Los cuentos tradicionales son un elemento cultural que siempre ha acompañado la educación de las personas que conforman una sociedad, pero, por alguna razón, muchos de nosotros relegamos el cuento a «eso que me contaba mi abuelo/a» y, cuando crecemos, olvidamos los mundos y lecciones que captamos con ellos.
El presente artículo está hecho por el equipo SIMBOLISMO EN LOS CUENTOS. Somos un grupo de apasionados por las tradiciones narrativas, con el objetivo de proteger del olvido todo el conocimiento que guardan estas historias que se transmitían de generación en generación, exponiéndolo en formato podcast mediante la plataforma de YouTube.
En nuestros programas, ofrecemos narraciones de cuentos tradicionales y, después, extraemos el simbolismo que obtenemos como fruto de nuestras investigaciones y reflexiones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, en realidad, un cuento tiene varias interpretaciones posibles, todas ellas muy interesantes y válidas. A nuestro pesar, al preparar cada episodio o entrega, nos vemos obligados a escoger un solo camino de interpretación para que las ideas queden más claras a la hora de transmitirlas.
Uno de los cuentos que tuvimos el placer de analizar fue el conocido Caperucita Roja, en su versión original, titulado La falsa abuela (La finta nonna). En el podcast, expusimos una de sus posibles claves de interpretación, pero lo cierto es que, durante la fase de investigación del simbolismo de dicha historia, encontramos que tal vez podría tener una explicación alternativa… ¿Quieres saber cuál es?
Como imagino que recordarás, el cuento comienza presentando a Caperucita como una niña que viste con una caperuza roja —de ahí su nombre—, y lo primero que nos dicen es que su madre le da una cesta para su abuela, pues está enferma. Para llevarle dicha cesta, Caperucita deberá atravesar el bosque, donde conocerá al Lobo Feroz. Este personaje le planteará varias pruebas, comenzando por escoger entre un camino de agujas y uno de alfileres; tras escoger el camino más largo, es decir, el de agujas, Caperucita llegará a la casa, donde el Lobo tratará de engañarla, disfrazado de su abuela. Le servirá la carne y la sangre de esta para que la ingiera y después, le hará arrojar toda su ropa en la hoguera, pues «nunca más la necesitará». Tras esta escena, Caperucita se mete en la cama con quien ella cree que es su abuela, donde, tras el diálogo más famoso del cuento, descubre que en realidad se trata del Lobo. Este tratará de retenerla atándola a la cama con un hilo de lana, pero nuestra protagonista se deshará fácilmente de esta atadura ligando el hilo a un ciruelo. Finalmente, el Lobo se dará cuenta y correrá tras Caperucita, quien se librará del Lobo cruzando un río.
Si quieres conocer este cuento con más detalle, aquí te dejo un enlace a la narración del podcast: https://www.youtube.com/watch?v=Eph9DFeuj5A&t=4s
Primera fase: Érase una vez… Análisis simbólico
Para comprender las claves simbólicas de un cuento, podemos empezar por analizar a su protagonista. Bajo esta interpretación, Caperucita representa nuestro espíritu, la parte inmutable de nuestra alma que siempre permanece, que es inmortal. Las protagonistas femeninas representan al alma, y el hecho de que sea una niña nos describe la pureza de su estado (el espíritu limpio e inocente, aquello que debemos descubrir en nosotros). Lo distintivo en esta historia es que la protagonista lleva una caperuza roja: podemos decir que la ropa, en los cuentos, simboliza una máscara (dependerá mucho de su contexto qué tipo de máscara sea, si positiva como una virtud o si molestamente necesaria, como la personalidad, el carácter o una actitud). Su color rojo alude a la sangre, a la vida. Es decir, Caperucita Roja es el alma encarnada; es el alma vestida con la sangre, vestida con el cuerpo.
La historia comienza con la madre diciéndonos que la abuela está enferma y debemos llevarle una cesta. Así vemos que este cuento recoge el simbolismo de las diosas con tres caras, utilizado tantas veces en culturas como la celta con Brigit, la griega con Hécate, etc., pues en este cuento tenemos también a la niña (Caperucita), la joven (su madre) y la anciana (la abuelita). Acogiéndonos a una de las claves de interpretación de este símbolo, tanto en las religiones como en los cuentos, estas tres caras representan los tres estados del alma: un alma joven e inexperta (que se corresponde con la niña/Caperucita Roja), un alma madura (la mujer/la madre del cuento) y un alma sabia (la anciana/la abuelita del cuento). Así pues, recordando que todos los personajes de un cuento reflejan facetas de nosotros mismos, no pasemos por alto que es nuestra parte madura la que le entrega a nuestra alma niña los dones (cesta), para entregárselos a nuestra sabiduría interior. Bonito, ¿no?
En efecto, Caperucita porta una cesta cuyo contenido varía bastante según las versiones. Sin embargo, se repiten con frecuencia las flores, la miel y la leche, que, curiosamente, son elementos típicos vinculados a las ofrendas y los procesos de creación de vida-muerte en algunas culturas. Dicha cesta también puede ser interpretada como los regalos que nos llevamos de otras vidas, lo que aprendimos y no perdemos de vida en vida, nuestras semillas de oro.
El bosque en el que se adentra el espíritu al encarnar es la vida misma. El bosque es el lugar donde pasamos nuestras pruebas, donde adquirimos experiencia. Por eso el bosque es el segundo escenario, pues no olvidemos que partimos de un hogar y nos dirigimos hacia otro. Es exactamente igual que nuestros ciclos de vida y muerte: nuestro espíritu sale de algún lugar, vive, y después, llega a otro lugar.
Respecto al lugar de destino, sabemos que es la casa de la abuela. Fiel reflejo, pues en el mismo momento en el que nacemos (nos ponemos la caperuza roja y nos adentramos en el bosque), nos encaminamos hacia la vejez.
Segunda fase: en el bosque, en la vida
No pasará mucho tiempo hasta que nos encontremos a nuestro lobo interior…
Asociada a la noche, la figura del lobo presenta una gran riqueza simbólica en la que se mezclan elementos positivos y negativos dependiendo de la cultura y de las diferentes claves de interpretación.
En el aspecto positivo, es el guardián de la noche, el ojo que nunca duerme, el defensor en los momentos difíciles, representados por la oscuridad. Su energía lo emparenta con el planeta Marte, el cual, según algunas tradiciones orientales, es la roja pupila que vigila en la noche en ausencia del Sol, es el «sol de la noche».
En su aspecto negativo, es el devorador, el destructor de lo material, es la parte salvaje e incontrolada del ser humano. En la misma línea, también simboliza el apego a la materia y a los bajos instintos.
Pero en nuestra interpretación, podemos decir que el Lobo Feroz vendrá a representar una especie de mezcla de estos dos aspectos:
Por una parte, el Lobo será la materia misma, lo que percibimos a través de nuestros sentidos al vivir. Por eso nos lo encontramos en el bosque.
Por otra parte, resulta curioso recordar aquí al dios egipcio que acompañaba a los muertos al otro lado: no era otro que Anubis, al cual se le representaba como un hombre con cabeza de chacal, primo del lobo en la familia de los canes.
En realidad, debemos percibir al Lobo como un compañero de viaje. Es necesario que comprendamos que no es ni bueno ni malo; el Lobo, al igual que la muerte, tan solo es. El cuento nos invita a familiarizarnos con el proceso de la muerte, pues es un trance por el que todos pasaremos tarde o temprano. Morir es un paso natural hacia otro tipo de vida, es salir de la casa conocida para dirigirnos a la casa de la abuela a la que tanto queremos. Probablemente hayamos ido muchas veces a casa de la abuela, pero al igual que a nuestra Caperucita, a nosotros también se nos olvida porque nos entretenemos conversando con el Lobo, conversando con la materia.
Quizás por eso tenga sentido que sea precisamente la materia, el mundo, quien nos guíe hasta la siguiente fase.
Tercera fase: tomar una decisión, elegir entre dos caminos
El Lobo —que como ya hemos dicho es la materia— le pregunta a nuestra alma qué camino quiere escoger, ¿el de las agujas o el de los alfileres?
Pero ¿qué significa esto?
En el cuento, Caperucita escoge el camino de las agujas, que es el más largo. Aunque en el cuento no especifica que el camino de agujas sea un camino en el que se debe coser, lo cierto es que las agujas, como utensilio de costura, pueden ser consideradas como un canal o herramienta necesaria para que el acto de hilar sea posible.
Bajo este prisma, encontramos que tejer simboliza el nacimiento y la vida. Asimismo, abrir y cerrar el telar, los latidos del corazón; y el esfuerzo de la tejedora, el parto que origina la vida. De ahí que, desde tiempos remotos, a las tejedoras se les considere madres de la creación.
Teniendo en cuenta este simbolismo, es lógico pensar que el alma escoja el camino de las agujas, ya que decíamos que acaba de encarnar, por lo que elige el camino de la vida, que además es el más largo, es decir, el camino que más tiempo nos mantendrá alejados de la casa de la abuela/la vejez.
Por el contrario, el Lobo sigue el camino de los alfileres, que resulta ser un atajo a casa de la abuela. Si concebimos al Lobo como un acompañante hacia la muerte, resulta llamativo que recorramos el camino de la vida (el camino de las agujas) sin él, para reencontrarnos tan solo en el momento en el que llegamos a nuestro destino final.
Cuarta fase: en casa de la abuela
A estas alturas, todos sabemos lo que hace el Lobo con la pobre anciana. Y aunque pueda parecernos una atrocidad, simbólicamente, sin embargo, el Lobo (nuestro guía en este viaje al más allá) se está preparando para recibirnos.
Supongo que todos coincidiremos en que el momento de la muerte es aterrador para la mayoría de los seres humanos, por lo que puede ser un impacto para el alma, que de momento, anda felizmente por el camino de la vida.
La sabiduría tradicional nos explica que, así como al nacer no estamos solos, pues siempre hay alguien esperando por nosotros, en la otra cara de la vida pasa lo mismo: nuestro Anubis nos está esperando, disfrazado de las personas en las que confiamos y amamos en vida. Así pues, el lobo se hace pasar por la abuela para que, en el momento de cruzar la puerta, no sintamos miedo y entremos en la siguiente dimensión tranquilamente.
Tras recorrer nuestro camino de agujas (ojalá no te estés pinchando demasiado), entramos en la casa de la vejez, la enfermedad y la muerte; es decir, ha llegado nuestro momento.
Hemos llegado a la casa de la abuela, donde el Lobo debe empezar a prepararnos para el momento de la despedida, pues hemos llegado al final de nuestro camino: la vida terminará aquí. Probablemente, el momento en el que cruzamos la puerta y entramos en la casa sea el momento en el que nuestro corazón físico deje de latir.
Ha llegado el momento de asimilar qué hemos hecho en vida y desprendernos de nuestro cuerpo.
Etapas en casa de la abuela: banquete, fuego y cama
a) Banquete
De esta forma, el Lobo, disfrazado de algo conocido, nos animará a ingerir la carne y la sangre de la abuela. Ha llegado el momento de tomar el fruto de nuestras acciones en vida. La materia (carne) y la energía (sangre) deben ser ingeridas por el alma, nuestro verdadero yo. Como aquel viejo Cronos que devoraba a sus hijos, Caperucita deberá devorar a su abuela.
Y es que el famoso mito griego en el que el titán Cronos (dios del tiempo) se comía a sus hijos era una metáfora que nos explicaba que, con el pasar del tiempo, todo termina muriendo; el tiempo comienza y termina las cosas. Si asumimos que la abuela no es solo la vejez, sino también la experiencia, podemos entender que el alma está asimilando las experiencias que obtuvo a lo largo de su vida, ofrecidas además por el Lobo, pues es en el mundo manifestado donde las adquirimos.
Dicen que al morir ves una película de tu vida pasar ante tus ojos. Puede que este momento venga a representar lo mismo, ya que, como comprenderás, cuando se elaboró este maravilloso cuento, no existía el cine.
Si retomamos el cuento, recordaremos que en esta escena también encontramos al gato y al pájaro, quienes intentan alertar a Caperucita de lo que está haciendo con la esperanza de detenerla. Los animales del bosque, a veces representan pequeñas voces que tenemos en nuestro subconsciente, en nuestra mente. Es posible que estas señales de alarma sean los intentos del alma por detener el proceso de muerte.
Curiosamente, además, estos animales están relacionados con el más allá: Se dice que los gatos pueden ver a seres de otros planos, mientras que los pájaros, al tener alas, son animales celestes que representan lo sutil, lo ligero. Es decir, durante este pasaje, empezamos a comprender que estamos desencarnando.
Otro detalle a destacar de esta fase es que el Lobo exige a Caperucita que espante a los animalillos arrojándoles un zapato («¡Haz callar a ese gato ruidoso!», «¡Haz callar a ese pájaro ruidoso!»). Quizás nuestro compañero no los hace callar por el contenido del mensaje, sino por la manera en la que nos lo dan. Anubis nos pide acallar los instintos de supervivencia, pues es necesario que continuemos con el proceso y asimilemos nuestra vida. Puede que, si no le obedecemos, nos convirtamos en uno de esos curiosos casos en los que se diagnostica muerte clínica, pero segundos o minutos después, se logra volver a la vida… ¿Quién sabe?
Respecto al arma que escoge, el zapato, mantengamos presente que es una prenda de ropa, al igual que la caperuza, con el matiz de que el zapato está diseñado para la parte más baja del cuerpo: los pies. Es decir, lo más básico de nuestro cuerpo, como básicos son nuestros signos vitales, como el pulso, la respiración, el color de la piel, la rigidez del cuerpo… Quizá, al desprendernos de nuestros zapatos, de alguna manera nos estamos desprendiendo también de nuestras funciones vitales. Por eso son los argumentos que le lanzamos a nuestros instintos de supervivencia.
b) Fuego
Una vez terminado el banquete, el Lobo nos invitará a la cama, pero antes deberemos quemar nuestras ropas en la chimenea. Si recordamos el significado de la capa, es bastante sencillo de comprender: es hora de abandonar la personalidad.
Es evidente la relación que este acto tiene con las honras fúnebres en las que incineramos el cadáver para despedirnos de nuestros seres queridos. El alma también deberá incinerar a quien fue en su vida pasada, despedirse de su antiguo nombre y prepararse para terminar su viaje. El cuento evidencia esta relación mediante el diálogo entre Caperucita y su Lobo, cuando este insiste en que queme su ropa, pues «nunca más la necesitará».
c) Cama
Llegamos al momento más destacado en el cuento, cuando Caperucita hace un repaso de los cinco sentidos, tal y como explicamos en el podcast.
«—Abuelita, qué ojos más grandes tienes.
—Son para verte mejor.
—Abuelita, qué orejas más grandes tienes.
—Son para oírte mejor.
—Abuelita, qué nariz más grande tienes.
—Es para olerte mejor.
—Abuelita, qué brazos más peludos tienes.
—Son para darte calor.
—Abuelita, qué boca más grande tienes.
—¡Es para ¡comerte mejor!»
Se produce el desapego definitivo de la materia, hecho que se representa con el diálogo y el repaso de los cinco sentidos. En este momento, nos damos cuenta de quién es nuestro verdadero interlocutor. El alma termina de asimilar que está falleciendo y nos percatamos de que el cuerpo y la materia, y esos cinco sentidos en los que habíamos confiado siempre, son tan solo un disfraz del mundo.
Pero pensad por un momento… La persona acaba de comprender que se ha desprendido de su cuerpo… pero sigue procesando y viviendo… ¿No creéis que este momento debe de ser impactante?
Tan impactante, por ejemplo, como darse cuenta de que el ser que te acompaña es, en realidad, un psicopompo. Finalmente, vemos su naturaleza «destructora», pues ciertamente, ha destruido la conexión que teníamos con la vida.
Comprenderemos entonces que el mundo y yo somos cosas distintas, que el tiempo que pasamos con cuerpo es una mera fase en el recorrido de la vida. De repente, nuestra forma de conocer el mundo nos desagrada, nos damos cuenta de que no es real, y reconocemos al lobo que hay tras el disfraz.
Reconectados por fin con nuestra conciencia, comprendemos que es el momento de pasar a la siguiente fase y evitamos que la materia nos consuma de nuevo, pues nuestra alma ya está desnuda de cuerpo y personalidad, y no tendría sentido quedarnos en la cama, mueble que representa el terreno físico, la materia.
Final del viaje
En el cuento se nos dice que el Lobo ata con un hilo de lana a Caperucita a la cama para que no huya. Sin embargo, quizá lo que realmente está haciendo nuestro Anubis es señalarnos el hilo que rodea nuestro tobillo metafísico, pues cuentan los hindúes que estamos atados al terreno de la materia desde que encarnamos. En sánscrito, esta atadura se llamaba antahkarana, el hilo de plata que une al alma con el cuerpo.
Y qué poética resulta la explicación del cuento de lo que sucederá después:
«Caperucita, al salir de la casa, logró desatarse el hilo con facilidad y lo anudó a un ciruelo para no levantar sospechas».
En efecto, nuestra alma saldrá de la última estación en la que habita la materia y se desprenderá de su nudo con facilidad; se desprenderá de su cuerpo al igual que un bebé se desprende del cordón umbilical que le unía a su anterior casa, el vientre de su madre.
Respecto al ciruelo, puede que por esto se pensara originalmente que el cuento provenía de China, pues su significado oriental cuadra perfectamente con el simbolismo de este cuento. Los ciruelos son símbolo de esperanza, belleza y pureza.
Dejamos atrás la vida con la esperanza de encontrar un más allá reparador, con la belleza de las despedidas pacíficas, y con la pureza del alma consciente de sus propios ciclos de vida-muerte.
Atamos el cuerpo al árbol de la vida y el alma marcha hacia su última parada en este camino: el río.
Al igual que la vida, el cuento también se termina. Todos conocemos la metáfora de «cruzar a la otra orilla», por lo que no nos sorprende reconocer que, cuando Caperucita atraviesa el río, el alma, finalmente, logra morir en paz.
Allá donde vamos, el mundo material no puede seguirnos, porque sencillamente no es el plano que le corresponde, y esto se refleja con el Lobo hundiéndose en las aguas del cambio, representadas mediante el río.
Respecto al agua, resulta curioso recordar que, en muchas mitologías, se nos explica que la vida y el mundo surgieron de unas aguas primordiales. La materia debe hundirse en dichas aguas primordiales para que el ciclo pueda volver a empezar en una nueva vida…
Conclusión
Los cuentos son un maravilloso tesoro que nos transmiten los consejos más valiosos. No quería despedirme sin resaltar la observación de cómo los cuentos y los mitos conviven en armonía, pues las ideas que nos transmite este relato son totalmente compatibles con las de las grandes religiones.
Por ejemplo: si cruzar el río significa fallecer definitivamente, esto nos da a entender que hay una etapa entre el momento de desconectar con el cuerpo y aquel en el que efectivamente morimos; idea que también rescatan algunas religiones y antiguas enseñanzas, en las que se nos dice que transcurren tres días entre ambos momentos (al tercer día, Jesucristo resucitó de entre los muertos), y en la casa de la abuela transcurren tres fases: banquete, fuego y cama.
Espero que trabajos como este sean testigos de todo lo que podemos aprender analizando el simbolismo que guardan los cuentos. Caperucita Roja significa ahora un consejo para prevenir a falsos maestros (interpretación que ofrecimos en el podcast), y la promesa de una vida tras la muerte del cuerpo.
Y recuerda: sé el héroe de tu propio cuento.
Muchas gracias por leer.
Si quieres escuchar nuestro podcast
https://www.youtube.com/watch?v=mAtRGvnVXaE&list=PL-LUGV_OoCMHuTALpFqZ1kA6d_LDpVU6A&index=5
Bibliografía
Albornoz, M. C. (2022). Simbolismo de… el bosque. Biblioteca Nueva Acrópolis.
Juárez Cossío, Daniel (2018, Febrero). La tejedora de Jaina. From Museo Nacional de Antropología: https://www.mna.inah.gob.mx/detalle_pieza_mes.php?id=64
Estés Pinkola, Clarissa (2019). Mujeres que corren con lobos. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial.
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Carrillo de Albornoz M. A. y Fernández M.Á. (2016). Simbolismo de… el hilo. Biblioteca Nueva Acrópolis.
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N. A. España (2022). Caperucita Roja [Grabado por Simbolismo en los Cuentos]. Castellón.
N. A. España (2023). Simbolismo del Gato en los cuentos. [Grabado por Simbolismo en los Cuentos]. Castellón.