Ninguna saga cinematográfica ha tenido tanto éxito como Star Wars , no solo de público y económico, sino también por el número de películas a que ha dado lugar y su extensión en el tiempo. Todos coinciden en que es algo más que un argumento cinematográfico, y que las interpetraciones desde distintos ámbitos de conocimiento que permite su guion le otorgan una riqueza de contenido añadida.
El éxito de taquilla que desde 1977 ha acompañado a cada una de las entregas cinematográficas de la saga Star Wars , la explotación exhaustiva del merchandising (multiplicado más si cabe por la compañía Disney), la legión de aficionados que se visten como los personajes de la franquicia o la incorporación de frases de las películas al lenguaje popular («Yo soy tu padre», «Que la Fuerza te acompañe», «Las rebeliones se basan en la esperanza»), han hecho de la saga un fenómeno de la cultura de masas y uno de los ejemplos habituales cuando se quieren definir conceptos como blockbuster o mainstreim . Sin embargo, esta idea generalizada entre la mayoría de los espectadores –y entre la crítica más hostil contra el universo creado por George Lucas– es solo la punta del iceberg de todo aquello que nos ofrece «el invento Lucas».
Más allá de las trepidantes escenas de acción, más allá de los espectaculares efectos especiales, más allá del fascinante «sentido de la maravilla» que revolucionó el cine a finales de los 70, Star Wars cuenta con una variedad inagotable de lecturas, mensajes e influencias culturales que amplifican su contenido y permiten al espectador adiestrado en esas claves comprender la profundidad del iceberg, disfrutando de la espectacularidad del envoltorio, pero sin dejarse cegar por él.
En este sentido, el historiador cinematográfico Michael G. Cornelius define el concepto subtexto como un código que únicamente aparece en las grandes obras de arte, un mensaje que no sustituye el contenido de las películas sino que las enriquece. Según este autor, los espectadores que descifran ese código son capaces de descubrir más mensajes que aquellos que se quedan en lo aparente. Un ejemplo paradigmático sería el cine de Alfred Hitchcock, con un envoltorio de cine de suspense, atractivo para el gran público, que esconde profundos elementos de psicoanálisis freudiano. El mismo juego es el que plantea Star Wars desde su primera entrega: un envoltorio accesible y fascinante para todos los espectadores, que esconde una variedad asombrosa de referentes culturales (literarios, cinematográficos, políticos, filosóficos, religiosos…).
Analizar tanta variedad de subtextos en un solo artículo resulta complicado, pero de entre todos ellos, existe uno que posiblemente podamos considerar como la raíz y el tronco de la saga. A la mayoría de los aficionados al cine, incluso a la mayoría de los seguidores de la franquicia, el nombre de Joseph Campbell le resultará desconocido. Sin embargo, es un personaje clave para entender el éxito de Star Wars .
Joseph Campbell fue, en la segunda mitad del siglo XX, uno de los máximos expertos en mitología comparada, un erudito que analizó los mitos universales a partir de los estudios de Sigmund Freud y Carl G. Jung, llegando a elaborar una compleja teoría para comprender los mitos, una teoría conocida como «monomito». Según Campbell, todos los mitos creados por el ser humano, independientemente de la cultura de donde surjan, cuentan con una serie de estructuras narrativas comunes, siendo «el viaje del héroe» el esquema más habitual en estas narraciones. La estructura del viaje del héroe estaría formada por una serie de etapas o hitos que el héroe mitológico debe superar para alcanzar su destino. No se trata de un corsé férreo, no es una plantilla fija e inmutable, pero buena parte de los mitos, cuentos de hadas, películas y sueños (como diría Christopher Vogler) se basan en este modelo narrativo.
La influencia de Campbell y su teoría del viaje del héroe en Star Wars resulta evidente. No solo porque investigadores o críticos la hayan descubierto como uno de los subtextos de la saga, sino porque el propio George Lucas lo ha reconocido en múltiples ocasiones. Tanto la peripecia de Anakin Vader en las precuelas, como la de Luke Skywalker en la trilogía original, están adaptadas a las etapas del «viaje heroico». Esta influencia puede detectarse incluso en el personaje de Rey, en la nueva trilogía producida por Disney.
Si aplicamos las etapas del viaje del héroe campbelliano a la saga, podemos descubrir que los tres personajes citados aparecen originariamente en el «mundo ordinario», la región en donde surgen los héroes de los mitos tradicionales, un lugar carente de aventuras y riesgos, identificado con el ámbito familiar más básico, como La Comarca para Frodo Bolsón en la aventura del Anillo único. La llegada de un heraldo (R2D2, Qui-Gon Jinn o BB8) les hace adentrarse en el «mundo extraordinario», aunque con evidentes reticencias iniciales (Luke se niega a acompañar a Obi-Wan, Anakin no quiere abandonar a su madre, Rey intenta regresar a Jakku). A pesar de este rechazo, los tres acceden a la aventura, se enfrentan con poderosos enemigos, deben superar su propia muerte para aniquilar con ello el ego y renacer como héroes (la escena más evidente de este proceso de muerte-renacimiento es la de Luke ahogándose en el vertedero de desperdicios de la Estrella de la Muerte).
De esta forma podemos identificar a Anakin, Luke o Rey con características muy similares a los antiguos héroes mitológicos. Pero este no es el único referente que conecta Star Wars con los mitos. Los mitemas, o elementos constantes de los mitos, suelen ser un recurso habitual en la saga. La búsqueda del padre por parte de Luke (obsesionado con su progenitor desde la primera entrega, algo que también descubrimos en la joven Jyn Erso de Rogue One ), le equipara con el intrépido y temerario Faetón, hijo de Helios, el que conduce el carro solar. El amor entre Anakin y Padmé en las precuelas equivale al «encuentro con la reina diosa del mundo», que hallamos en el Hieros gamos o matrimonio sagrado de la mitología grecolatina. La obsesión de Anakin por evitar la muerte de sus seres queridos entronca con la búsqueda de la inmortalidad por parte el primer héroe de la historia humana, el sumerio Gilgamesh; mientras que la caída de la orden jedi podemos identificarla con la desaparición de los idealizados caballeros del rey Arturo y la Mesa Redonda. Por su parte, el enfrentamiento entre Rey y Kylo Ren parece apuntar a un conflicto similar al bíblico pasaje de Caín y Abel, aunque esta idea debe confirmarse en las siguientes entregas.
Pero el elemento que conecta directamente la saga con los mitos universales es la idea del nacimiento milagroso del héroe. Según Shmi, Anakin Skywalker nace sin intervención de ningún varón («Yo le llevé dentro, le di a luz, le crie… no sé cómo explicarlo»). Esta concepción milagrosa se asemeja a un buen número de mitos en los que un dios, un héroe o un fundador religioso tienen un nacimiento sobrenatural, ya que su vida va a ser excepcional y por ese motivo es señalado por los dioses desde el comienzo. Así sucede con el príncipe Sidharta Gautama (el futuro Buda), con el dios azteca Huitzilopochtli, o con el propio Jesucristo, entre otros muchos. «Ella es virgen porque su esposo es lo Desconocido Invisible», asegura Joseph Campbell. En el caso de Anakin, su concepción por obra de los midiclorianos le conecta con lo «Desconocido Invisible» de la saga, es decir, con la fuerza . Su periplo posterior, como el de tantos otros héroes, no está exento de la caída en el Lado Oscuro (Hércules mató a varios integrantes de su familia por un ataque de locura antes de redimirse con las famosas doce pruebas, mientras que Gilgamesh era un rey despótico hasta iniciar el viaje en busca de la inmortalidad). El caso de Anakin y su conversión en Darth Vader también cuenta con un final redentor cuando es capaz de sacrificarse por el bien común, de entregar su vida arrojando al emperador por el abismo de la segunda Estrella de la Muerte.
Estos son algunos de los elementos que vinculan Star Wars con la mitología, y lo convierten, no solo en un ejemplo de cine comercial, sino en un auténtico mito contemporáneo. Ciertamente, los mitos surgieron en las sociedades primitivas como narraciones religiosas, pero, como recuerda Carlos García Gual, también podemos encontrarnos con mitos filosóficos, como los ideados por Platón, o mitos literarios, como el ciclo artúrico medieval. De esta forma, Star Wars sería un intento de resucitar las formas y los contenidos propios de los mitos tradicionales en una sociedad industrializada y globalizada. Como resultado, Lucas creó un mito contemporáneo y uno de los iconos más importantes de la cultura popular actual: Darth Vader, el hombre máquina, un símbolo evidente del hombre postmoderno y sus conflictos.