No hallarás en mi morada
acabada perfección.
Si tan solo es lo que esperas,
no hallarás entonces ¡nada!
En mí solo encontrarás
voluntad para la marcha
y el saber que hay un camino
que se ofrece a la mirada.
¿Puede, acaso, el peregrino
llevar limpias las sandalias?
Esto es lo que te muestro:
la mochila a las espaldas
para cruzar el desierto
con provisiones del alma.
Sabemos que hay una Fuente
y sus aguas… ¡regaladas!
¿Tienes sed, amigo mío?
¡Vamos juntos a buscarla!
Y beberemos unidos
cuanto de bueno anhelabas…