Editorial — 30 de septiembre de 2015 at 22:00

Buscar el sentido

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La vida de los seres humanos podría resumirse en una búsqueda del sentido, aun sin pretenderlo, pues se trata de una característica específicamente humana hacernos preguntas y encontrar las respuestas. Ese afán de conocer nos ha llevado muy lejos en el conocimiento científico y su aplicación en las diversas tecnologías, que nos hacen sentirnos orgullosos del progreso que hemos alcanzado.

Pero no siempre esos avances resuelven otras preguntas que tienen que ver con el alma, con el mundo interior, con el yo. Hemos llegado a extremos tales como negar absolutamente que puedan existir las respuestas que resuelven los enigmas más profundos del sentido de la existencia, que están en la base de nuestras experiencias, aunque no hablemos de ello, ni aparezca en los protocolos de las curaciones. Esa falta de respuestas lleva a mucha gente a la desesperación, a la angustia de no saber qué hacer con su vida, con todas las terribles secuelas que se reflejan también en la salud del cuerpo. Es fácil calcular la repercusión que tiene en la sociedad tal estado de ánimo de los individuos.

Algunos están empezando a romper ese silencio, o falta de atención para con las «cosas del espíritu» y nos ofrecen algunas conclusiones en forma de métodos y recomendaciones para que podamos reorientar nuestra mirada sobre nosotros mismos y ser capaces de ver más allá. Conscientes de los riesgos que corren y dispuestos a bogar contra corriente entre los que siguen afirmando que lo que no se ve o se percibe con los sentidos no existe.

Saben que tienen cabida en nuestras páginas, para que su voz se escuche y ayude a muchos buscadores del sentido, antes de que sea demasiado tarde.

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