Culturas — 1 de septiembre de 2022 at 00:00

La iniciación guerrera en los pueblos germanos

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La iniciación guerrera en los pueblos germanos

Dedicado a los valientes en un mundo incierto.

Los pueblos indoeuropeos

Los pueblos que se desarrollan desde la meseta del Pamir, en el continente indio, hasta el sur de Europa, en la península ibérica, son el núcleo de la gran corriente migratoria llamada indoeuropea o indoaria, con unas mismas características en la estructura de su pensamiento. He aquí algunas de ellas:

Visión del mundo Consecuencias cotidianas
Hay una trinidad de dioses principales que se reparten las funciones de la creación y del gobierno del mundo. Estructura social muy organizada y gran importancia de trabajar en equipo.

 

Originalmente carecen de una palabra que signifique «religión» tal como lo entendemos hoy. Sus normas de vida giran en torno a la «ley» cósmica, que implica una serie de reglas o normas de vida. Importancia de la comunidad. Un gran compromiso social y rechazo del egoísmo. La unión con lo sagrado es directa y sin intermediarios, fruto del esfuerzo personal. Respeto hacia la naturaleza.
No conciben el concepto «pecado». Para ellos la gran mancha es faltar a la «ley». Importancia del honor y de la palabra empeñada.
La vida se entiende como un combate y el resultado final queda en manos del dios principal, que es a la vez el padre de los dioses y el señor de las batallas. Todo es pasajero y estamos en manos de Dios. La única posibilidad es actuar lo mejor posible para que la deidad nos mire con agrado y nos otorgue la victoria o éxito.
El cielo no se mendiga, se conquista como una fortaleza. Dios aborrece a los cobardes y a los tontos. Necesidad de unir valor con sabiduría.
Todo lo que existe tiene fecha de caducidad: nada dura eternamente. (Entre los germanos es el Día del Ragnarok). Espíritu de aventura y gran capacidad de adaptación, unido a una gran importancia en vivir el momento presente como si fuera el último.

 

Hablaré de los germanos diferenciándolos en dos grupos: los continentales (actual Alemania y Austria, fundamentalmente) y los del norte o vikingos (los escandinavos: Suecia, Noruega y Dinamarca).

Ambos adoran a las mismas deidades, aunque cambien los nombres: los primeros tienen como deidad principal a Wotan y los segundos a Odín, y en una parte continental se hablará solo de Odín.

 

La muerte heroica se convierte en una privilegiada experiencia religiosa:

los caídos en la lucha van directamente al Walhalla.

 

A.- La guerra entre los germanos

La guerra es una parte esencial de la ideología germana. La lucha se considera un acto de sacrificio religioso, ya que tanto vencedor como vencido ofrecen su sangre. La muerte heroica se convierte en una privilegiada experiencia religiosa: los caídos en la lucha van directamente a la mansión celeste, al gran recinto del Walhalla, guiados por las valquirias, mientras que los que han muerto de cualquier otra manera van al reino de los muertos, a Hel. Esto les lleva a estar cerca de los poetas y los sabios. La lucha se convierte en una experiencia iniciática.

Odín, como dios, creó los modelos por los que se guiaban los guerreros.

 

  • Odín-Wotan, el líder de los guerreros

Odín es el padre de los dioses y creador del mundo, así como el señor de las batallas y, por tanto, designa quién vencerá o no.

Como dios, creó los modelos por los que se guiaban los guerreros. Él había sacrificado un ojo: una parte del sentido de la vista en este mundo para poder ver en el más allá. Además, se había crucificado a sí mismo en el árbol del mundo, el Yggdrasil, para «inventar» la escritura mágica de las runas; su actividad era incansable para mantener el mundo en su marcha: actuaba sabiendo que el mundo al final acabaría, pero que solo su acción haría posible que este volviera resurgir nuevo y mejor. Por todo ello, era el ejemplo de los guerreros, que estaban dispuestos a sacrificarse, a soportar heridas y dolores, a actuar más allá de la muerte para que el mundo continuara existiendo y pudiera volver a renacer.

B.- Hermandades guerreras e iniciación

  • Reglas

Entre los germanos, la iniciación guerrera se realiza en torno a sociedades secretas masculinas, que en el continente reciben el nombre de Männerbünde. Estos Männerbünde se situaban fuera de la estructura social de las familias y constituían una familia espiritual propia. Odín era el dios de los guerreros consagrados en los Männerbünde.

Durante la iniciación guerrera, los aspirantes eran tratados como perros y obligados a vivir en las afueras del poblado, en cuevas y a alimentarse como pudieran.

Sus reglas:

La paz. Estaba prohibida la venganza de sangre entre sus componentes y el deber primordial de todo miembro del grupo era ayudar a otro que se encontrara en una dificultad de cualquier tipo, si fuera necesario incluso poniendo en juego la propia vida.

El honor. Era algo tan significativo en la vida de un germano que, de alguna manera, toda su vida estaba supeditada a él. Era diferente para cada clan, pues dependía del rango social. Por eso, el concepto de venganza estaba estrechamente ligado al «peso del honor», porque cada afrenta a lo adquirido o heredado tenía que ser correspondientemente enmendada a través de la venganza, a fin de desagraviar la falta cometida.

Así, la venganza no tenía nada que ver con justicia, represalia o castigo, sino que se entendía como la necesaria reparación del propio honor, es decir, de la propia imagen dañada por una injerencia. Por lo tanto, la venganza no era indiscriminada ni podía ejercerse sobre cualquiera, sino que el contrario también tenía que «tener honor» por su parte, ya que de otra manera el honor no podía ser restablecido.

 

La forma de cultivar el carisma era a través del respeto a los dioses,

a la «Ley» y a cultivar una mente despierta a través del aprendizaje y la observación.

 

«Heil», el carisma. Era la fuerza del ser interior, aquello que hace al hombre ser tal; también se refería a la magia del clan. Es «ser tocado por el dios». Se sigue a los jefes por su carisma, que se ha de reflejar en victorias con el mínimo de pérdida de vidas propias y de recursos. El liderazgo se basaba en «la cuantía de su carisma»; por eso a los jefes les abandonaban sus hombres con tanta frecuencia: se separaban de él cuando sentían que «el carisma» le había dado la espalda. La forma de cultivar el carisma era a través del respeto a los dioses, a la «Ley» y a cultivar una mente despierta a través del aprendizaje y la observación.

  • El fin de la iniciación

El nombre vikingos proviene de la expresión rúnica (escritura sagrada) fara í viking, que originalmente significaba ‘partir de expedición’, en general. Más tarde, cuando se crean las sagas, cien años después de la desaparición de los vikingos, se utilizará para referirse solo a las incursiones de saqueo. El fara í viking dio nacimiento a los Jomsvikings, hermandades guerreras muy belicosas y normalmente temporales, que se reunían para invadir y establecer asentamientos o saquear.

Se consagraba uno como guerrero cuando podía participar en un fara í viking, matar a su primer enemigo y demostrar valor. En ese momento pasaba a formar parte de los guerreros.

  • Los Ulfhedinn o guerreros-lobo

Ulfedinn

El «linaje» de los guerreros lobo se llamó Ulfhedinn, es decir, ‘los que llevan ropas de lobo’, y existieron en el continente y en el norte.

Estaban formados por jóvenes solteros que tenían que ganarse su derecho a casarse y formar familia. Su prueba era mostrar su valor en batalla.

En algunas tribus germanas, estos jóvenes solteros se disfrazaban de lobo, llevaban una piel del animal por encima y se ponían siempre en la primera fila de ataque en los combates.

Tras alcanzar ese derecho demostrando su valor, la mayoría de ellos se retiraban de la cofradía y fundaban una familia. Pero había una parte de los hombres que no se retiraban de ese estado de guerreros activos y, pasando pruebas y aceptando reglas especiales, se consagraban al culto a Odín.

 

Se dice que los berserker podían transformarse en osos durante la batalla.

Berserker

  • Los berserker escandinavos o guerreros-oso

Los berserker eran guerreros vikingos que combatían semidesnudos, cubiertos de pieles de oso, lobo o ciervo, armados con lanza o espada y sin escudo ni armadura. Entraban en combate en estado de trance, casi insensibles al dolor. Se dice que eran casi tan fuertes como osos o toros, y llegaban a morder sus escudos y no había fuego ni acero que los detuviera. Se lanzaban al combate con furia ciega y su sola presencia atemorizaba a sus enemigos e incluso a sus compañeros de batalla, pues en estado de trance no estaban en condiciones de distinguir aliados de enemigos.

En algunas sagas vikingas se los identifica con los Ulfhedinn o guerreros-lobo (no olvidemos que estas se escribieron entre cien y trescientos años después de la desaparición de los vikingos y ya en época cristiana), y fueron definidos como guerreros de élite de Odín. Es muy probable que fuesen miembros de cultos relacionados con este dios.

Una de las características que se atribuyen a los berserker se llama eigi einhamr: ‘no poseer solo una forma’. Se podían transformar, y se decía de ellos que se podían desdoblar, tomar forma animal y además seguir estando en otro lugar con su forma humana. Entre los vikingos, a esta figura se la llamaba fylgja, la ‘acompañante’, que se aparecía normalmente en forma animal, generalmente cuando la persona dormía o estaba en trance (el chamanismo era de gran importancia entre los germanos «paganos»).

Los berserker no tenían, por lo general, ni tierra ni bienes propios. No poseían nada. De ahí que, en lo referente a su mantenimiento, dependían de terratenientes y reyes.

En La saga de Half y sus héroes se habla de las reglas para los berserker:

  • Tener un coraje y una fuerza que hayan sido puestos a prueba.
  • Poseer una espada más larga que un codo (50-58 cm).
  • No huir, incluso en una lucha de once contra uno.
  • No vendarse las heridas antes de que hayan pasado veinticuatro horas.
  • No estar a las órdenes de ningún rey que no sea fiel a sus propias leyes.
  • No capturar a mujeres o niños como prisioneros.
  • No ofender a ningún prisionero ni a la mujer de otro hombre.
  • En el barco, no plantar nunca la tienda para protegerse.
  • En medio de la tormenta, nunca arriar las velas.

Bajo la influencia del cristianismo fueron perseguidos por ser considerados poseídos por el demonio, y en el siglo XII los berserkers ya habían desaparecido.

 

La función principal de los Einherier era combatir en los planos mágicos

contra las fuerzas caóticas, retrasando lo más posible el inevitable Día del Ragnarok.

 

  • Los Einherier, los guerreros místicos del Walhalla

Los Einherier eran los guerreros de Odín que van al Walhalla después de su muerte en el campo de batalla o de una vida plena de bravura y valentía. Allí siguen viviendo en comunidad y bajo las órdenes directas de Odín, comunidad que se convierte así en eterna y universal.

Al Walhalla iban todos los guerreros, independientemente de su procedencia, y allí se entregaban a combatir y festejar. Todos los días salían por las puertas del Walhalla (había cuatrocientas de ellas, y por cada una pasaban ochocientos guerreros) y luchaban entre ellos; al atardecer, volvían todos juntos a la gran sala, sus heridas curaban, y juntos festejaban. Y es que los dioses indoeuropeos son luminosos, guerreros, de alma alegre y sencilla, exigentes consigo mismos, dioses que no abruman y a los que no se llega por la oración sino por la acción.

La función principal de los Einherier era combatir en los planos mágicos contra las fuerzas caóticas, retrasando lo más posible el inevitable Día del Ragnarok, donde el mundo conocido y gobernado por Odín sería destruido y sustituido por otro, nuevo y renovado, regido por su hijo Balder, la Pureza.

 

La eterna lucha entre los hombres-perro y los hombres-lobo,

entre las comodidades de lo seguro y aceptado por todos y el misterioso impulso

que lleva a unos pocos a adentrarse en la noche en busca de respuestas.

 

El mito hecho realidad

Todo lo que hemos tratado gira en torno a Odín, a cómo cumplir su «Ley» y ayudarle a mantener el orden terrestre y celeste en la eterna lucha entre la luz y las tinieblas, el orden y el caos.

En la saga Volsunga se narra que, una vez acabada la creación, Odín, espíritu inquieto y rebelde, se transforma en lobo y vaga solitario y errante por medio de las selvas, sin temer ni a la oscuridad ni a la soledad, abandonando la seguridad de las cabañas y aldeas, de las leyes establecidas por los hombres y de la comodidad de «lo políticamente correcto». Un día, en el centro de la selva, se encontrará a una bella mujer, chamana y poseedora de conocimientos arcanos, se unirá a ella y tendrán dos hijos, Sigmundo y Siglinda, futuros padres de los Volsungos, «los Hijos del Lobo (Odín)» u «hombres-lobo», en oposición a los «hombres-perro», aferrados a leyes basadas en intereses personales que les hacen temerosos y anulan su espíritu de aventura, sacrificio, riesgo y, especialmente, de autorredención de sus propias faltas, ya que dependen de otros en todo: en la comida, la seguridad… incluso hasta para la salvación o liberación de sus almas.

Temerosos los hombres-perro ante esta amenaza, separan de pequeños a los hermanos: Sigmundo se cría en la selva y Siglinda en la ciudad. Pero el destino inexorable los lleva a reencontrarse y a reconocerse, y de su mística unión nacerá un hijo que dará continuidad a los Volsungos… hasta llegar a Sigur o Sigfrido, el hombre sin miedo, el héroe por excelencia de la tradición germánica, quien morirá traicionado y víctima de los celos del mundo mediocre donde le tocó vivir, dejándonos un canto al valor, la honradez, la amistad y el amor.

Recordemos que, en el proceso de iniciación de los aspirantes a guerreros, se los trataba como a perros: les ponían nombres de perro y los trataban como a tales, viviendo fuera de las aldeas y poblaciones… hasta haber superado las pruebas y demostrado su valor; o el caso de los Ulfhedinn o guerreros-lobo, ya vistos.

Es la diferencia entre los hombres-perro y los hombres-lobo, entre las comodidades de lo seguro y aceptado por todos y el misterioso impulso que lleva a unos pocos a adentrarse en la noche en busca de respuestas. Quizás se explique todo esto mejor con un fragmento de un poema de Victor Hugo:

 

…porque siempre causa espanto y miedo

quien camina pensativo y solo.

 

Descripción de los berserkers en el poema de Harald I (rey unificador del reino de Noruega)

Hablaré de los berserkers, los catadores de sangre,

            aquellos héroes intrépidos, ¿cómo describir

            su comportamiento en la batalla?

            Piel de lobo les llaman.

            Portan escudos sangrientos.

            De puntas rojas son sus lanzas cuando marchan.

            Forman un grupo apretado, cerrando filas.

            El príncipe, en su sabiduría, confía en ellos,

            en los que cortan los escudos enemigos.

 

Bibliografía

Los Eddas. Traducción de D. A. de los Ríos. Imprenta de la Esperanza. Madrid, 1856.

El Yggdrasil como imagen del universo. Saura Vílchez, F. J. Revista Esfinge. Abril, 2022.

Camino a la victoria. Steinberg Guzmán, D. Editorial NA. Madrid, 2021.

Mitología nórdica. Bernárdez, E. Alianza Editorial. Madrid, 2017.

El ser de los vikingos. Cruañes García, S. Revista Nueva Acrópolis. Octubre, 1988.

Religión germánica. Livraga Rizzi, J. Á. Editorial NA. Madrid. Descatalogado.

Guía ilustrada de los mitos del mundo. Traducción F. Casas. Editorial Debate S. A. Segunda edición septiembre, 1966.

Wikipedia.

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