pino sobre filosofía.
La vida, como dice el filósofo Manolo García, puede ser corta si la dedicas a dejar pasar el tiempo pensando en satisfacer solamente tus necesidades personales y un tanto egoístas. O puede ser muy larga, no por los años vividos, sino por darte a los demás.
Tal vez sea cierto que el no pensar demasiado en uno mismo aumenta la calidad de vida y conduce a la felicidad. Esto no es una utopía, es algo que podemos llevar a la práctica.
¿Nos atrevemos?