A mediados de los años 30 del siglo XX, los físicos se dieron cuenta de que por cada partícula hay una partícula gemela, una antipartícula con carga opuesta. Fue un trabajo pionero de Paul Dirac, que se dio cuenta de que había un defecto en la ecuación de Schrödinger: solo describía a los electrones que se mueven a bajas velocidades, pero fallaba a velocidades altas, es decir, los objetos que se movían con las leyes de la relatividad encontradas por Einstein. Lo encontró buscando la belleza. Decía: “Si uno trabaja buscando la belleza de las ecuaciones, tiene una línea de avance segura”. Dirac ganó el premio Nobel en 1933. Modificó incluso la ecuación de Einstein y la correcta es:
E=+/- mc2
Solo unos años después de que Dirac predijera el antielectrón (llamado positrón, y que tiene una carga positiva), Carl Anderson lo descubrió. En 1955 el acelerador de partículas de la Universidad de California en Berkeley produjo el primer antiprotón. En principio, se pueden crear anti-átomos, anti-elementos, anti-personas, anti-Tierras, al menos teóricamente.
De momento, en el CERN, el gigantesco acelerador de partículas ha sido capaz de crear minúsculas cantidades de antihidrógeno. En un vacío puro, estos anti-átomos podrían vivir para siempre. Pero debido a impurezas y colisiones con las paredes, chocan con átomos ordinarios y se aniquilan, liberando energía.
De ahí la fantasía de algunos escritores acerca de bombas de antimateria que puedan crear un caos. Pero es casi imposible, pues actualmente es tan caro que producir siquiera unos pocos gramos de anti-átomos, llevaría a la bancarrota a cualquier empresa o Gobierno. En 2004 al CERN le costó 10 millones de dólares producir una billonésima de gramo de antimateria. Esta cantidad de antimateria genera una energía para mantener una bombilla encendida durante algunos minutos.
¿Es más fácil encontrar antimateria en el espacio exterior? Hasta ahora las búsquedas han dado muy poco resultado, nuestro universo está formado básicamente de materia. Las teorías hablan de una asimetría inicial (el porqué y consecuencias de esta asimetría está siendo objeto de una intensa investigación), y de que el universo es el residuo de la cancelación entre materia y antimateria. Para buscar de un modo sistemático antimateria en forma natural, en 2006 se puso en órbita el satélite PAMELA. Es una colaboración entre Rusia, Italia, Alemania y Suecia. Está diseñado para detectar rayos cósmicos procedentes de supernovas, o estrellas formadas enteramente de antimateria (buscando antihelio). Si existieran cantidades minúsculas de antimateria, sería posible cosecharla algún día y utilizarla para propulsar una nave estelar (ver dos artículos anteriores sobre naves solares).
¿Esta relación entre materia y antimateria es similar a la idea del yin-yang? El yin-yang nos hablaría de completura, no de aniquilación como la antimateria: la unión del yin y el yang conforma un círculo como símbolo del Todo, y el encuentro entre la materia y la antimateria da como resultado la Nada, pero ¿acaso la Nada y el Todo, como absolutos, pueden coincidir? En palabras de F. Pessoa:
Para ser grande, sé entero: Nada
… sé Todo en cada cosa. Pon cuanto eres
en lo mínimo que hagas.
Por eso la luna brilla toda
en cada lago, porque alta vive.