Filosofía — 1 de octubre de 2023 at 00:00

Una visión filosófica de la eficacia

por

eficacia Delia steinberg guzman

Artículo sobre notas de clase de la profesora Delia Steinberg Guzmán recopiladas por el autor.

(Nota: lo que está entre paréntesis es del recopilador).

Estas notas recopiladas son de varias clases de Filosofía para la vida y, por tanto, no se refieren tan solo al desarrollo de la conciencia individual y del ser interior de cada uno, también se aplican a todos los aspectos de la vida, con las lógicas adaptaciones. No olvidemos que el primer gran maestro de coach en Europa fue Sócrates, para muchos el padre de la filosofía occidental.

Delia Steinberg desarrolla el tema de la eficacia basándose en unas clases anteriores del profesor Jorge Ángel Livraga sobre este tema y en el esquema en ellas expuesto, esquema que realiza partiendo de la visión tradicional del hombre como un microcosmo y, como todos los seres que existen en el universo, poseedor de espíritu y materia, materia que constituiría nuestra personalidad, el receptáculo portador de nuestro espíritu. Dicho envase o personalidad está formado por cuatro elementos o vehículos, reflejo en nosotros de los cuatro elementos de nuestro planeta Tierra, nuestra «madre», donde vivimos y evolucionamos: un cuerpo físico de tierra, una energía o vitalidad de agua, unas emociones de aire y una mente concreta, egoísta, de fuego[1].

Para Jorge Livraga y para Delia Steinberg, eficacia y eficiencia son lo mismo. Dice la autora: «Para mí, eficacia es producir un resultado positivo en relación con lo que queremos hacer». Y, por lo tanto, «la eficacia está en el resultado».

No es algo tan sencillo, pues la eficacia se ha de reflejar en toda la personalidad:

— Para el cuerpo es orden.

— Para la energía es ritmo.

— Para las emociones es responsabilidad.

— Y para la mente es afirmación o seguridad en uno mismo.

Insiste en la necesidad de prestar mucha atención, pues estas características tienen un aspecto positivo y también otro negativo, y podemos autoengañarnos y caer en la inacción o en la falsa eficacia.

 

Para el cuerpo (y las cosas físicas) es orden

El orden es fruto de nuestra voluntad, que es una de las características del espíritu; y la voluntad se expresa como disciplina: donde hay disciplina hay fuerza de voluntad. En todo lo físico podemos apreciar los resultados más rápidamente. Ejemplo: si una habitación está o no ordenada.

eficacia Delia steinberg guzman
Filmación institucional, Madrid, 2013.

Lo positivo

Hacer «que cada cosa esté en su lugar». «Encontrar para cada cosa su lugar más efectivo, donde esa cosa sirve, eso es orden».

En lo físico esto nos hace darnos cuenta de la cantidad de objetos inservibles que tenemos y que seguimos guardando «por si acaso» o por nostalgia. La solución es desprendernos de ellos. En este punto, Delia Steinberg insiste en la importancia de esta acción de desprendernos de lo ya inútil, porque lo que hacemos en lo físico se refleja en lo psicológico y mental, y viceversa; y la necesidad de dejar espacio a emociones más profundas y elevadas y a ideas mejores y más firmes. El profesor Jorge Livraga ponía el ejemplo de por qué en todos los templos y centros de formación espiritual al que empieza como novicio o discípulo se le ponía a barrer: para que llegara a percibir que lo mismo que hacía con la escoba ha de hacerlo con su mente y emociones. Afirma Delia Steinberg que «generar orden es crear espacio para el orden». Y muchas veces, lo primero que necesitamos es espacio.

Lo negativo

Acomodar cosas, apilarlas, amontonarlas… y como dijimos antes: acumular cosas que ya no nos sirven. (Hay una enseñanza oriental que dice: «Cuando llegues a la cima de la montaña, el bastón que te ha ayudado es un obstáculo».)

La importancia del orden: recomendaciones

— Ordenar es poner las cosas en su sitio, no en cualquier sitio sino en el suyo. Por eso, «si hay orden hay eficacia», porque es el orden el que nos permite que haya eficacia. «A más orden, más eficacia; a más desorden, más ineficacia». ¿Y si no encuentro sitio para las cosas? «¡Usa la imaginación!»… hasta encontrar «su» lugar. También nos recordaba que cada persona tiene su tipo de orden, y que lo importante es que sepamos dónde están las cosas para cuando las necesitemos.

— Se empieza por lo físico, pero hay que ir poniendo orden paulatinamente en todos los planos de la personalidad:

* Orden en la energía o vitalidad: aprovechar el tiempo, incluyendo el saber descansar.

* Orden en las emociones: saber claramente qué sentimos ante las circunstancias de la vida, ante las personas (familiares, amigos, desconocidos…) y ante nosotros mismos. Es «tener claridad de sentimientos». Hemos de dejar de escudarnos en la comodidad del «Es que en realidad no sé muy bien lo que siento».

* Orden en las ideas: «Tener cada idea en su sitio. Esto nos daría claridad porque nos permite relacionar bien las ideas y poder seguir construyéndo(nos)». Muchas veces dejamos de autoconstruirnos porque nuestras ideas, aunque sean buenas, están dispersas.

Jorge Livraga enseñaba que el orden deja pasar la luz y aporta siempre claridad. Ponía el ejemplo de la diferencia entre un trozo de carbón y un diamante: el diamante tiene sus moléculas ordenadas, el carbón no.

 

Para la energía y vitalidad es ritmo

Lo positivo

«Encontrar la secuencia que nos permite mantener continuidad». «El secreto del ritmo no está en hoy sí y mañana no, está en la continuidad». Y como ejemplo, el ritmo del corazón. Consejos:

— Cada cual ha de encontrar su ritmo, el suyo propio.

— No caer en el error de «la falsa juventud», donde hay que hacer muchas cosas para sentirse vivo. ¡No! Lo que hay que hacer es «hacer las cosas bien y con continuidad».

Lo negativo

«Hacer del ritmo mecanicidad, con conciencia de mecanicidad y aburrimiento» es perder la conciencia de lo que hacemos: perder la finalidad, el sentido del por qué y para qué hacemos las cosas. Consejo: de vez en cuando, detente a pensar la finalidad de lo que estás haciendo.

eficacia Delia steinberg guzman
Congreso de Filosofía y Voluntariado, Croacia, 2014.

Hay cosas que son mecánicas, pero no por ello han de ser aburridas. Consejo: cada vez que reinicies una tarea, la que sea, hazlo con una idea de aprendizaje y de perfeccionamiento, «voy a aprender algo nuevo y lo voy a hacer mejor».

«Hay una gran diferencia entre un ritmo continuo y una mecanicidad continua. Puede que creamos haber adquirido un cierto ritmo y lo único que hemos adquirido es un hábito». (Los hábitos son acciones mecánicas inconscientes. Cuando son fruto del esfuerzo consciente se transforman en técnicas en el mundo laboral, en buena educación o cortesía en las relaciones sociales, y en lo profundamente humano y metafísico son virtudes como elevada condición humana.)

 

Para las emociones o psique es responsabilidad

Lo positivo

Responsabilidad como «un elevado sentido del deber: lo que debo hacer, lo que se espera de mí». Está en íntima relación con nuestra identidad y con la disciplina: saber quién soy y qué se espera de mí. Es cumplir con nuestro deber porque «es nuestro». Y esto se aplica también cuando tenemos un trabajo que no nos gusta. Consejo: como te has comprometido —responsabilizado— a cumplirlo, hazlo lo mejor que sepas, con alegría; (si te amargas, es como una bola de nieve que no para de crecer y termina destruyéndote… y a los que te rodean. Recuerda que tu estado de ánimo afecta a lo que hagas y a los que te rodean, especialmente a los que quieres y te quieren. Como enseña el estoico Epicteto: «Preocúpate tan solo de lo que depende de ti».)

Lo negativo

«Cuando se transforma en orgullo».

eficacia Delia steinberg guzman
Congreso Internacional de Filosofía y Voluntariado, 2005.
  1. a) Y creemos que somos perfectos y todo lo que hacemos lo hacemos muy bien y, por tanto, «somos muy responsables». Con esta actitud, «perdemos la posibilidad del perfeccionamiento», pues siempre podemos hacerlo mejor, y nos lleva al estancamiento. Como señala Delia Steinberg, «las cosas que hemos hecho bien son nada más que un paso para hacerlas mejor aún».
  2. b) O cuando ese orgullo es una excusa para esconder nuestras propias capacidades y que no nos pidan algo más.

 

Y para la mente es afirmación o seguridad en uno mismo

Lo positivo

Se fundamenta en lo que yo sé y en lo que yo puedo hacer. El fin de la efectividad es «poder hacer y hacerlo bien». Muchos se afirman en lo que ya saben, pero «la verdadera afirmación debería estar en lo que podemos hacer».

«Afirmación es la seguridad que nos proporciona todo aquello que somos capaces de hacer, y de hacerlo bien». Y esto en todos los aspectos de la vida, no solo en lo metafísico: cuando uno siente que algo puede hacerlo bien porque ya lo ha probado y le ha salido bien, «y puede volver a hacerlo tantas veces como sea necesario y cada vez mejor». Y la afirmación necesita de la organización: ideas claras y ordenadas, tener claras las prioridades de nuestra vida para darle a cada cosa su verdadero valor y la atención y energía necesarias.

Lo negativo

  1. a) La vanidad. El creerse el mejor. Si a nivel emocional estaba el orgullo de la responsabilidad, «Todo lo que yo hago es perfecto», a nivel mental es la vanidad de la afirmación «¡Soy el mejor!».
  2. b) La rutina o mecanización mental: muchas ideas pero dispersas, sin orden. ¿Cómo diferenciar si tenemos una buena organización o no? «La organización es un verdadero orden y una verdadera disciplina; es algo vital y deja paso a los imprevistos. Si cuando estamos muy organizados un imprevisto nos desequilibra, es rutina».

 

Recomendaciones finales

«Tenemos que vernos todos los días como constructores» (de nuestro propio edificio, de nuestro proyecto de vida). Y verlo crecer cada día un poquito, trabajando en las cuatro paredes del mismo: la física, la energética, la emocional y la mental.

[1] Para una visión sintética más amplia: Los siete senderos de la evolución espiritual, Jorge Ángel Livraga. Ed. NA. Colección Perlas de Sabiduría.

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