Salgamos de la cueva, de la mano;
busquemos la salida, ¡se hace tarde!
El Sol que nos da vida ha retornado
y besa las montañas y los mares.
Escúchame en silencio unos momentos,
permite que mi fuerza te sostenga.
Al fin somos hermanos y sabemos
que Padre y Madre están en esa estrella.
Mantén en ella firme tu mirada,
hagamos de la acción nuestras ofrendas.
¡Que juntos nos encuentre la mañana!
Salgamos, de la mano, de la cueva…