El día 15 de febrero de 2023 falleció un ser mágico. Desde el momento en que llegó a la residencia de ancianos donde trabajo, vi que tenía un corazón de oro. Por esa razón le puse el nombre de «Corachón» ya que todos le decían Chón. Durante los dos años que pasó ingresada en la residencia nunca la vi quejarse. Jamás le escuché palabras de desaliento o reclamos, cuando el resto de los pacientes suelen estar hastiados y enojados de estar ahí dentro. Ella, cada vez que la atendías, decía: «gracias cariño». Cuando le preguntabas: «¿Cómo estás Chón?», siempre te contestaba: «Muy bien cariño». Cuando yo le decía: «Te quiero Chón», ella respondía: «Yo más, yo mucho más, cariño» y sonreía amorosamente.
En las últimas semanas de su vida, al enterarse su sobrina —ya que Chón nunca tuvo hijos— de que estaba al final de su existencia y se encontraba muy mal, me contó algunas historias de su tía Chón, diciéndome que era una persona muy especial, fuera de lo común. Por ello es por lo que he querido compartir esta anécdota con vosotros.
Ella me contó que Chón, a los quince años, comenzó a trabajar como voluntaria en un comedor social de la postguerra civil española. Como era muy diminuta de tamaño, necesitaba un banquito para poder hacer su faena de voluntaria. Así me la imagino, una jovencita montada sobre su banquito ayudando en todo lo que se requería. Años después, el comedor se convirtió en un colegio de preescolar, y a ella, debido a sus años de trabajo en ese lugar, la contrataron como jefa de cocina. Como era tan grande su corazón, todas las mañanas se detenía en la entrada del colegio para preguntarle a cada familia que llegaba con sus hijos pequeños si ese niño o niña se sentía bien, si tenía algún malestar, un dolor de barriga o estaba enfermo; cuando le respondían que sí, ella se ocupaba de prepararles una comida especial a cada uno. Así lo cumplió durante toda su vida laboral.
Para mí eso es vocación, genuina compasión y humanidad. Es un ejemplo de devoción por los demás. Ojalá mucha gente pueda aprender de personas como Chón, ya que es una hermosa forma de educar a través de las acciones, enseñar con el ejemplo. Por personas así vale la pena nuestro esfuerzo por alcanzar un mundo mejor, más luminoso, cálido y humano.
Mientras conservemos en nuestra memoria a personas como Chón, daremos los pasos que necesita la humanidad en pos de una verdadera fraternidad. Ella siempre es y será mi sol.
Muy bonita historia de vida, leerla me inspira. Gracias por compartirla
Hermoso 💜