Imagino que los seguidores de filo rock no encontraréis extraño que «el rey del soul» forme parte de estas breves reflexiones acerca del rock y su relación con la filosofía. El pasado 10 de diciembre de 2017 se cumplieron 50 años de la trágica muerte de la gran voz del soul.
A Otis le encantaba el rock y escuchaba a los grupos y solistas de la época, como Rolling Stones, y Beatles, y en alguna ocasión manifestó que no quería quedarse solo en el soul. Quería explorar otras opciones musicales y dedicaba las veinticuatro horas del día en mejorar su música.
Para él la música era una fuerza poderosa para unir a los seres humanos.
Aunque su éxito más conocido es Sittin’ on the dock of the bay , el tema L ove Man es, en opinión de su hija Karla, el que mejor define el carácter de su padre. Otis, por encima de todo, quería amar a las personas. El soul era su instrumento para expresar sus emociones más elevadas, y la más elevada de todas es el amor:
Soy un hombre de amor,
me llaman el hombre Amor,
yo solo soy un hombre de amor, el hombre bueno.
Vivimos un momento histórico donde se echa de menos a los hombres buenos y justos.
Hace más de 2.500 años el gran filósofo chino Confucio ya nos hablaba de la necesidad de encontrar hombres buenos y justos para gobernar a los pueblos. Para Confucio, el hombre Ju es el que se gobierna a sí mismo en virtud de sus cualidades éticas, es un hombre de amplios principios morales, y que tiene la cualidad de saber estar en cada situación; no busca el provecho propio y trata de mejorar la vida de sus semejantes. Por eso, solo el que es capaz de gobernarse a sí mismo puede optar a gobernar a los demás.
Otis Redding, posiblemente no era un hombre Ju, pero con su voz, con su música logró mejorar la vida de los que le escucharon y los que todavía le seguimos escuchando.
« Un Ju es siempre amplio en sus conocimientos; cultiva su conducta sin cesar, y en su vida privada no se abandona. Cuando sale airoso, no se aparta de la verdad. En sus maneras personales, aprecia el vivir en paz y armonía con los demás. Cultiva la belleza de su carácter y es pausado en sus hábitos. Admira a los que son más inteligentes que él y es generoso con el pueblo» (Confucio).