Unas notas suaves al piano dan paso a una cálida voz femenina que nos recuerda en parte el magistral The Great Gig In The Sky de los Pink Floyd, y, de repente, suena, poderoso, uno de los mejores y más famosos riffs de Walter Giardino. Esto ocurre cuando unimos melodías procedentes de la música clásica con la potencia del heavy metal: estamos hablando de Rata Blanca.
El propio guitarrista afirma: «Escucho a Paganini, Bach, Mozart, Vivaldi y Beethoven con el mismo interés que a Deep Purple, Rainbow, Judas Priest, Accept y AC/DC».
En El reino olvidado encontramos una descripción un tanto espeluznante del momento actual:
Oí que los hombres perdidos están
en los dominios de la oscuridad.
La oscuridad, sabes que está
desolando la tierra y el mar.
Tiempos sin paz, odio y dolor.
Algunos autores como Umberto Eco y Roberto Vacca subrayan una serie de factores que nos hacen pensar que la humanidad está inmersa en una nueva Edad Media.
Dice Walter Giardino que «para ser feliz hay que ser valiente». De ahí que no es bueno caer en fatalismos y hay que tratar de buscar soluciones. Tampoco debemos olvidar que después de un periodo negro y oscuro siempre aparece un renacimiento.
Por eso es importante no caer en el desánimo. El ser humano, más que nunca, debe ser actor de su destino y no un mero espectador. La crisis actual no es solo económica, sino sobre todo moral. Hay un exceso de codicia, nos educan en la competitividad, aunque para ello haya que aplastar al que tenemos cerca.
Nuestro mundo debe asentarse en algo más que la economía y la tecnología. Deberíamos volver a ser más naturales y no continuar creyendo que nuestro planeta puede con todo, no podemos seguir siendo depredadores de nuestro propio planeta.
Giardino propone una solución para escapar de este mundo apocalíptico.
Tu corazón te llevará
hacia el reino olvidado, que está
solo dentro de ti.
Nuevamente nos encontramos con una otra versión del «Conócete a ti mismo». Ha llegado el momento de mirar dentro de cada uno de nosotros y cambiar lo que no nos gusta. Tal vez las soluciones y las respuestas estén en nuestro corazón, en el Reino Olvidado.
«Si quieres cambiar el mundo, tienes que empezar por cambiarte a ti mismo» (Confucio).