Hallamos –cada tanto– las señales
que marcan el sentido de la senda.
La luz al corazón ¡entra a raudales!,
siguiendo sin cesar antiguas huellas.
Sabiéndonos unidos, mis amigos,
podremos ser capaces de proezas
que enfrenten la corriente de los ríos,
llevándonos, sin pausa, a nuestra meta.
Humildes, nos ponemos en camino
sintiendo, codo a codo, nuestra fuerza.
Concordia y confianza son los hilos
que anudan al futuro ¡cien estrellas!