Naren Herrero (Argentina, 1979), a través de su último libro, Hinduismo para la vida moderna (Editorial Kairós), nos adentra en el vasto mundo del yoga y la filosofía de la India. El yoga, cada vez más practicado en su faceta física en Occidente, es un desconocido en otros aspectos más espirituales de esta cultura milenaria.
Periodista, escritor, profesor, viajero y amante de la India, el autor explica conceptos filosóficos profundos, el sentido de rituales, dioses, mantras, simbolismos y costumbres cotidianas que son poco o mal conocidos para los no hindúes, y lo hace de una forma amena y comprensible. Nacido en una familia practicante de yoga, vivió en diferentes países hasta asentarse en Barcelona, donde actualmente da cursos de hatha yoga y filosofía de la India.
Naren, hablemos del hinduismo: ¿religión o filosofía?
El hinduismo, más que una religión tal como se entiende en Occidente, es una cosmovisión que se basa en la contemplación de los principios eternos y universales que subyacen al macrocosmos y al microcosmos. Cómo ajustarse a esos principios es la enseñanza práctica del hinduismo. Hay un orden universal que debemos respetar y venerar. Ese orden incluye, entre otras cosas, que el sol sale cada mañana, que todo lo que nace muere, y que la esencia de todos los seres es más que materia, es espíritu.
¿Qué diferencias hay entre la filosofía hindú y la filosofía tradicional occidental?
Para la tradición hindú, toda la especulación filosófica va subordinada a la práctica. Es decir, para el hindú no sirve de nada debatir sobre grandes cuestiones filosóficas o místicas si no hay una aplicación de esas ideas en la vida personal. De hecho, la concepción tradicional es que primero hubo práctica y, a partir de allí, llegaron las conclusiones teóricas. La tradición hindú fomenta la experiencia personal directa como base para la teoría. Por ello no es tan importante la creencia que una persona tenga, sino más bien cómo vive y qué experimenta.
Para el hindú, ¿todo es sagrado?
Así es, para el hinduismo toda manifestación de vida es sagrada y no hay una separación tajante entre lo que llamamos sagrado y profano, sino que lo divino se encuentra en todas partes y en todos nosotros.
Nos cuenta en su libro que AHIMSA es la máxima sánscrita del hinduismo. ¿Qué simboliza?
Ahimsa significa ‘no dañar’ y es la regla ética básica para cualquier camino yóguico o de autoconocimiento. Sin respeto, cuidado y compasión por los demás seres, incluyendo el planeta, no se puede realmente llegar a conectar con nuestra esencia.
Usted menciona una iniciativa de alcance internacional llamada «Los lunes sin carne» que habla por sí sola… ¿qué progresión estima para dicha iniciativa?
Estimo que irá en aumento. Inevitablemente, aunque solo sea por escasez de recursos, la humanidad tendrá que ir volcándose cada vez más a una dieta vegetariana.
El yoga es una disciplina con muchos beneficios y cada vez más practicada en nuestra cultura…
El hatha yoga o yoga basado en ejercicios físicos tiene unos beneficios obvios para la salud corporal a nivel de flexibilidad y fuerza. Al mismo tiempo, la práctica correcta de sus ejercicios respiratorios mejora la capacidad pulmonar y aumenta el oxígeno en el flujo sanguíneo, lo que trae beneficios fisiológicos. De todos modos, esto es solo el comienzo, pues un cuerpo sano y una respiración suave y prolongada tienen como consecuencia una mente en calma. Y a fin de cuentas uno de los grandes tesoros que todos buscamos es paz mental.
Llega a Occidente, en sus orígenes, a través de Vivekananda, ¿no es cierto?
Si, Swami Vivekananda viajó desde la India a Chicago en 1893 para asistir al primer Parlamento de las Religiones. Sus ponencias causaron gran impresión y fueron un éxito debido a la presentación clara y científica de la filosofía yóguica. Él introdujo el yoga en sentido amplio, como una filosofía y una forma de vida, y no meramente como una gimnasia física.
Habla Vd. sobre la esvástica, símbolo propio del hinduismo…
Hay referencias de la esvástica en la India desde hace al menos cinco mil años, por ejemplo, en sellos de roca. Se trata de un símbolo solar y positivo que, con ligeras variantes, también aparece en otras civilizaciones a lo largo de la historia. Incluso a principios del siglo XX el sentido de la esvástica era positivo en todo el mundo. Justamente por eso el nazismo hizo una apropiación ilegítima en los años 30 y lo que era un símbolo de luz y bienestar terminó convirtiéndose, al menos en la visión occidental, en un emblema de crueldad y muerte. Actualmente, en la India, la esvástica se sigue utilizando de forma extendida y allí las connotaciones que tiene siguen siendo positivas. Ochenta años de mal uso no pueden anular milenios de carga positiva.
¿Es importante tener un maestro, un gurú?
Gurú significa alguien «con peso», es decir, con influencia en nuestra vida. Esotéricamente también refiere a «aquel que quita la oscuridad», ya que en la tradición hindú se entiende que un buscador espiritual sólo puede recorrer de forma segura el camino del autoconocimiento bajo la guía de alguien que ya ha recorrido ese camino. El gurú es como un faro que nos alumbra y nos inspira.
¿Y si uno no tiene un maestro?
En general, creo que cualquier persona que desea conocerse mejor a sí misma y que desea descubrir la realidad de las cosas busca guía afuera en diferentes formas. Ya sea un libro, un amigo o una religión, todos necesitamos un soporte y un consejero para transitar los momentos de confusión de la vida, que son muchos. En mi caso, tener un gurú es muy beneficioso en ese sentido.
A través de su libro comenta el valor de la obediencia por encima de la creatividad, y que pensar por uno mismo es considerado un acto subversivo.
El hinduismo es la tradición espiritual viva más antigua de la humanidad. Este mantenimiento a lo largo del tiempo y a pesar de las vicisitudes históricas se debe, en gran medida, a la cadena de transmisión ininterrumpida de conocimiento que llamamos linaje o tradición. En este sentido, el hinduismo valora mucho el hecho de mantener la tradición y desconfía de la innovación. Al mismo tiempo, la tradición artística y creativa dentro del hinduismo es enorme, pero siempre se realiza dentro de un marco tradicional, es decir, conociendo y dominando primero las bases.
Mencione alguna de las enseñanzas más importantes que le dio su maestro.
Swami Premananda respondía por carta a todas las personas que le escribían. Y en muchas de sus cartas nos escribía: «Piensa buenas cosas y sucederán buenas cosas». Esta idea de focalizarse en el aspecto positivo de la vida, en cultivar el contentamiento y la gratitud, creo que es fundamental para una existencia más plena y pacífica.
Usted menciona que el contentamiento es la sublimación de la felicidad.
El contentamiento es estar satisfecho con lo que tengo y lo que me sucede sin desear modificarlo. No se trata de resignación desesperanzada, sino de aceptación activa. Evidentemente, uno puede realizar acciones para cambiar su situación actual si lo considera adecuado, pero no por un rechazo a esa situación, sino porque ese cambio es beneficioso en algún modo. Mientras ese cambio llega (si es que llega), la actitud de contentamiento es clave para mantenernos en un estado de calma y de alegría interior.
El hinduismo ¿es una religión con muchos grandes dioses, Brahmán entre ellos?
Brahmán es la palabra más difundida para referirse a la Realidad Suprema o al Absoluto impersonal. Es decir, el sustrato a partir del cual surge toda manifestación, que nunca cambia y que está más allá de toda definición.
¿Qué significa «henoteísmo»?
Es una forma de politeísmo en que se aceptan varios dioses, pero solo uno es considerado superior. Algunos estudiosos han querido poner esa etiqueta al hinduismo, pero de forma imperfecta porque dentro de lo que llamamos hinduismo hay variadas escuelas teológicas y es complejo encontrar una definición que las agrupe a todas.
¿Y qué nos trasmite la vieja India sobre la muerte?
A menudo se dice que la muerte es un momento fundamental para toda persona, ya que puede determinar su siguiente nacimiento o, al menos, el estado de conciencia que ese ser tendrá en su próxima vida. Decir esto no implica que toda la vida sea secundaria y la muerte lo más importante, sino que un buen estado de conciencia a la hora de la muerte viene dado únicamente si a lo largo de toda la vida una persona ha cultivado ideas elevadas, palabras sublimes y acciones compasivas.
¿Y si no se cree en la reencarnación?
Quienes no creen en la reencarnación pueden estar de acuerdo también en que, para morir bien, es necesario vivir bien. O dicho de otra forma: uno muere como vive. Si vive con ansiedad, egoísmo o miedo, pues así morirá. Por tanto, uno debe pensar cómo le gustaría morir y actuar en consecuencia.
¿Qué relación hay entre «un alma vieja» y el «ablandamiento de corazón» que menciona en su obra?
«Alma vieja» es una expresión que se refiere a los seres que se considera que han pasado mayor número de encarnaciones y, por tanto, de experiencias. La vida es la oportunidad de descubrir quiénes somos y cuánta más experiencia tengamos, mayor será la conciencia de que todos somos manifestación de una misma realidad. De ahí surge naturalmente la empatía y la compasión.
Y hablando de grandes sentimientos, ¡qué bella analogía hinduista a la que hace referencia entre el loro y el amor… Me recuerda al papagayo de Ovidio, el gran poeta romano!
El loro es considerado un animal sagrado en el hinduismo, entre otras cosas porque se dice que es un animal que se empareja para toda la vida. Es decir, es un animal fiel. De allí que esté relacionado con el amor y se considere un animal auspicioso para las parejas. El dios hindú del amor sensual, llamado Kamadeva, viaja en un loro verde. Justamente ese color verde, en la India, tiene implicancias de amor puro y fidelidad.
Otros libros del autor: Kumbha Mela.
Blog: hijodevecino.net