Poca higiene, menos recursos y mucha distancia de la sociedad occidental son los destinos elegidos cada vez por más personas para pasar sus vacaciones. A cambio, una ilusión cumplida: conocer la verdad del tercer mundo y arrimar un hombro donde más se necesita. Si este párrafo más que asustarte te atrae, aquí tienes el resto de la información que necesitas.
Son muchos los que siempre quisieron hacer de misioneros sin predicar por ello religión alguna, ni tener que quedarse sin trabajo por buenazos. Si éste es también tu sueño incumplido, hoy por hoy no resulta difícil encontrar organizaciones que lo hacen posible. Se trata de conocer el día a día de esos niños sin zapatos y camiseta rota que vemos en la tele, echarles una mano literalmente hablando, más allá de los 20 euros al mes, que también hacen lo suyo. Seguramente el calor del verano, el vecino de arriba y el trabajo por hacer tomarán otro matiz a la vuelta de este viaje.
UNA BUENA IDEA
Los destinos más habituales se encuentran en Sudamérica. Nicaragua, Honduras, Brasil o Perú reciben a dos o tres voluntarios por cada zona en que las ONG internacionales están trabajando. Sin embargo, parece que no en todos estos proyectos es posible insertar personas ajenas. Solo si un área concreta cumple una serie de requisitos de seguridad frente a posibles eventualidades no deseadas, se plantea aceptar voluntarios esporádicos en ella.
Las funciones principales que se realizan son sanitarias, educativas o de apoyo a trabajos físicos destinados al levantamiento de edificaciones, puentes, canalización de agua, cultivos, etc. Por una temporada nos convertimos en peones camineros, aparejadores o ingenieros agrónomos. En su mayor parte estos viajes se planifican en periodo estival. Su duración es aproximadamente de un mes, del cual tres semanas se dedican al apoyo en las áreas de trabajo y una a hacer turismo, descansar y compartir experiencias con los compañeros de otros campos en el mismo país. Es habitual que toda esta aventura sea gestionada por la propia organización, incluidos los billetes de avión, hospedaje, ocio y resto de trámites. Las fechas de los viajes están fijadas de antemano, no son elegibles por nosotros como lo haríamos en un catálogo de agencia aunque, dado el motivo, es posible que el jefe no nos ponga pegas para ajustar las vacaciones este año. De hecho, esta idea la están siguiendo grandes empresas como Telefónica, que facilitan este tipo de vacaciones a sus empleados, o el Ayuntamiento de Zaragoza, que busca contactos útiles a los ciudadanos.
FORMADOS PARA AYUDAR
En realidad, el único requisito imprescindible en la mayor parte de los casos es tener cumplidos 18 años. Esto no quita para que sean muy apreciados, debido a su obvia utilidad para los colectivos a los que nos dirigimos, los conocimientos y experiencia en los campos sanitario y educativo, así como el manejo de inglés o francés. Podemos también encontrar organizaciones específicas para algunos sectores profesionales, pero en general, para poder echar una mano, basta con tener la mayoría de edad y haber realizado los cursos oportunos que imparten las propias instituciones organizadoras del viaje. En alguna ocasión también exigen hacerse socio de la misma.
Todas las instituciones que organizan este tipo de vacaciones se preocupan de que las personas que van a viajar reciban una formación previa. El encuentro con los lugares de destino no debe ser traumático ni inesperado para parte alguna. ”La mayoría de los participantes no ve la necesidad de realizar una formación previa y les da mucha pereza. Lo que quieren es marchar. Pero luego la valoran muy positivamente, especialmente cuando llegan del viaje”, explica Jaume Casases, responsable del Área de Intercambios Norte-Sud de Setem-Catalunya.
En cuanto a los precios, oscilan entre mil quinientos y dos mil euros el mes completo, gastos de viaje, estancia y manutención incluidos.
PREPARANDO LA MALETA
Los usuarios experimentados en este tipo de colaboraciones con proyectos humanitarios nos han contado sus secretos a la hora de hacer la maleta. Cierto tipo de medicamentos resultan fundamentales, como los antidiarreicos, antigripales o protectores estomacales, productos que no debemos compartir con los habitantes del país de destino sin el consejo previo de un médico de la zona. Los repelentes de insectos se convertirán igualmente en un buen compañero de viaje. Un buen consejo es llevar una importante cantidad de toallitas húmedas. Dado que estamos acostumbrados a unas condiciones de higiene mayores a las que vamos a soportar, nos ayudarán a sentirnos más cómodos.
El móvil, por supuesto, para hablar de vez en cuando con nuestra casa de origen. Por último, un aviso curioso: lleva MP3. Parece ser que es raro sentirte solo en aquellos lugares en que la vida es más comunal. “Este aparatejo me ayudó a desconectar un rato y encontrar mi espacio cuando por fin volvía a la habitación o en mis ratos libres”, nos cuenta Irene Prada, quien colaboró en un proyecto peruano el pasado verano.
La vacunas más adecuadas dependen del país al que vayamos, incluso de la zona concreta que se va a visitar. En este sentido conviene consultar a la asociación responsable una vez elegido el destino concreto de nuestro viaje.
DURO PERO INOLVIDABLE
Irene Prada Montero, usuaria de vacaciones solidarias en Perú durante el verano de 2006, nos cuenta su experiencia. “Lo mejor de todo fue la gente, es encantadora y muy agradecida, todo lo que viniera de nosotras les parecía bien, aunque fuera la cosa mas insignificante”, afirma.
También queríamos conocer todo lo posible de la realidad de estas situaciones. ”En cuanto a lo peor de lo vivido, tengo que decir que voy a ser un poco superficial pero no pude soportar la comida de allí, y mira que yo para la comida nunca he tenido problemas, me como lo que sea, o eso creía, porque allí me dejaba los platos llenos y eso que la gente nos invitaba a comer a sus casas, imaginaros la situación angustiosa que pasaba todos los días. Ahora voy a ponerme más profunda: lo peor también es la impotencia, cuando haces un viaje de estos crees que te vas a comer el mundo y piensas que menos mal que vas TÚ a solucionar todo tipo de problemas, y cuando llegas allí te das cuenta de que tú no eres más que una gota en el
océano, y que lo único que puedes hacer es estar allí, convivir con la gente y escucharles porque están faltos de eso”, constata Irene con un gesto de afirmación consciente.
Pero este no es un viaje para todo el mundo, la usuaria se muestra rotunda al afirmar: “creo que sólo se debería ir si lo tienes muy claro, porque hay momentos duros, sobre todo cuando ves a los niños viviendo en esas condiciones, madres jovencísimas sin esperanza de nada, jóvenes de 30 años que parecen que tienen 50. Estas cosas afectan a todo el mundo tanto si tienes ganas de ir como si no, pero pienso que si vas sin estar totalmente convencido pueden afectarte mucho más. Sí, volvería a repetirlo, sin duda”.
ENLACES DE INTERÉS
DÓNDE ACUDIR.
http://www.solidaridad.org/vacaciones/
http://www.fuden.es/nav_fuden.cfm?ID_MENU=15 (ENFERMERAS)
http://www.ayudemosaunnino.org/viaje_voluntarios_2005.htmlhttp://cmisapp.ayto-zaragoza.es/ciudad/sectores/jovenes/cipaj/publicaciones/voluntariado05.htm
EXPOSICIÓN FOTOGRAFICA
http://www.hacesfalta.org/exposiciones/?id_expo=11