Este mes que tiene tantos ecos femeninos, ofrecemos nuestra revista cargada de ideas y de palabras que, como una sinfonía, nos ofrecen perspectivas muy interesantes y útiles para una vida más plena, que es la verdadera aspiración que podría abarcar todos nuestros sueños y deseos.
Y si hay un tema transversal que aparece en los artículos, una vez más, es la educación, lo cual se desprende de las biografías que contienen, curiosamente protagonizadas por mujeres. Una educación capaz de despertar lo que los seres humanos llevamos dentro, y no destinada a adiestrar o domesticar a ciudadanos dóciles. Educación que no termina con la adolescencia sino que dura toda la vida, tal como se desprende de la experiencia de quienes se dedican a una filosofía práctica, que sirva para ser mejor y vivir mejor.
Entre las apuestas valientes que recogemos, en un contexto social en el que se está prescindiendo de las humanidades, destacan las figuras de esas «niñas decididas» que, desde muy temprana edad, abrieron caminos de libertad, de pensamiento, de creación. Vencieron enormes dificultades, la oposición de mucha gente, el miedo y la desesperación. Y aquí, en estas páginas están sus nombres y su luminoso ejemplo.
Hemos aprendido mucho dialogando con las propuestas que llenan Esfinge este mes y estamos felices de compartir este aprendizaje con nuestros lectores y lectoras.
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