Un frío día de invierno, unos cuantos puercoespines apretujaban sus cuerpos unos contra otros para mantenerse calentitos. Pero a fuerza de apretujarse, no tardaron en picarse unos a otros con sus pinchos y tuvieron que separarse. Pero enseguida volvían a estar pelados de frío y su instinto les llevaba a acercarse de nuevo… Y otra vez volvían a molestarles los pinchazos.
Varias veces repitieron esta danza de acercarse y alejarse hasta que, por fin, encontraron la distancia justa.
Fábula alemana