No cabe duda de que la educación de los seres humanos es una de las tareas primordiales que tienen que abordar todas las sociedades, en todos los tiempos. Si los seres humanos han tenido una preocupación común es la de acompañar a los individuos para que «lleguen a ser lo que son», como decía el poeta y sabio Píndaro, que vivió en el siglo V antes de Cristo, preocupación que hizo suya Nietzsche. Tal es la meta a la que debemos llegar, y la educación sería el método que nos permite conseguirlo, lo cual da idea de la dificultad de aplicarlo.
A lo largo del tiempo, los seres humanos se han preocupado de desentrañar los misterios de la enseñanza, especialmente los filósofos, conscientes de las dificultades que encuentran las sociedades para encontrar los caminos que nos puedan llevar a quienes somos.
Platón quizá sea el filósofo más comprometido en explicar la educación de los ciudadanos y, entre numerosas ideas, nos advierte de que las almas «dotadas», si reciben una mala educación pueden corromperse y ser todo lo contrario de lo que podrían llegar a ser. Y a quienes quieren ser filósofos, recomienda convivir con lo divino y ordenado y ejercitarse en el método dialéctico, que ayuda a responder preguntas con claridad.